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jueves, 22 de octubre de 2020

Patjim Statovci: Mi gato Yugoslavia

Idioma original:
Finés
Título original: Kissani Jugoslavia
Año de publicación: 2014
Traducción: Laura Pascual Antón
Valoración: Entre está bien y recomendable

Porque una imagen vale más que mil palabras, el meme que adjunto explica a la perfección el origen de esta reseña. Y es que un libro de un autor de origen kosovar que en su título lleva la palabra Yugoslavia era todo un caramelito para una mente un tanto perturbada como la mía.

Así que aquí estamos reseñando la primera novela novela de Patjim Statovci, una novela ambiciosa aunque algo irregular. En ella, Statovci maneja dos historias (que acaban confluyendo), dos lugares y tiempos diferentes para hablarnos de dos personajes marcados por una "Triple Alianza" - tiranía patriarcal, guerra y xenofobia - que condicionan una constante búsqueda de identidad y de pertenencia. 

Kosovo y Finlandia y el período 1980 - 2010 son los espacios y tiempos en los que se mueven Emina y Bekim, madre e hijo, dos seres que padecen el desarraigo y la discriminación en sus más variadas formas, ya sea por razón de sexo, orientación sexual, nacionalidad, cultura, etc y que parecen condenados a la soledad. Así, por un lado. recorremos la historia de Emina desde su matrimonio concertado con el complejo y contradictorio Bajram hasta su liberación definitiva, pasando por su huida de Kosovo y sus problemas de integración en Finlandia; por otra parte, está la historia de Bekim y su búsqueda de felicidad y sentido.

Como aspectos más destacados del libro, cabe mencionar:
  • la evolución de los dos personajes principales del relato,
  • la sensación de irrealidad de la parte "kosovar" de la novela, hasta el punto de que, por momentos, parecía estar leyendo una versión actualizada de "El cortejo nupcial helado en la nieve" de Kadaré, 
  • el reflejo de los choques culturales y generacionales, con unos padres infinitamente más apegados a la tierra de origen que a la de acogida y unos hijos que tratan de integrarse en una sociedad que no siempre les acepta, o
  • la desmitificación de la "utopía" finlandesa.
En el lado menos positivo, la introducción de un elemento "fantástico" en forma de gato parlanchín y malencarado y la utilización de este animal y de la serpiente como símbolos o metáforas no excesivamente claras (sobre todo, en el caso del gato). Creo que es un aspecto que rompe con el anterior ritmo de la narración y que no termina de encajar del todo. 

Aun así, "Mi gato Yugoslavia" es un relato más que interesante de dos generaciones y una Europa cada vez más multiétnica y multicultural, le pese a quien le pese.