domingo, 12 de noviembre de 2023

Manuel Rivas: En salvaje compañía


Idioma original:
gallego
Título original: En salvaxe compaña
Traducción: Manuel Rivas
Año de publicación: 1994
Valoración: Muy recomendable

(Aviso: He leído este libro en el gallego original, por lo que no puedo opinar sobre la traducción).

Es Manuel Rivas un autor bien conocido por el gran público: en los 90 se realizaron un par de películas basadas en relatos suyos que disfrutaron de gran éxito de crítica y público y lo llevaron a la fama más allá de las fronteras gallegas. Dato curioso es que quizá en la actualidad sea más conocido por ser el padre del actor Martiño Rivas, protagonista de una serie de televisión en la que encarna a otro conocido actor porno. La vida es así.

Al grano: En este libro, una de sus primeras novelas, Rivas hace gala y honor de poder presumir de ser el heredero legítimo de la narrativa mágica del Merlín de Álvaro Cunqueiro. Nos sumerge en una Galicia llena de realismo mágico, donde realidad y fantasía se mezclan de forma natural desembocando en un mundo onírico, hermosísimo y lleno de vida, donde las personas no desaparecen al morir sino que renacen reencarnados en animales y disfrutan de una nueva vida más primitiva (lógicamente), más salvaje, pero también disfrutable, metiendo también en la mezcla narrativa algo de mitología e historia de Galicia.

Curiosísimos personajes, mezcla también cómo no de realidad y fantasía, nos llevan por un relato doble donde los animales (anteriores moradores del pueblo de Arán, que no pueden ir al cielo ni al infierno por una admonición del párroco) nos sirven de testigos excepcionales, con el cuervo Toimil dando cuenta al Rey de las aventuras y desventuras de los aranenses (¿será este el gentilicio correcto? Me lo acabo de inventar?), interviniendo en sus destinos y dirigiendo el pueblo desde las alturas.

Una parte más tierna, donde el protagonismo recae en Simón y Misia, cada uno por su lado, seres más mágicos y ensimismados en su propio mundo, contrasta con el lado más sucio y realista de la parte de Rosa y su familia. La emigración, la resignación de lo que no pudo haber sido y no fue, así como la nostalgia, son telón de fondo de la narración. 

Debo decir que es esta crítica un resultado de una relectura: aunque ya había leído este libro hace años, no había sabido disfrutarlo apropiadamente (quizá por el momento, quizá por mi juventud) y me había quedado en el recuerdo un regusto amargo. Con el tiempo fui leyendo más de la obra de Rivas, tanto anterior como posterior a este libro, y me animé de nuevo con esta novela: ha valido mucho la pena, convirtiéndose en mi libro favorito de este escritor. Y los tiene muy buenos. Para mí gusto es en esta novela donde Manuel Rivas alcanza su mayor nivel literario: por su parte siempre podemos contar con una buena metáfora, con estilismos muy bien trabajados y oportunos, con un estilo preciosista pero efectivo: no se enquista en la floritura, sino que avanza en la entrega de información. Quizá sea este el rasgo que más me gusta de su escritura. 

Con Manuel Rivas siempre podemos contar con un nivel muy alto en general, pero es que en este libro estaba de dulce. Me corroboro en mi afirmación, es mi libro preferido de él.

Tiene una forma de escribir muy propia, con larguísimas secciones sin utilizar el punto, simplemente separando la información a base de comas, sin respiro, con un gran sentido de la estructura y el ritmo, en el estilo de Vargas Llosa en Los Cachorros, o tantos otros autores que utilizaron y utilizarán ese recurso antes y después que él, como por ejemplo estoy haciendo yo ahora mismo en este párrafo. Pero son en el caso de Rivas mucho más largos todavía, de páginas enteras. Y uno las lee sin darse cuenta, pasan como agua.

Es este un recurso arriesgado pero que el autor domina a la perfección, dando como resultado una velocidad narrativa que convierte la lectura en un fluir ligero y muy disfrutable.

En fin, muy recomendable alto.


Todos los libros de Manuel Rivas reseñados en la ULAD aquí.