Año de publicación: 1990
Valoración: Bastante recomendable
¡Qué cosas esto de las ideas preconcebidas (y de la ignorancia, para qué nos vamos a engañar)!. Uno sabía que Sarduy fue crítico de arte en París y pensaba que su narrativa sería sesuda, complicada, tirando a pesada por exceso de seriedad. Algo de eso hay, sobre todo en lo referente a la complejidad de la novela, pero me llama muchísimo la atención lo divertido, burlesco y zumbón que es Cocuyo. No nos adelantemos.
Resulta sencillo en apariencia resumir el argumento de Cocuyo. Vendría a ser una novela de (de)formación en la que se narra, de una forma tremendamente particular (¿podríamos decir novela de (de)formación alucinatoria?, el paso de la infancia a la adolescencia y edad adulta de su protagonista. Claro que hay formas y formas de enfocar lo anterior, y en el caso de Sarduy creo que tiene mucho que ver con su experiencia personal.
Ambientada en la época de Batista, que coincide en el tiempo con la infancia y adolescencia de Sarduy, Cocuyo combina referencias clásicas y contemporáneas y hace uso de lo grotesco, lo absurdo, lo escatológico y lo mórbido para mostrarnos los espejos deformantes de la realidad de los que hablaba Valle Inclán. Entre las referencias clásicas, destaca la novela picaresca española (Cocuyo es un claro Lazarillo tropical); entre las más o menos contemporáneas, Borges (siempre), Lezama Lima + Carpentier y Oulipo, por la combinación de lo real y lo onírico, por el empleo de la sexualidad, por lo barroco de las descripciones y por el humor absurdo, escatológico, grotesco y muy vinculado al lenguaje, respectivamente.
No sé si debería decir esto, pero los capítulos 9 y 10 (La desilusión y Azulejos, con osamenta rumbera) me traen a la cabeza ciertos pasajes de la trilogía Cegador de Cartarescu. En concreto, esos que ocurren en cierto templo de Nueva Orleans, si no recuerdo mal. Vamos, que si Cartarescu no ha leído Cocuyo...
Sigo. Otros aspectos aun no citados pero que serían importantes en la novela, como por ejemplo:
- las referencias al cuerpo y al sexo, y siempre relacionados con el deseo o la aspiración de ser otro por parte de Cocuyo, quien esperaba a alguien pero sabía con certeza que nadie iba a llegar.
- lo pictórico. Puede parecer una obviedad, siendo Sarduy crítico de arte, pero resulta necesario mencionar la plasticidad de las descripciones, lo terriblemente visual de muchos pasajes de la novela.
- lo sensorial: olores, colores, sabores, texturas... Mierda, semen, sudor, sangre, fachadas decrépitas, fruta podrida, el mar...
- el lenguaje, plagado de cubanismos que pueden condicionar la lectura y muy conectado con compatriotas de Sarduy ya citados.
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