Fecha de publicación: 2008
Valoración: Pues no sé
Hola. Voy a confesar algo...Me llamo Ian y no entiendo a muchos escritores españoles de nuestro tiempo. No, en serio, es verdad...
No me voy a poner a criticar al que me apetecería criticar en esta ocasión, el joven Andrés Barba, porque a la vista de las opiniones ajenas que despiertan los libros de veinteañeros y treintañeros que leo últimamente, creo que el problema es mío y no de ellos. He llegado a esta conclusión después de leer un puñado de estas obras, digamos "frescas", y darme cuenta de que no me han gustado un pelo pese a que muchas personas con reconocida autoridad en la materia las ponen por las nubes. Así que voy a ser humilde y reconocer que el problema es mío, no de los demás: no entiendo a muchos jóvenes escritores españoles.
Las manos pequeñas es una novela corta con imagen aterradora en la portada: cuatro críos, en blanco y en negro, mirando a la cámara bien alineados, dos de ellos luciendo una especie de túnica, otros dos (otras, en este caso: son niñas) con vestiditos antiguos, y todos ellos con las cabezas cubiertas con horrendas caretas/capuchas propias de una clase de manualidades.
Las manos pequeñas...Que de qué va...Bueno, pues va de una cría de siete años que se queda huerfanita (sus padres mueren en un accidente) y se la llevan a un orfanato de niñas. Allí empieza siendo la rara y la marginada, pero poco a poco (o rápido, no sé, porque se narra todo de un modo tan intenso y concentrado que las pautas temporales me perturban) se transforma en la pequeña reina de los horrores del cotarro a base de actitudes y juegos raritos, como obligar a una cría cada noche a convertirse en una muñeca inmóvil con la que el resto puede jugar a lo que quiera...
Y no sé qué más decir...Que me he encontrado con una lectura rara con un final potente, eso sí, pero que en mi humilde y antediluviana opinión, no es muy coherente dentro de la ficción que nos tratan de vender como coherente.
Vamos, que no entiendo lo que pretendía Barba con esta novela llena de agradecimientos y buenas críticas. No veo similitud alguna con la fantástica El señor de las moscas, con la que la comparan, ni fascinación, ni na' de na'...Pero ya digo: me he dado cuenta de que el problema lo tengo yo, no los jóvenes escritores de este país, llenos de cosas buenas e iconoclastas métodos de contar historias. Según se dice.
Qué viejuno me siento, mon Dieu...
Otras obras de Andrés Barba en ULAD: La hermana de Katia, La ceremonia del porno
Valoración: Pues no sé
Hola. Voy a confesar algo...Me llamo Ian y no entiendo a muchos escritores españoles de nuestro tiempo. No, en serio, es verdad...
No me voy a poner a criticar al que me apetecería criticar en esta ocasión, el joven Andrés Barba, porque a la vista de las opiniones ajenas que despiertan los libros de veinteañeros y treintañeros que leo últimamente, creo que el problema es mío y no de ellos. He llegado a esta conclusión después de leer un puñado de estas obras, digamos "frescas", y darme cuenta de que no me han gustado un pelo pese a que muchas personas con reconocida autoridad en la materia las ponen por las nubes. Así que voy a ser humilde y reconocer que el problema es mío, no de los demás: no entiendo a muchos jóvenes escritores españoles.
Las manos pequeñas es una novela corta con imagen aterradora en la portada: cuatro críos, en blanco y en negro, mirando a la cámara bien alineados, dos de ellos luciendo una especie de túnica, otros dos (otras, en este caso: son niñas) con vestiditos antiguos, y todos ellos con las cabezas cubiertas con horrendas caretas/capuchas propias de una clase de manualidades.
Las manos pequeñas...Que de qué va...Bueno, pues va de una cría de siete años que se queda huerfanita (sus padres mueren en un accidente) y se la llevan a un orfanato de niñas. Allí empieza siendo la rara y la marginada, pero poco a poco (o rápido, no sé, porque se narra todo de un modo tan intenso y concentrado que las pautas temporales me perturban) se transforma en la pequeña reina de los horrores del cotarro a base de actitudes y juegos raritos, como obligar a una cría cada noche a convertirse en una muñeca inmóvil con la que el resto puede jugar a lo que quiera...
Y no sé qué más decir...Que me he encontrado con una lectura rara con un final potente, eso sí, pero que en mi humilde y antediluviana opinión, no es muy coherente dentro de la ficción que nos tratan de vender como coherente.
Vamos, que no entiendo lo que pretendía Barba con esta novela llena de agradecimientos y buenas críticas. No veo similitud alguna con la fantástica El señor de las moscas, con la que la comparan, ni fascinación, ni na' de na'...Pero ya digo: me he dado cuenta de que el problema lo tengo yo, no los jóvenes escritores de este país, llenos de cosas buenas e iconoclastas métodos de contar historias. Según se dice.
Qué viejuno me siento, mon Dieu...
Otras obras de Andrés Barba en ULAD: La hermana de Katia, La ceremonia del porno
5 comentarios:
A lo mejor la clave está en la identidad de esas "personas con reconocida autoridad en la materia".
O a que hay tantos gustos como cabezas, tampoco hay que considerarlo un problema.
Cada vez que sale Salinger en una conversación, yo me siento una apestada porque parece que soy la única persona en este mundo a la que El guardián entre el centeno le parece una porquería.
La verdad es que es interesante escuchar diferentes opiniones sobre una misma obra,pero Montuenga acierta al insinuar que habría que cuestionar la presunta autoridad de esas personas cuya opinión merece,al menos oficialmente, más respeto que la de otras.
Ah, y por cierto: mi madre también piensa que la famosa obra de Salinger es una porquería sobrevalorada. Y me encanta escuchar sus argumentos...
Yo ya nadé contracorriente en este blog cuando dije que "Sostiene Pereira" y "Olvidado Rey Gudú" me habían aburrido soberanamente; o cuando sostuve que "Madame Bovary" estaba más pasada que el baul de los recuerdos de Karina. Esta vez no sé dónde me quedo si digo que Barba siempre me ha parecido sobrevalorado, aunque mi suegra (lo siento, Santa Esposa mía, le toca a tu madre) me dijera en alguna ocasión que le parecía fascinante su forma de narrar.
Creo que Izas da en el clavo cuando habla de gustos. Y, la verdad, creo que no hay que tener complejos a la hora de decir que algo te parece una solemne tontería o una porquería.
Por cierto, ya una vez había apuntado algo sobre esto en un comentario anterior: me recomendaron la lectura de "Huckleberry Finn" y me pareció espantoso y estomagante, si es que la palabra existe.
Saludos a todos.
Qué va, Ian. Eso ocurre cuando se convierte la Literatura en una industria más, que así les encanta llamarlo al cortijo que se han montado 4 editores: que nos vemos rodeados de porquerías, Revertes, Izaguirres y otras mierdas en grande, y más mediocres parecidos.
Yo, de Barba sólo leí un cuentito que resultó ganador en revista ñ, y la verdad, me gustó mucho.
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