Título original: The killer and the slain
Traducciñon: Susana Prieto Mori
Año de publicación: 1942
Valoración: Entretenido
La portada y la contraportada de este libro parecen anunciar una novela de misterio al uso. Pero ya en la primera página nos quedamos sin intriga (aparentemente), pues en ella John Ozias Talbot confiesa haber asesinado a un tal James Oliphant Tunstall.
Es el propio Talbot, vía confesión escrita, quien se encarga de contar la forma en la que cometió el crimen y sus motivos, los cuales vienen de muy lejos. Talbot y Tunstall tienen la misma edad, se conocen desde la escuela, pero mientras aquel es introvertido y asocial, este es extrovertido y sociable. Aquel podría representar el "bien" y este "el mal". Se establece, ya en su infancia y adolescencia, una relación de fascinación / odio (de Talbot hacia Tunstall). Fascinación porque siempre nos atrae aquello que no podemos tener, aquello que no podemos ser. Odio porque la consciencia por parte de Tunstall de su superioridad le lleva a ser cruel con Talbot.
Y, aunque la vida les lleva por caminos diferentes, sus vidas se reencuentran años después. Siguen siendo seres antagónicos. Talbot es puritano, un hombre gris, anodino y sin éxitos visibles, mientras que Tunstall es un pintor de éxito, un tipo expansivo, la antítesis de Talbot. Los sentimientos de fascinación / atracción / odio vuelven con más fuerza si cabe y Talbot acaba asesinando a Tunstall.
Lo que en un primer momento provoca una sensación de orgullo y alivio en Talbot acaba convirtiéndose en todo un descenso a los infiernos. Talbot, víctima de alucinaciones, comienza a ver a Tunstall, a sentir que este se va apoderando de su interior, a estar poseído, en cuerpo y alma por el espíritu de Tunstall. Esto provoca que su relativamente plácida vida se venga abajo.
Porque a partir de ese momento Talbot entra en una espiral de locura. Páginas bipolares, con doppelgangers (o similares), el bien y el mal, Ormuz y Arimán, etc. La novela se adentra más por los caminos del terror psicológico que de la novela negra convencional. Y es, en mi opinión, un acierto. Walpole trata de penetrar en los entresijos de una mente perturbada, una mente que parece un juego de espejos del que no será fácil salir.
Así que de novela de misterio al uso, poco. Más bien diría que se trata de una novela negra de claros tintes psicológicos, muy "british", tanto que uno se imagina a Peter Cushing o a Christopher Lee poniendo rostro a los personajes, y de lo más entretenida. Más que suficiente, oigan.
1 comentario:
Me encanta el blog!
Felicitaciones por cada publicacion!!
Es genial ser parte!
besos
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