Valoración: Bastante recomendable
"La inocencia" es el segundo libro de Marina Yuszczuk que leo y supone la confirmación de uno de mis descubrimientos literarios del año debido, fundamentalmente, a su capacidad para cambiar de registro sin que la calidad del texto y el interés que el mismo despierta se vea afectados.
Si "La sed" era una novela dual, relacionada con lo fantástico en su primera mitad y mucho más intimista en la segunda, que hablaba de la muerte, de relaciones maternofiliales, del miedo, el dolor y la soledad, "La inocencia" se trata de un texto próximo a la novela de formación en el que el peso de lo intimista es mucho mayor, tanto es así que ciertas pistas de la parte final del texto parecen indicar que estamos ante una novela autobiográfica. En cualquier caso, esto último no resulta relevante ya que el texto consigue trascender la (posible) experiencia personal.
Todo lo anterior puede parecer algo extraño después de leer unas primeras páginas, esas que hablan del ingreso de la madre de la narradora y protagonista en una "secta", que podrían sugerir que estamos ante una versión argentina de Carrie. Algo de eso hay, sobre todo en la importancia de la relación de la protagonista de "La inocencia" y de "Carrie" con su cuerpo, pero con el paso de las páginas el peso de la novela queda en la propia narradora, quien nos habla de la relación con su madre y de una doble vida, entre la religión y el "resto del mundo".
Esta dualidad, esta escisión que supone la coexistencia de un mundo cerrado como el de la secta y las múltiples posibilidades del mundo exterior a esta, así como los efectos que suponen sobre la narradora y protagonista es uno de los aspectos más reseñables de la novela. Otros puntos a destacar son la evolución personal de la protagonista desde la infancia a la juventud, pasando por una adolescencia tumultuosa en el que la culpa juega un papel clave, su relación a lo largo de los años con el cuerpo y el sexo y la búsqueda de un sentido de pertenencia en sus más variadas formas. Todo esto, obviamente, ligado de forma indisoluble a la escisión de la que hablaba y a una memoria armada con materiales tan escasos que a uno no le queda otra que generalizar.
En el lado menos positivo, quizá solamente estaría el escaso desarrollo de un personaje clave como es la madre. Obviamente, el hecho de hacer recaer el centro de la novela en la propia narradora hace que la madre quede un poco "desplazada", pero creo que su historia tiene potencial suficiente como para que nos quedemos con ganas de una imagen más completa y compleja de ella.
Pese a esto, el regusto que deja la novela es más que positivo, hasta el punto de plantearme el acercamiento a la poesía de Yuszczuk, publicada hace no demasiado tiempo en España. Que me atreva ya será otra cosa.
También de Marina Yuszczuk en ULAD: La sed
No hay comentarios:
Publicar un comentario