Valoración: Loquísimo pero (o precisamente por eso) recomendable
Mapas terminales supuso, allá por 2017, el debut de la bonaerense Lucila Grossman. 24 años tenía por aquel entonces la autora y eso es algo que se nota en la novela, tanto por temática como por estilo y ritmo. Hasta cierto punto, podríamos decir que se trata de una novela generacional, un poco en la onda del Bajar es lo peor de Mariana Enriquez, aunque con un punto más pop y enloquecido.
Resumiendo brevemente el argumento, Mapas terminales es la historia de Jeni, una joven con una vida que se cae a pedazos (resacas, trabajos que se abandonan, relación de mierda con su padre...) y que, de golpe y porrazo, se ve convertida en una especie de Virgen María del siglo XXI tras dar a luz a una alimaña telepática con quien se comunica a través de una aplicación del teléfono móvil. ¡TOMA YA!
Y así, lo que inicialmente parece una novela sobre la angustia juvenil que tomará una vía trágica e intensita se convierte en un texto alucinado y alucinatorio en el que el humor negro, cierto misterio y un rollo ciencia-ficción de serie B se combinan para hablarnos de la soledad y la incomunicación en una sociedad aparentemente hiperconectada.
La novela tiene un ritmo vertiginoso. Aunque pudiera no parecerlo, la forma tiene gran importancia en la escritura de Grossman. Estamos ante una escritura eléctrica en la que predominan la frase breve, los cortes abruptos y cierta dispersión a tono con el estado de una protagonista que se mueve en una realidad distorsionada y en la que se combinan narración pura, prosa más o menos poética, hipervínculos, etc sin que todo ello salte por los aires.
En el lado menos positivo cabe citar una tendencia que me parece algo extendida en los jóvenes narradores (joder, parece que tengo 70 años!): la de hacer que casi todas las frases del texto sean sentencias lapidarias. No sé, parece que todo han de ser "frases más o menos trascendentes" y creo que a la novela le hubiese venido bien algo más de "aire". No sé si me explico.
En cualquier caso, buen debut con una novela que explora otras formas de narrar y que pese a los riesgos asumidos consigue salvar el examen con buena nota. Seguiremos atentos.
1 comentario:
Esa tendencia de dejar la frasecita célebre no sé si es más manifiesta en los autores noveles (tendría cierta lógica), pero sí que está horriblemente extendida entre otros muchos. Por lo visto a la gente le hace ilusión aparecer en las paginas de citas literarias, y además hay lectores a los que eso les encanta. Buf!
Por lo demás, el libro sí parece que tiene su gracia.
Saludos, bro.
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