Título original: Augustin Zimmermann
Año de publicación: 2016
Traducción: Patricia Gonzalo de Jesús
Valoración: Recomendable
Augustin Zimmermann es el debut narrativo de la escritora checa Zuzana Kultánová. Fue galardonado en 2016 con el premio Jiří Orten, concedido a autores menores de treinta años.
Antes que nada, aclaro algo: estamos frente a un novelón. Un novelón que derrocha factura artística, sensibilidad y subtexto. Un novelón que presenta a unos personajes muy humanos, psicológicamente complejos y con idiosincrasias particulares. Un novelón que hace un retrato de una época y lugar con una maestría inusitada.
Protagoniza dicho novelón el tal Augustin Zimmermann, un alcohólico vago, envidioso y violento. Fracasó como comerciante y es incapaz de mantener su oficio de molinero. Pega palizas a su mujer y aterroriza a sus hijos. Desdeña a sus conocidos, a quienes también mendiga dinero.
En apenas doscientas páginas seremos testigos de la debacle de Zimmermann y el resto de integrantes de su hogar. Veremos cómo transicionan de la pobreza a la miseria, de las dinámicas disfuncionales a la toxicidad absoluta.
Asimismo, esta obra nos trasladará hasta la Praga de la segunda mitad del siglo XIX. Escrutaremos los claroscuros de la revolución industrial, seremos testigos de las falsas promesas del modernismo y asistiremos al incremento de una desigualdad social y económica amparada por el progreso.
Al fin y al cabo, «este no es un mundo para individuos como Zimmermann. Por más que se hayan roto las antiguas cadenas y que todo apunte a un nuevo orden en el mundo, nada de eso incumbe a personas como él, personas que, atemporales, se arrastran por el mundo al mismo ritmo desde la noche de los tiempos. Las ideas brillantes y los grandes proyectos empresariales les son esquivos, al igual que el dinero, el respeto y la dignidad. Para Augutin el tiempo no discurre a través de formidables planes, obras literarias, joyas pictóricas, empresas u oficios, cálculos satisfactorios, sino bajo los augurios de un paulatino peregrinaje encaminado a una muerte que no conmoverá a nadie.»
En fin: insisto en que Augustin Zimmermann es un novelón. Un novelón oscuro, amargo, repleto de humanos aborrecibles y escenas grotescas, que contra todo pronóstico logra emocionarnos. Pocas veces una historia de autodestrucción, degradación y resentimiento me había parecido tan entretenida y profunda.
Por ponerle alguna pega a la obra de Kultánová, diré que, a mi juicio, tiene cierta tendencia a repetir información, a veces es demasiado enfática al ilustrar sus tesis, desaprovecha a determinados personajes y adolece de un final un tanto abrupto. En cualquier caso, repito por si todavía no ha quedado claro: estamos frente a un novelón.
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