Título original: Hebi ni piasu (蛇にピアス)
Traducción: Makiko Tsujimoto
Año de publicación: 2004
Valoración: está bien
Hitomi Kanehara es una escritora un tanto particular en la escena literaria japonesa, incluso para la imagen de los japoneses en general. Emergiendo en la escena literaria a mediados de la década de 2000, Kanehara ganó reconocimiento rápidamente con su novela debut "Hebi ni Piasu", la cual explora temas de alienación e identidad dentro de la subcultura juvenil a través de personajes que desafían (o que se mantienen al margen de) las normas sociales mediante modificaciones corporales extremas, como la lengua bífida, que alude el título.
Liu, una joven que huye de casa, inicia una relación con Ama: un marginado, tatuado y perforado, cuyo mayor atractivo para Liu es su lengua bífida; y con Shiba, el tatuador, casi un gurú para Ama y Liu. Fascinada por este nuevo mundo, Liu se deja arrastrar a situaciones límite, incluyendo modificaciones corporales, drogas y sadomasoquismo.
Kanehara incorpora de manera íntima elementos de la cultura underground, reflejando sus propias experiencias de juventud, incluyendo problemas de autoestima y depresión, así como incursiones en el submundo de las perforaciones y modificaciones corporales (estamos hablando de hace 20 años, dentro de una cultura sumamente conservadora). Si buscan fotos de ella en internet, pareciera más una gyaru que una escritora ganadora del Akutagawa. Y no digo esto para reforzar el prejuicio, sino para poner un ejemplo de las razones que la hicieron controversial en su momento. Hoy en día ya es una autora muy reconocida, con su libro incluso adaptado a una película que pueden ver en Netflix (aunque no está muy buena). Estas vivencias personales no solo enriquecen sus historias con autenticidad, sino que también sirven como motor para la búsqueda de autoexpresión y pertenencia en un entorno que a menudo margina lo diferente.
Del lado negativo, hay situaciones que me parecieron un poco inverosímiles y que solo están ahí por el shock value. Además, el principal atributo de Ama es su lengua bífida; fuera de eso, me parece un sujeto equis. No hay una filosofía coherente sobre lo que hace, para eso está el otro personaje, Shiba, el cual pretende dar profundidad a su estilo de vida, lo cual no se cumple del todo. Entiendo que está el elemento de que mucho de su actuar no tiene más objetivo que ir en contra de algo. Sin embargo, algunas situaciones me parecen, simplemente, absurdas.
Por cierto, muchas de las situaciones que ocurren en el libro son supuestamente autobiográficas, incluyendo la parte donde la chica huye de casa. Indagando un poco más, nos enteramos de que el padre de Kanehara era profesor de literatura y continuó apoyando a su hija (y me imagino, dándole para la renta), corrigió el manuscrito, y fue parte importante para que ganara el premio Akutagawa. No quiero restarle su mérito cómo escritora, pero su imagen de marginada puede que sea un poco exagerada.
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