Título original: Carrer de pas
Año de publicación: 2013
Valoración: Está bien
Carrer de pas cuenta la historia de dos personajes pertenecientes a la clase alta valenciana: uno ha perdido a su mujer y el otro la memoria. Los dos vagan aturdidos por Valencia, pero solo el segundo, que ha desaparecido de casa y ha devenido vagabundo, se ha desclasado por ello. Cada tanto estos personajes, Bernardí Taverner y el captaire desconegut (el vagabundo desconocido), se encuentran y, a pesar de que no parecerían hechos el uno para el otro, su relación se va haciendo cada vez más estrecha.
Hay una clara intención del autor por elevar a primer plano la ciudad de Valencia, casi en cada página. Todo va sucediendo en escenarios recortados, precisos y contextualizados. En la novela aparecen mendigos, neonazis, alcaldesas, presidentes de comunidad autónoma, burgueses de todo pelaje, jubilados, inmigrantes, beatas y beatos, tribus urbanas variopintas, falleras y falleros, periodistas, estudiantes, curas, trabajadores… Lo que se dice una novela coral. Y uno no sabrá si odiar, amar, comprender o despreciar a los principales y secundarios más significativos, porque todos ellos son grises, muy grises, pero no por intrascendentes sino por complejos y contradictorios. En este sentido, el lector es bien posible que naufrague en un batido de sentimientos del todo homologable al de los personajes que desfilan ante su lectura.
De todos modos, a pesar de la poliforme grisura y la contradicción, se puede afirmar que Carrer de pas huye de algunos topicazos de la producción posmoderna. Si uno está atento a determinadas cosas, está claro que la relación que construyen los dos personajes principales solo puede cimentarse a partir de la pertenencia de clase de ambos. Por no hablar de cómo el vagabundo burgués consigue llevar a cabo una acción horrible, una venganza (sí, esto es un spoiler...) que no es de otra forma sino consiguiendo que otro se ocupe de limpiar su propia mierda.
A la hora de escribir una novela realista en catalán, cuyo escenarios sea la Valencia actual o de hace poquísimo, el puto amo es Ferran Torrent. Casi es para compadecerse de quienes se meten en su cotarro. ¿Que si Octavi Monsonís escribe parecido a Ferran Torrent? Hombre, ambos escriben así como con una media sonrisa distante, pero eso solamente denota un compartido gusto por los policiales negros yanquis. Además, a Monsonís le encanta hacer juegos de narrador (intromisiones de todo tipo, básicamente, de las que pasan cuando la teoría literaria avanza sobre la literatura, lo cual no es necesariamente malo pero merece ser señalado) que Torrent no parece que fuera a hacer nunca.
En definitiva, si a uno le gusta Ferran Torrent y no le molestan demasiado los medidos jugueteos narrativos, Carrer de pas es una lectura amena. Y divertida. Y trágica. Yo, particularmente, y por si a alguien le interesa, leí sus 224 páginas en una semanita. Con la premura que me ataca cuando un libro me engancha.
Firmado: Fernando Daniel Bruno
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