Título original: Middonaito suwan (ミッドナイトスワン)
Traducción: Asuka Ozumi (al portugués)
Año de publicación: 2020
Valoración: Se deja leer
Sé perfectamente que este blog está dedicado principalmente a la literatura escrita en (o traducida al) español, aunque también se han reseñado obras escritas en otros idiomas hablados en España o sus alrededores, incluso sin traducción al castellano. Espero no estar estirando demasiado la liga con esta reseña. Sin embargo, con el auge reciente de la literatura asiática traducida al español (espero sinceramente que no sea solo resultado del uso indiscriminado de la inteligencia artificial), estoy seguro de que pronto encontrarán este libro en las estanterías de su librería favorita, en un perfecto castellano castizo (y espero también que la portada no recurra a algún cliché japonés, como un hombre vestido con kimono y maquillado como geisha). De cualquier forma, pueden ver la película en Netflix.
Midnight Swan cuenta la historia de dos marginadas: Ichika, una estudiante de secundaria, víctima de abuso y con una madre alcohólica; y Nagisa, una mujer transgénero que trabaja en un club nocturno. Debido a los problemas de su madre, Ichika tiene que mudarse temporalmente al diminuto apartamento de su tía (que desde su perspectiva es su tío) en Tokio, complicando aún más la ya precaria situación de Nagisa, quien sobrevive con dificultades económicas, gastos por medicamentos y deudas. La trama no es especialmente original: ambas deben luchar contra su precariedad para lograr algo más que sobrevivir. Ichika encuentra refugio en el ballet, típicamente reservado a clases altas, mientras que Nagisa, inicialmente renuente, desarrolla sentimientos que podrían considerarse maternales hacia Ichika. Este nuevo vínculo, cuidar a Ichika y ayudarla a superar el abandono de su madre, otorga un sentido renovado a su vida.
El problema con el libro (y aún más con la película) es que ninguno de los personajes protagonistas es desarrollado hasta sus últimas consecuencias. Considerando que una de ellas es transgénero, hubiese sido enriquecedor profundizar en las dificultades específicas que enfrenta esta comunidad, especialmente como trabajadoras del entretenimiento para adultos en una sociedad donde aún es tabú (la película incluso roza peligrosamente la caricaturización). Otros temas sensibles como la incursión de adolescentes en el entretenimiento adulto, el maltrato infantil y las adicciones también son tratados superficialmente. Sin embargo, debo reconocer que, a pesar de esta superficialidad generalizada, los atisbos del mundo de los llamados new-half (término utilizado para referirse a las mujeres transgénero en la industria del entretenimiento para adultos) son suficientes para justificar la lectura.
Por último, un comentario breve sobre la adaptación cinematográfica: es pésima. Las actuaciones son exageradas y sobreactuadas (¿por qué tantas películas japonesas y coreanas caen en esto?). Algunas locaciones resultan interesantes, como los departamentos empobrecidos en pleno centro de la metrópoli o el interior de los clubes nocturnos. No obstante, las escenas de baile carecen de originalidad. En general, resulta una adaptación bastante mediocre.
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