miércoles, 17 de septiembre de 2025

Giovana Madalosso: Suite Tokio

Idioma original: Portugués
Título original: Suíte Tóquio
Traducción: Diego Cepeda
Año de publicación: 2020
Valoración: Recomendable

Suite Tokio es una novela coral. Dos mujeres se alternan para narrarla en primera persona: Maju (niñera que se lleva consigo a Cora, la hija de cuatro años del matrimonio para el que trabaja) y Fernanda (madre de la pequeña ahogada por la vida doméstica, cuyo matrimonio se desmorona y halla refugio en su empleo como productora ejecutiva y en una aventura con una documentalista excéntrica).

La premisa de Suite Tokio, que a mí me ha recordado vagamente a la de la novela francesa Canción dulce de Leila Slimani, es la siguiente: un día, Maju secuestra a Cora. Tiene 44 años, al igual que Fernanda, y aunque cobra un sueldo decente, por culpa de su empleo como niñera interna vive prácticamente encerrada en una casa ajena, ha perdido a su pareja y se le ha pasado la oportunidad de ser madre de una hija propia.

El tema principal de Suite Tokio es, por supuesto, la maternidad: la biológica pero distante, encarnada por Fernanda, y la circunstancial pero afectiva, derivada del cuidado, encarnada por Maju y Cacá, el padre de Cora. «Un deseo que toda madre ha sentido, que su hijo desaparezca. Que muera por unos segundos», página 40. «Cacá tenía un don para la vida doméstica; había nacido para cuidar. Cuidar de lo que fuera, de los cactus, de nuestras jardineras, de Cora, de mi madre, de nuestros amigos, de la remodelación del apartamento, de nuetras cenas, de la receta de la cena. Yo no podría hacer todo lo que él hacía ni aunque quisiera, por lo menos no con la misma levedad (...). Y entendía que, de la misma manera en que yo debía ir lejos para florecer, él debía encorvarse sobre las pequeñas cosas», página 59. «Tener un hijo era una paliza tan fuerte que lanzaba a cada una a la esquina del ring, con estrellas volando en torno a la cabeza. Las madres se resbalaban en extremos, sin saber quiénes eran. O se anulaban sexualmente o su deseo se recrudecía. O se sumergían en el trabajo o no sabían qué más hacer con la vida (...). Tan inseguras en su tarea de madre que debían implosionar a sus semejantes. (...) Al descalificar a la otra, atenuamos nuestra sensación constante de ser pésimas madres», página 149. «Yo le había cogido cariño a Cora de una manera que nunca me había pasado con otros niños. (...) Pensé que ese amor prohibido de bebé y nana también era culpa de doña Fernanda. Ella había dejado a su hija en un rincón de la vida, y ahí en el vrincón estaba yo», página 161. «Solo parí a Cora. Para ser madre, una persona tiene que adoptar al hijo después de que nace. La madre eres tú. Y Maju», página 219.

Otros temas, con menos peso que la maternidad, pero igual de relevantes, orbitan Suite Tokio:

  • El amor. «Tal vez las pasiones (...) sean devastadoras (...) porque enamorarse de otro es enamorarse de una nueva posibilidad de una misma», página 139.
  • El deseo femenino.
  • La desigualdad de clases. «Sé que mi abu Brígida me amaba porque hacía todo por mí, pero nunca escuché de su boca un te amo, nadie dice eso en el campo, es como si el amor fuera una cosa demasiado delicada para nosotros, una caja de bombones con papel de seda que solo algunas manos pueden abrir.», páginas 143-44.
  • La alineación producida por las expectativas de género, sociales y culturales, etc... «Me quedé pensando de dónde venía la rabia que mi hija sentía por mí. Una rabia por ser subyugada, tal vez la misma que yo sentía por estar subyugada al papel de madre. Y Cora lo notaba. (...) », página 41.

En fin: de Suite Tokio me ha gustado su prosa, la tensión creciente de su argumento, sus personajes (incluso los secundarios tienen algún rasgo memorable) y sus reflexiones. No me extraña que la novela quedara finalista del Premio São Paulo de Literatura y del 63º Premio Jabuti.

No hay comentarios: