Año de publicación: 2005
Valoración: está bien
Os adelanto la conclusión desde el principio: Alí en el País de las Maravillas es una novela muy divertida, y esa es su mayor virtud. Alí Bahar, su protagonista, es un cabrero del desierto que de la noche a la mañana se encuentra en Las Vegas: debido a su extraordinario parecido con Bin Laden, el gobierno estadounidense considera apropiado "reclutarlo" por si en algún momento le interesara echar mano de un "clon" del fundador de Al Qaeda.
Este pastor se maravillará al explorar un mundo completamente diferente al suyo y se escandalizará al ver las atrocidades que se llevan a cabo. Por ejemplo, se horrorizará ante el derroche de las fuentes decorativas: ¿acaso en este nuevo desierto no tienen escasez de agua? Además, aparte de su parecido con el terrorista islámico, Alí posee otra característica singular. Para su sorpresa, sin embargo, descubrirá que lo que en su desierto era un vergonzoso defecto, en aquel nuevo mundo es un don reverenciado por mujeres y envidiado por hombres... Ejem, ejem.
Aunque no sea alta literatura, esta novela de Alberto Vázquez-Figueroa, escritor prolífico donde los haya, es una perspicaz parodia y una ácida crítica de los gobiernos y las sociedades. La información que nos llega es solo una parte infinitesimal de todo lo que se cuece, y ni siquiera podemos fiarnos de que esa dosis mínima sea fiable en absoluto. La parodia es el envoltorio de la crítica, que no por estar hecha en clave de humor es menos efectiva: mientras las lees, las aventuras de Alí te hacen reír, pero cuando terminas el libro te hacen pensar. Eso sí: cuidado con volverse paranoico...
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