lunes, 15 de diciembre de 2025

Yasunari Kawabata: Shinyu

Idioma original: Japonés

Título original: Shinyu (親友)

Año de publicación: 1954

Valoración: Está bien

Este libro aún no está traducido al español, y dudo que alguien lo haga. Es una de esas rarezas dentro de la obra de un autor consagrado. Así que, más que una recomendación, esto es la presentación de una curiosidad. 

En una entrada anterior, que pueden ver aquí, les conté cómo la academia suele dividir la literatura japonesa en dos grandes grupos según el estilo y las ambiciones del autor. Por un lado, la literatura “pura” (junbungaku), con pretensiones estilísticas que van más allá del argumento y centrada en la introspección, la psicología de los personajes y los dilemas existenciales (sí, literatura para mamadores). Por otro, la taishūbungaku, la literatura “para las masas”, cuyo objetivo principal es entretener (y vender).

Lo curioso del caso: el máximo exponente de la “literatura pura”, el Nobel Yasunari Kawabata, escribió una novelita para niñas. Por las ilustraciones puede intuirse el tono, muy de revista juvenil, tal como se publicó originalmente, en entregas mensuales (lo que no entiendo es la estética de esas imágenes: se supone que la historia transcurre en Tokio). 

La trama va así, a grandes rasgos: dos alumnas de un colegio femenino en Tokio (mejores amigas, de esas que se prometen no separarse nunca) ven tambalear su relación por una cadena de pequeños malentendidos: un comentario dicho a destiempo, una confidencia mal guardada, la presión de la familia y del colegio, un objeto extraviado que sirve de excusa y, sobre todo, ese orgullo adolescente que impide pedir perdón a tiempo. Entre cartas, encuentros en pasillos, excursiones escolares y visitas a casas donde el té siempre está listo, la narración acompaña la herida y su lenta cicatrización: celos, vergüenza, reconciliación. Todo muy “revista para niñas”, con capítulos que cierran casi siempre en un mini-cliffhanger moral.

¿En qué se parece a la obra “seria” de Kawabata? En la delicadeza para observar lo mínimo: un gesto de manos, una luz que entra por la ventana, el peso que adquiere un objeto cualquiera cuando lo mira alguien enamorado o dolido. También en el pudor: nadie declara nada en voz alta y, sin embargo, todo queda dicho. El tiempo, con sus leves cambios, manda más que la acción. ¿En qué difiere radicalmente? En que aquí hay un trazo didáctico y lineal, sin zonas ambiguas ni silencios peligrosos: no hay eros, no hay abismo, no hay ese vacío que en País de nieveMil grullas o Lo bello y lo triste deja al lector un poco desamparado. El lenguaje es más llano (incluso está escrito principalmente en hiragana, haciendo la lectura más fácil para los niños), la psicología menos quebrada, y el final funciona como un restablecimiento del orden con moraleja incluida. Incluso las ilustraciones abonan esa limpieza: moños, uniformes impecables, interiores casi ideales que no siempre casan con la Tokio real de posguerra que uno imagina.

Conclusión. Shinyu es una rareza simpática: un Kawabata “para todas las edades” que, sin deshonrar su firma, tampoco añade mucho a su territorio literario mayor. Interesa como cápsula de época (el mundo shōjo de los cincuenta, serializado y con ilustración de acompañamiento) y como recordatorio de que incluso los autores más “puros” escribían por encargo, probaban tonos, jugaban con formatos. ¿Es una lectura recomendada si lo tradujeran? Sí, por curiosidad; ¿lo perseguiría como objeto imprescindible? No. Está bien: se deja leer, se olvida sin dolor y, de paso, ayuda a entender mejor por contraste la potencia de la otra cara de Kawabata.

Otras obras de Yasunari Kawabata en ULAD: Una grulla en la taza de téLa bailarina de IzuLo bello y lo tristeLa casa de las bellas durmientes

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