lunes, 15 de julio de 2024

Javier Melero: Frágil virtud

Idioma original: español

Año de publicación: 2023

Valoración: flojísimo

Javier Melero, autor de esta novela, es abogado. Un abogado penalista, popular como representante de algunos de los políticos del juicio del Procés. Cosa que le reportó cierta repercusión y, al margen de su desempeño profesional, aunque como consecuencia de éste, es convocado con cierta frecuencia para participar en tertulias, no siempre de signo político, aunque, en cualquier caso, suele desmarcarse de la corriente mayoritaria e incluso ha colaborado con algún medio cultural relevante. Quiero decir, no es que fuera cuestión de tiempo el que fuera a lanzarse a la narrativa, creo que no es tan conocido como para ser llamado "escritor mediático". Definición que, en nuestro cerrado micromundo, resulta algo peyorativa. Pero algo en su oratoria hacía prever que pensaba que tenía algo que aportar, aparte de llevar casos célebres desde su bufete.

Cuatro veces, desde la portada hasta una página antes de empezar la historia, se nos advierte de que Frágil virtud está basada en hechos reales, en un caso real en particular en el que, todo hace suponer, el propio Melero debió intervenir como abogado penalista. Por supuesto, nombres y circunstancias demasiado obvias han sido debidamente alterados para evitar problemas. Y por supuestísimo que todo ello ha dado rienda suelta al autor para tomarse todas las licencias creativas necesarias para construir una historia con algún pulso narrativo, porque aquí hay crímenes, trama empresarial, investigadores, cuerpos policiales y toda la clase de personajes propios de lo que algo que se define como "a medio camino entre el true crime y la novela negra" comporta. Un empresario asesinado como punto de partida que implica socios, sicarios, mafias, cambiazos de paquetes de droga, sospechas policiales, escenas sexualmente explícitas para demostrar que no todo es trabajo... Y abogados. Claro. Mi valoración alternativa debería ser zapatero a tus zapatos porque Melero, a pesar de su empeño, aquí solamente demuestra escasa pericia narrativa, desde su incapacidad para ser claro en el desarrollo de la trama - sólo nos queda claro que el narrador es el propio abogado del acusado de los crímenes - hasta su nula habilidad en generar un crescendo narrativo que justifique esta lectura. Porque ese personaje interpuesto parece más pendiente de ir dejando caer opiniones, sean sobre el escenario de la acción, una Barcelona turística y gentrificada, sobre la oferta gastronómica y/o alcohólica de los lugares (estos sí, reales) a los que acude, sobre los propios políticos, incluyendo sutilmente algunos muy afines a aquellos a los que representó, más pendiente de eso a veces que del propio proceder profesional.

Aunque el lastre definitivo de la novela, aparte de una prosa algo proclive a las comparaciones obvias y a las divagaciones con tal de justificar una opinión o una referencia cultural algo forzada, son los diálogos. La novela está repleta de ellos y son un alarmante talón de Aquiles. Cuando no nos estamos yendo en exceso hacia la jerga gremial, (quizás Melero debería recordar que a quien le interese el género criminal o incluso los procesos judiciales esto ya lo tiene muy visto), los cruces de frases entre los personajes resultan o estereotipados o nada creíbles, sin el mínimo atisbo de ser reales y no escenificados para explicar situaciones. Con no pocos términos claramente extemporáneos e incluso expresiones demasiado ancladas generacionalmente. Melero, que en sus intervenciones en otros medios se expresa con claridad e incluso una amena elocuencia, aquí parece un boomer haciéndose el gracioso con los amigos de sus hijos. Y por brillante que uno sea en el plano corto, en una entrevista, debería hacerse a la idea de que esta no es una novela que uno pueda defender.

2 comentarios:

Gerónimo dijo...

Hola,

Crítica demoledora. Nunca había visto un "flojísimo".
A mi el Melero de las tertulias me parece de lo más interesante, como dice la reseña, se suele desmarcar de los tópicos. Y sus opiniones jurídicas parecen muy sensatas.
Por otra parte, sus artículos en prensa me parecen muy buenos. Con puntos de vista muy originales sobre temas cotidianos. A parte de una fuente muy interesante para descubrir bares de la Barcelona canalla.
Me ha sorprendido esta crítica. Sin haber leído nada de él, le tenía fe a Melero. Vamos que me caía simpático.
Me apetecía conocer su faceta de novelista. Después de leer reseña, me va a costar.

Saludos

Gerónimo

Daniel GZ dijo...

Yo me leí "El encargo", una interesante visión de su participación como abogado defensor en el llamado juicio del Procès... Dudo que llegue a leer su novela, y más aún tras leer esta reseña. Un ejemplo más de que el éxito en un concreto sector profesional no garantiza saber escribir.