jueves, 12 de diciembre de 2024

Irene Reyes-Noguerol: Alcaravea

Idioma original: Español 

Año de publicación: 2024

Valoración: Está muy (pero que muy) bien

Irene Reyes-Noguerol ha escrito, con apenas 27 años (putos jóvenes),  uno de los libros de relatos del año. Por sensibilidad, por manejo del lenguaje, por musicalidad y ritmo interno de los textos,  por lo poético de las partes y del todo, por el variado catálogo de sentimientos humanos que en él se muestran, por el maravilloso homenaje a sus antepasados (como decía cuando hablaba, hace unos días, de Tierracualquier historia puede ser interesante), etc.

Y aquí podría terminar la reseña y deciros "hala, corred a la librería o a la biblioteca, pedídselo a vuestros cuñados como regalo de Reyes y ya me contaréis", pero algo más habrá que explicar, ¿no?.

Habrá que contar, por ejemplo, que doce son los relatos que conforman Alcaravea y que sus protagonistas son, más o menos a partes iguales, personajes anónimos y personajes "históricos" (quizá aquí habría que utilizar como referencia las Vidas imaginarias de Marcel Schwob), pero que todos ellos se ven igualados frente a la locura, la muerte, el amor o el dolor.

También habrá que decir, y esto es algo que me parece muy interesante, que los textos tienen carácter especular. Tres muestras, aunque haya más:

  1. La locura como centro del relato en Carta a Theo, poema arrebatado y desesperado con el que Vincent Van Gogh se dirige, en un momento de lucidez, a su hermano, en Oír el mar, que sería su versión "del lado de allá" ya que es esta vez Lope de Vega quien se dirige a su amada Marta en una carta de amor (y también de confesión) maravillosa, y en  Niños perdidos, "el lado de acullá" con una niña y una madre que duele. 
  2. El dolor ante la muerte y/o la enfermedad y/o soledad, ya sea de la madre de Antonio Machado en Esos días azules, de la madre de un "yonki" en La primera piedra o el la bisabuela Paca, siendo niña, en ese estupendo Alcaravea que me trae ecos de María Luisa Bombal o de Silvina Ocampo.
  3. Las relaciones entre los hermanos gemelos de Cascarón de huevo y su revés en Bastardo.
Además, no podremos dejar de mencionar la variedad de voces y registros: el género epistolar, el monólogo interior, el narrador omnisciente, el diálogo... Todos ellos siempre con un trasfondo poético que da a los relatos un tono íntimo, personal e identificable. 

And last but not least, tendremos que comentar el apego de la autora y de los textos a los orígenes. Ya hemos hablado de algunos de los familiares que protagonizan los relatos, pero no debemos olvidar las constantes referencias a Andalucía y a diversas formas de la cultura popular de esta tierra: canciones, expresiones, nanas, etc. Referencias que podrían ser "gratuitas", sí, pero que en este caso se insertan a la perfección en los relatos.

En fin, un libro más oscuro que luminoso, de gran belleza tanto en el continente (preciosa cubierta) como en el contenido, escrito con gran sensibilidad y mostrando una variedad de registros muy a tener en cuenta. Una joyita que nos recuerda, por si acaso se nos ha olvidado, que aún podemos enfrentarnos a las tinieblas persiguiendo la estela de una nana. 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me pierdo con vuestro sistema de valoración.
Imprescindible
Muy recomendable
Recomendable
Está muy bien
Está bien
¿Es así o me equivoco?
Gracias.

Koldo CF dijo...

No te creas, yo también me pierdo (y me disperso) a veces. En este caso, vendría a ser un muy recomendable alto. O algo así. De verdad, el libro me parece muy bueno, pero tanto como imprescindible... Además, la autora solo tiene 27 años, así que tiempo habrá de ponerle un imprescindible!

Anónimo dijo...

Ha mi me ha impresionado este libro
La prosa poética que es capaz de desplegar con 27 años nos avisa de una posible grande de la literatura
Su técnica y su intensidad no augura novelas largas pero en el relato corto es de una belleza impactante

Anónimo dijo...

Perdón … A mi

Koldo CF dijo...

Hola! Está muy muy bien, pero sería yo tan tajante en lo que dices. Con 27 años todavía tiene tanto por delante que lo mismo nos sorprende con algún novelón (o igual no, ojo)