Año de publicación: 2016
Valoración: recomendable
Según cierto razonamiento occaniano que gusta mucho a los polis de las películas norteamericanas, si algo camina como un pato, vuela como un pato, etc., entonces ya se sabe... Pero no siempre se acierta: este libro, por ejemplo, tiene formato de cómic, está formado por viñetas, como un cómic y publicado por una editorial de cómics... y sin embargo, no es un cómic. En realidad, se trata de un reportaje periodístico o, si se quiere afinar, de un fotorreportaje, puesto que dentro de las viñetas o hay dibujos, sino fotografías -convenientemente "pictorizadas", eso sí-, seleccionadas entre las, al parecer, miles que tomó el fotógrafo Carlos Spottorno cuando, junto con el periodista Guillermo Abril, realizaron una serie de reportajes para el diario El PAÍS sobre las fronteras de la Unión Europea.
Porque en eso consiste la grieta que menciona el título: la resquebrajadura que se abre, de forma más o menos notoria o aún imperceptible, en el bloque en principio sólido y hasta pulido que supone, en un mundo asediado por las guerras, la miseria, la inseguridad cotidiana, la existencia de la UE, un refugio al que tantos fugitivos de aquellos males quieren llegar. Como es lógico, los migrantes, ya lo sean por unas causas u otras, tienen una gran presencia a lo largo de todo el libro-reportaje, y sus autores los encuentran desde el comienzo, en la frontera de Melilla, hasta el final del libro, más allá del Círculo Polar Ártico, en la frontera entre Finlandia y Rusia. Pasando, por supuesto, por un hasta entonces indocumentado rescate de una embarcación abarrotada de personas en el Mediterráneo, cerca de Lampedusa o la crisis de los refugiados sirios en el 2015, en las fronteras de Hungría y Croacia.
Pero el libro no trata sólo de las migraciones e incluso éxodos que llegan a las fronteras europeas: también de los movimientos geoestratégicos y los conflictos bélicos que tienen lugar a sus puertas; en las fronteras entre Lituania y Estonia con Rusia y la de Polonia con Ucrania, se encontraron con maniobras de la OTAN y con asesores militares de países miembros de la misma, como respuesta a la anexión rusa de Crimea y la guerra en el Donbáss. La idea que viene a dar el libro es la de que tenemos (aunque por aquí abajo nos cae un poco lejos) un vecino poderoso e inquietante, cuyos movimientos -y no sólo en Ucrania, también en la guerra de Siria- suponen la apertura de nuevas grietas en la frontera de la Unión Europea; una visión que quizás no agrade a todo el mundo (pues el señor Putin también tiene sus admiradores), pero que en todo caso conviene tener en cuenta para entender lo que pasa en el mundo. Asimismo, el libro toca sólo de pasada -ya que cronológicamente los reportajes en que se basa son anteriores-, las grietas interiores, y no menos importantes, de la UE, como son el Brexit y el auge de la extrema derecha en prácticamente todos los estados de la Unión.
Lo más interesante del libro, además de ser un testimonio de las últimas crisis humanitarias -y humanas, algo que con frecuencia se nos olvida- que hemos vivido y aún vivimos en Europa, es la reflexión que cabe hacer, a partir de él, sobre el concepto de frontera, sobre su naturaleza y finalidad y sobre si realmente separan más que unen, o viceversa. Hoy en día, en que la demencial idea de convertirlas en muros impenetrables parece estar cada vez más extendida (y no sólo en EEUU, sino a lo largo y ancho del mundo), o simplemente la de hacerlas resurgir donde ya habían desaparecido, tal vez deberíamos pensar un poquito más sobre lo que queremos hacer con ellas y si lo que decidimos (o deciden por nosotros) beneficia o no a todo el mundo. Bueno, por lo menos hemos aprendido que a los contrabandistas de vodka seguro que sí... ; )
Porque en eso consiste la grieta que menciona el título: la resquebrajadura que se abre, de forma más o menos notoria o aún imperceptible, en el bloque en principio sólido y hasta pulido que supone, en un mundo asediado por las guerras, la miseria, la inseguridad cotidiana, la existencia de la UE, un refugio al que tantos fugitivos de aquellos males quieren llegar. Como es lógico, los migrantes, ya lo sean por unas causas u otras, tienen una gran presencia a lo largo de todo el libro-reportaje, y sus autores los encuentran desde el comienzo, en la frontera de Melilla, hasta el final del libro, más allá del Círculo Polar Ártico, en la frontera entre Finlandia y Rusia. Pasando, por supuesto, por un hasta entonces indocumentado rescate de una embarcación abarrotada de personas en el Mediterráneo, cerca de Lampedusa o la crisis de los refugiados sirios en el 2015, en las fronteras de Hungría y Croacia.
Pero el libro no trata sólo de las migraciones e incluso éxodos que llegan a las fronteras europeas: también de los movimientos geoestratégicos y los conflictos bélicos que tienen lugar a sus puertas; en las fronteras entre Lituania y Estonia con Rusia y la de Polonia con Ucrania, se encontraron con maniobras de la OTAN y con asesores militares de países miembros de la misma, como respuesta a la anexión rusa de Crimea y la guerra en el Donbáss. La idea que viene a dar el libro es la de que tenemos (aunque por aquí abajo nos cae un poco lejos) un vecino poderoso e inquietante, cuyos movimientos -y no sólo en Ucrania, también en la guerra de Siria- suponen la apertura de nuevas grietas en la frontera de la Unión Europea; una visión que quizás no agrade a todo el mundo (pues el señor Putin también tiene sus admiradores), pero que en todo caso conviene tener en cuenta para entender lo que pasa en el mundo. Asimismo, el libro toca sólo de pasada -ya que cronológicamente los reportajes en que se basa son anteriores-, las grietas interiores, y no menos importantes, de la UE, como son el Brexit y el auge de la extrema derecha en prácticamente todos los estados de la Unión.
Lo más interesante del libro, además de ser un testimonio de las últimas crisis humanitarias -y humanas, algo que con frecuencia se nos olvida- que hemos vivido y aún vivimos en Europa, es la reflexión que cabe hacer, a partir de él, sobre el concepto de frontera, sobre su naturaleza y finalidad y sobre si realmente separan más que unen, o viceversa. Hoy en día, en que la demencial idea de convertirlas en muros impenetrables parece estar cada vez más extendida (y no sólo en EEUU, sino a lo largo y ancho del mundo), o simplemente la de hacerlas resurgir donde ya habían desaparecido, tal vez deberíamos pensar un poquito más sobre lo que queremos hacer con ellas y si lo que decidimos (o deciden por nosotros) beneficia o no a todo el mundo. Bueno, por lo menos hemos aprendido que a los contrabandistas de vodka seguro que sí... ; )
2 comentarios:
Hola Juan:
Llevaba tiempo viéndolo en la biblioteca y lo iba dejando. Tu reseña me animó. Buff.. impresionante, doloroso, qué más puedo decir.
Un golpe fuerte a la conciencia y un trabajo muy bien hecho, de artista.
Gracias. Un saludo
Hola Lupita:
Es verdad que el libro está muy bien. Yo no he querido centrar la reseña en la parte más emotisí y dura, la de los migrantes, porque me parece que el libro aborda la existencia de las fronteras de una forma más profunda y amplia, pero sí que es quizás lo más significativo del libro.
Un saludo.
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