Idioma original: portugués
Traductor: Alberto
Villalba Rodríguez
Año de publicación: 1964
Valoración: está bien
Lo primero que pensé al leer este libro fue que, teniendo
en cuenta el título y la portada que le pusieron en El Aleph, con esa ninfa
durmiente y desmadejada, esperaba que nadie lo confundiera con una novela
erótica softcore (lo digo porque yo
saqué el ejemplar de una biblioteca pública y la bibliotecaria me miró como si
me hubiera llevado las dichosas 50
sombras, pero con el juego de artilugios sexuales añadido), ya que se iba a
llevar una sorpresa morrocotuda.
Me explicaré contando el argumento de esta breve pero
intensa novela, que en realidad es bastante conciso: una mujer atractiva,
inteligente y exitosa (no cuesta mucho ponerle la figura de la propia
Lispector) se queda sola en su apartamento de una gran ciudad brasileña, así
que aprovecha para hacer limpieza. En el
cuarto de la criada, que en sí es como un mundo aparte dentro de ese piso, abre
un armario y se encuentra allí, lozana y sonriente, una cucaracha. Del susto
(hay que suponer que las cucarachas brasileñas deben de ser de tamaño familiar,
más amedrentadoras que las de aquí, ya de por sí bastante repugnantes), cierra
de golpe la puerta del armario, de tal manera que atrapa, chafándola, a la
pobre cuca, que se queda allí agitando
patitas y antenas y segregando un
líquido blancuzco y asqueroso.
La protagonista, en vez de huir, se queda allí sentada,
contemplando la agonía del insecto, y esa contemplación le provoca un momento
de revelación, una epifanía (que dicen ahora los modernos españoles y los
convictos por asesinato de las películas americanas). Acaba identificándose, de
alguna manera, con el bicho agonizante, lo que conlleva un proceso de despojamiento
de su propia circunstancia como ser humano; esta deshumanización así
sobrevenida es lo que ilumina a G. H. y le permite acceder y comprender la
esencia de la realidad del mundo en el que viven ambas, cucaracha y señora
brasileña. El tao, que diría Lao-Tse.
De hecho, esta novela, aparecida en 1964, se ha calificado como existencialista (era lo que se llevaba, entonces), pero
yo creo que sobre todo muestra una influencia indudable del pensamiento taoísta. Y si
resulta que no lo conocía (cosa que dudo), es que Lispector fue capaz de
sintetizar ella sola, el corpus
metafísico de una religión milenaria china. Sin ánimo de escandalizar a nadie,
también veo evidente el paralelismo que se hace con algún aspecto de la
religión cristiana (aunque Lispector era de familia judía), ya desde el propio
título, que habla de “la Pasión ”
(en mayúscula en el título original); el momento de revelación de la
protagonista sobreviene a partir de la identificación con el sufrimiento de
otro ser vivo (sí, aunque sea una cucaracha) e incluso hay un momento que
resulta un símil sacramental evidente (no quieran saber con qué). Sin olvidar
el metafórico descenso a los infiernos y posterior “salvación” de la señora
G.H.
Todo esto contado de una forma algo reiterativa y hasta
redundante, a pesar de la brevedad del libro. Bien es cierto que seguramente la
autora buscaba de esta manera que el lector fuera tomando conciencia de una
forma paulatina del proceso que se está produciendo en la conciencia de la
protagonista. También es innegable que
Clarice Lispector escribía muy bien y de hecho, su voluntad de buscar los
límites de las posibilidades del lenguaje proporciona momentos de una indudable
excelencia literaria. Lástima que queden un tanto diluidos por una narración
que a veces resulta tan agónica como el final de la propia cucaracha.
Un libro, de todas formas, cuya lectura resulta interesante
y hasta fascinante en algún momento. Eso sí: siempre que nadie se confunda con
lo que se va a encontrar.
También de Clarice Lispector: Felicidad clandestina, Agua viva, Un soplo de vida, La hora de la estrella, Cerca del corazón salvaje
También de Clarice Lispector: Felicidad clandestina, Agua viva, Un soplo de vida, La hora de la estrella, Cerca del corazón salvaje
2 comentarios:
Decepcionante. Lo leí no hace mucho, debido a las críticas extraordinarias sobre la “olvidada” Clarice Lispector. Caí en la trampa del marketing... INFUMABLE
Lo he leído la semana pasada y se me ha hecho bola. El comienzo es desconcertante y pensé en dejarlo. Tiene un tono metafísico y religioso que me ha confundido, el hilo argumental, lo que pasa con la cuca queda enterrado bajo párrafos y más párrafos que cuesta entender. Coincido con el autor de la entrada en el blog que el nivel de la escritura es muy bueno. En fin, probablemente el problema sea yo que no estoy preparado para estas lecturas.
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