martes, 26 de julio de 2022

André Gide: El inmoralista

Idioma original: francés

Título original: L´immoraliste

Traducción: Julio Cortázar

Año de publicación: 1902

Valoración: Recomendable

Ante su padre agonizante, Michel ha prometido casarse con Marceline, una joven que es poco más que una simple conocida. El matrimonio arranca por tanto con escaso entusiasmo, aunque con el confort que proporciona acomodarse a las convenciones sociales. En su viaje de boda la relación parece fortalecerse, y llegan así a Túnez, donde Michel contrae la tuberculosis. Gide relata con cierto detalle el proceso de la enfermedad, el descenso hasta sentir próxima la muerte, y la posterior y lenta recuperación. Cuando más está sufriendo, Michel experimenta su epifanía: hasta entonces enteramente centrado en sus estudios, sin apenas ser consciente de ello empieza a valorar la salud, el vigor que en esos momentos le falta y que observa en los niños que merodean a su alrededor. Aunque siente, y agradece profundamente, las atenciones de Marceline, Michel ha descubierto el otro lado de la vida, los placeres que quizá no había sospechado, y que le impulsan a luchar por su curación.

Ya desde muy pronto tenemos esas dos caras de la existencia pugnando, no tanto por imponerse, pero sí por mantener una coexistencia que no resulta sencilla. El mundo reposado, amable y socialmente aceptable de un matrimonio convencional, dominado por el respeto, el afecto y los cuidados mutuos. Y la llamada de experiencias diferentes, que le harán deambular entre París y la casa familiar de Normandía (en una fase que recuerda bastante al hace poco reseñado Tolstoi), casi siempre con la compañía de muchachos muy jóvenes (vecinos, hijos del guardés o de un aparcero) cuya presencia va siendo cada vez más llamativa. Con esa prosa exacta, de cierto aire arcaico, Gide muestra en este punto una extraordinaria sutileza para sembrar la sospecha del lector e intensificarla de manera tan leve como perceptible, porque esos niños o adolescentes están ahí, obviamente, para ilustrar esa atmósfera hedonista que atrae a Michel cada vez con más fuerza que su vertiente más burguesa.

En esa dicotomía, lo que podríamos llamar el lado oscuro (o luminoso, según se mire) va acumulando elementos. Michel persiste en esas amistades que le transmiten vitalidad, y se afana en dirigir personalmente la gestión de sus tierras, lo que le permite llenarse de la sensualidad de la naturaleza, sus colores y sonidos. Pero también contacta con un antiguo amigo que le insta a decidirse, y llega tal vez al fondo de esa exploración conociendo las brutales escabrosidades de la familia Heurtevent. La atracción de ese mundo prohibido gana terreno (‘Llegaba a no gustar en los demás sino las manifestaciones más salvajes, a deplorar que una sujeción cualquiera las refrenara’), aunque siempre sin abandonar su otra vida, sin descuidar a la Marceline que siempre estuvo a su lado. Podría llamarse hipocresía, pero también búsqueda, necesidad de vivir varias vidas o de atender a lo que reclaman diferentes instintos. Tal vez lo más estremecedor es la relación de vasos comunicantes que se establece entre los dos miembros de la pareja. Mientras Michel va ganando confianza y deseos cada vez más acelerados de conocer y experimentar, Marceline parece irse difuminando, como si su marido estuviese absorbiéndole la vida.

A veces ocurre que la sensación más poderosa que transmite un libro no se deduce de lo que uno va leyendo, de los personajes o del argumento, sino de algo que solo se puede observar desde la perspectiva del libro terminado, y tal vez de un cierto tiempo transcurrido. Es lo que experimento en este caso. Leído página tras página, El inmoralista puede resultar algo aburrido, no sabemos a dónde nos lleva, ninguna circunstancia parece determinante para lo que viene después o para algún tipo de desenlace. Pero cuando se termina el libro todo se ve con más claridad, se trata de un proceso, una trayectoria que es realmente dramática, que es de ida y vuelta, con dos personajes que están fuertemente entrelazados por algún tipo de vínculo malsano. El posible spoiler me impide ir más allá, pero solo diré que así, desde esa distancia, por encima de los detalles, es como la historia se desvela con nitidez y en su totalidad.

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