Título original: Nagasaki
Fecha de publicación: 2010
Valoración: Recomendable
Curioso que la traducción al español de turno haya desechado el título original de esta novela francesa, pasando del original Nagasaki a La intrusa. Pensé que esto sólo pasaba con ciertas películas cuyos títulos pueden "confundir" al espectador (lo pongo entre comillas porque cuando lo justifican así, yo no entiendo muy bien a qué se refieren). Pero en fin, vayamos a la novela...
El escritor y periodista francés Éric Faye se basó en una noticia publicada en 2008 por varios periódicos nipones para tejer ésta su primera novela (antes había escrito algunos ensayos y una nouvelle). Dicha noticia relataba un suceso de esos que le dejan a uno con la boca abierta: durante un año entero, un tipo japonés había estado "conviviendo" con una intrusa que se le había colado en su casa al verse en la calle, sin dinero y sin nadie a quien acudir. Un tema muy de actualidad en nuestro querido país, ¿no?
Pero tuviera los motivos que tuviera, está claro que la okupa encontró que la casita de aquel pobre tipo de mediana edad, soltero y sin hijos, y con una rutina perfectamente definida, era lo ideal para mantenerla a salvo de la dureza de las calles. Y Éric Faye, con muy buen ojo, vio que ahí había una historia muy interesante para desarrollar, por supuesto, rellenando los huecos originados por la falta de datos precisos con sus propias fantasías, suposiciones y elucubraciones.
Así, en esta corta novela que recibió el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa, Faye, en mi opinión, logra tejer de forma magistral una historia en la que más que sus peculiares acciones y diálogos, destacan por encima de todo sus dos personajes principales, casi únicos: Shimura Kobo, hombre solitario al que le entran y se le acomodan en casa y tarda o quiere tardar bastante en darse cuenta, y la mujer pasivamente desesperada que adquiere los hábitos de un fantasma-parásito con increíble destreza.
Dos seres prácticamente aislados y sin vida social y afectiva (por mucho que el hombre tenga trabajo y cierta hermana a la que alude vagamente), que comparten una casa durante un año entero respetándose y temiéndose mutuamente, porque Kobo sí que descubre enseguida que ciertos alimentos y bebidas de su nevera menguan misteriosamente, pero no coge el toro por los cuernos hasta mucho después.
Y también me ha gustado especialmente que Faye no haya caído en la tentación de ponerse meloso y contarnos de pe a pa la historia de la pobre mujer que tomó caminos equivocados hasta quedarse en la rue. Sin embargo, en la carta que ésta le manda a Kobo en un momento de la historia, relata brevemente su vida y hace una reflexión hermosísima sobre las casas que dejamos de habitar, lugares que, sea como sea, creemos que aún nos pertenecen por el simple hecho de que las ocupamos en algún momento de nuestras vidas.
Veo La intrusa como una pequeña y delicada pieza que parece engendrada por un artesano oriental más que por uno europeo, porque Faye sigue las pautas minimalistas y armónicas que suelen guiar a los creadores del extremo oriente a la hora de generar sus obras. Una novela recomendable
publicada por primera en vez en España por Salamandra y con traducción de José Antonio Soriano Marco.
Yo, por mi parte, buscaré más libros de Éric Faye a partir de ahora.
4 comentarios:
Buena reseña!
Le había echado el ojo a este libro. Graciss a tu reseña ahora me consta que no me he equivocado y que no lo voy a perder (el ojo). Un saludo!
Las asociaciones que hacemos casi a la velocidad de la luz cuando nos ponemos en contacto con una situación, objeto, persona, etc. son sorprendentes. Me refiero a eso que subyace bajo la primera impresión. ¡Fíjate tú que deseché este libro porque creí que iba a darme de narices con otra Seda! Sí, la novela de Baricco es decadente y pegajosa, y, por lo que cuentas, con La intrusa no ando muy descaminado.
A propósito de los títulos "falseados". Ayer vi la película "Criadas y señoras", cuyo título original es The help y pensé: ¡Qué acertados estuvieron los españoles al titularla así! Ya ves, la precisión no es solo cosa de relojes suizos.
Muchas gracias por los comentarios.
Interesante lo de las primeras impresiones...
Si leéis el libro, me encantará conocer vuestras opiniones.
Ian
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