Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 1887
Valoración: Muy recomendable
Bienvenidos de nuevo, queridos niños míos, al rincón del tío Ian, un lugar donde encontraréis cosas sorprendentes y epatentes...
Hoy os presento otro de mis relatos preferidos, La esfinge sin secreto, que si hubiera sido firmado por el señor Allan Poe, no habría sido de locos pensar en una historia sobre una maldición macabra achacada a cierta reliquia egipcia. Pero el caso es que este cuento es de la autoría del genial Oscar Wilde, el excéntrico irlandés que hace siglo y medio, desafiando a los cantamañanas puritanos de su entorno, puso todo (y a todos) patas arriba con su irrepetible personalidad, mezcla imposible de dandy irredento, gay de lengua viperina, y escritor talentoso y novedoso.
Si queréis adentraros en el personaje, además de leer su obra, no os perdáis la exquisita y rigurosa interpretación de Wilde que hizo para la gran pantalla el talentoso actor Stephen Fry en una película aceptable de 1997. Pero vamos al argumento tratando, como siempre, de escapar de los canes de los Caza Spoilers, lo cual, en esta ocasión, es una misión imposible, ya que el sorprendente final de La esfinge sin secreto es la pieza maestra de esta herramienta literaria que le deja a uno de piedra cuando la termina.
Entonces, ¿cómo lo hacemos, queridos? ¿Cómo os animo a leer este relato sin hacer girar mis palabras de admiración en torno a su genial conclusión? Bueno, pues os diré que está muy bien escrito, sin chuminadas ni prosas floridas; y que el personaje femenino de la historia es el prototipo de dama decimonónica: lánguida, atractiva, depresiva, escurridiza e intrigante; y que, de nuevo, el lector se sentirá atraído por un enigma que hasta el final no se resuelve; y que cuenta una historia efectiva en poco espacio con las palabras justas.
¿Crítica insulsa la mía? Ya lo siento, queridos niños, pero vuestro tío Ian, que vela por vuestra felicidad literaria, hasta aquí puede escribir...De lo contario, os desvelaría en su modesto habitat un secreto que se disfruta más cuando se descubre por uno mismo.
Ya me contaréis, pequeños.
Dulces sorpresas. Que os guarden los ángeles...
También de Oscar Wilde en ULAD: La importancia de llamarse Ernesto, El retrato de Dorian Gray, De profundis, El fantasma de Canterville
Valoración: Muy recomendable
Bienvenidos de nuevo, queridos niños míos, al rincón del tío Ian, un lugar donde encontraréis cosas sorprendentes y epatentes...
Hoy os presento otro de mis relatos preferidos, La esfinge sin secreto, que si hubiera sido firmado por el señor Allan Poe, no habría sido de locos pensar en una historia sobre una maldición macabra achacada a cierta reliquia egipcia. Pero el caso es que este cuento es de la autoría del genial Oscar Wilde, el excéntrico irlandés que hace siglo y medio, desafiando a los cantamañanas puritanos de su entorno, puso todo (y a todos) patas arriba con su irrepetible personalidad, mezcla imposible de dandy irredento, gay de lengua viperina, y escritor talentoso y novedoso.
Si queréis adentraros en el personaje, además de leer su obra, no os perdáis la exquisita y rigurosa interpretación de Wilde que hizo para la gran pantalla el talentoso actor Stephen Fry en una película aceptable de 1997. Pero vamos al argumento tratando, como siempre, de escapar de los canes de los Caza Spoilers, lo cual, en esta ocasión, es una misión imposible, ya que el sorprendente final de La esfinge sin secreto es la pieza maestra de esta herramienta literaria que le deja a uno de piedra cuando la termina.
Entonces, ¿cómo lo hacemos, queridos? ¿Cómo os animo a leer este relato sin hacer girar mis palabras de admiración en torno a su genial conclusión? Bueno, pues os diré que está muy bien escrito, sin chuminadas ni prosas floridas; y que el personaje femenino de la historia es el prototipo de dama decimonónica: lánguida, atractiva, depresiva, escurridiza e intrigante; y que, de nuevo, el lector se sentirá atraído por un enigma que hasta el final no se resuelve; y que cuenta una historia efectiva en poco espacio con las palabras justas.
¿Crítica insulsa la mía? Ya lo siento, queridos niños, pero vuestro tío Ian, que vela por vuestra felicidad literaria, hasta aquí puede escribir...De lo contario, os desvelaría en su modesto habitat un secreto que se disfruta más cuando se descubre por uno mismo.
Ya me contaréis, pequeños.
Dulces sorpresas. Que os guarden los ángeles...
También de Oscar Wilde en ULAD: La importancia de llamarse Ernesto, El retrato de Dorian Gray, De profundis, El fantasma de Canterville
3 comentarios:
No lo conocía. Lo he leído aquí:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/wilde/esfinge.htm
Y está bien, sin más. Me gustó más la recomendación de "Miriam", de Capote.
Y oigan, ha sido esta semana el primer aniversario de la muerte de Benedetti y ni una mención al genio que se fue. Tengan, hablando de relatos geniales: "La noche de los feos".
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/benedett/noche.htm
Y eso.
Acabo de leerlo...sí, el final impresiona. Lástima que sea un relato tan corto!
Muy bueno el cuento recomendado, Salakov, y una pena no habernos acordado de ese importante aniversario...Con lo que gustaba ese autor al grupo al que yo pertenecí en mis años mozos...
Y es verdad, Sonia, que el relato se hace corto. Pero bueno, ¡sí que es efectivo!
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