Año de publicación: 1772-75
Valoración: Está bien
Día 1
Alentado por remotos recuerdos de las aventuras del capitán Cook, emprendo la lectura de este libro, comprensivo de su segundo viaje, a bordo del Resolution. Lamentablemente, queda fuera del relato su primera singladura en el Endeavour, así como la tercera y última, en la que el extraordinario personaje terminó sus días en Kealakekua (Hawai). No obstante esta limitación, las cerca de 900 páginas del libro me parecen más que suficientes por esta vez.
Día 8
Un año después de partir de Inglaterra, Cook arriba a las costas de Nueva Zelandia (sic), tras haber explorado concienzudamente las latitudes australes y haber sufrido los rigores de los mares del sur y la dureza de su clima. La narración, clara y sencilla, se deja leer con suma facilidad, ajena tanto al adorno superficial como al arcaísmo que impide digerir relatos similares, como los penosos Diarios de Colón. Llegados a este punto, sin embargo, nos preguntamos si lo que hasta ahora ha sido una agradable lectura no se convertirá en un pesado ladrillo en las cinco sextas partes que aún nos restan, si no tornará en monotonía y tedio lo que viene resultando interesante y entretenido.
Día 28
Primer tercio del viaje. La expedición abandona las Islas de la Sociedad (Tahiti y otras) en que han permanecido los últimos meses. Hemos descubierto el espíritu del auténtico explorador, que se ocupa en reponer a su estado original los lugares en que ha desembarcado, trata con respeto a los indígenas y analiza con minuciosidad sus costumbres y el entorno natural en que se mueve. Todas estas circunstancias proporcionan dinamismo al relato, de forma que, llegados a este punto, la lectura no viene resultando larga.
Día 54
Cook ha continuado recorriendo las inmediaciones de la Antártida y se empieza a desmontar el mito del continente austral. El recorrido continúa por todo el Pacífico sur, y el relato sigue siendo razonablemente ágil. No obstante, la acumulación de páginas, la reiteración de escenarios semejantes y la incertidumbre sobre la trayectoria de la expedición empiezan a hacer mella en nuestra resistencia. Con la exploración de las Nuevas Hébridas y el descubrimiento de Nueva Caledonia concluye el segundo tomo, y afrontamos la recta final del viaje.
Día 79
El Resolution arriba a las costas de Inglaterra. Concluido el viaje, nos ha llamado poderosamente la atención la capacidad del capitán Cook para mantenerse siempre dentro de la objetividad y transmitir de forma aséptica y minuciosa todo cuanto va aconteciendo. Ni los descubrimientos que se suceden, ni los incidentes en distintos puntos, ni las relaciones personales con su tripulación o con los indígenas le hacen abandonar el estilo predominantemente científico, simple y directo, que ha mantenido desde la primera página. Salvo un par de comentarios mínimos casi al final del viaje, no se dejan traslucir temores, ni alegría, ni cansancio, ni dudas, ni expectación, ni tentaciones, nada.
Pero no se debe olvidar que no hemos tenido entre manos una novela o libro de viajes, sino un documento, las conclusiones del trabajo de un explorador. Cook ya advertía desde un principio que nadie esperase encontrar un lenguaje literario ni brillantes descripciones. Y en el mismo mérito de ser capaz de perseverar en su faceta de investigador se puede encontrar el principal arrecife que dificulta la navegación por el libro: no es fácil digerir casi mil páginas sobre un viaje de cuatro años desnudo de alicientes añadidos, o en el que ni siquiera se atisba el lado humano de sus protagonistas.
Sólo si se consigue sobrellevar esta circunstancia, la obra resulta de verdad atrayente, dándonos a conocer, en directo y sin adornos, lo que realmente era un descubridor del siglo XVIII, tipos singulares que han dejado su huella en la Historia de la humanidad.
Firmado: Carlos Andia
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