Idioma original: inglés
Título original: M Train
Año de publicación: 2015
Traducción: Aurora Echevarría
Valoración: muy recomendable
Título original: M Train
Año de publicación: 2015
Traducción: Aurora Echevarría
Valoración: muy recomendable
Pues no: ni es domingo ni en Un disco a la semana os vais a encontrar reseñado Horses o Radio Ethiopia. De hecho, debo confesar que Patti Smith nunca ha sido una artista que haya venerado en exceso. De hecho siempre recuerdo que su canción más célebre (Because the night) ni siquiera era su composición, sino la de Bruce Springsteen.
Pero insisto: tampoco busquéis una etiqueta de esas que suelo poner para horror de muchos. Libros sobre música. No. Tampoco. De hecho, las palabras canción y disco y guitarra y concierto ni siquiera aparecen en momentos memorables de este libro. Uno sabe que la autora es una artista conocida y una musa del rock'n'roll porque es algo que todos sabemos y porque existen las radios y porque en un párrafo del libro habla de un par de cheques de royalties como contenido del buzón que un día mira y quizás porque tenga curiosidad por saber cómo una persona que viaja tanto por el mundo se gana la vida. Sí, esa es la eximia mención que Patti Smith se permite a la profesión o forma de vida que la ha hecho famosa. Puedes preguntarte si sin ese sustento y esa celebridad Patti Smith hubiera publicado sus libros o no y si el discurrir de su existencia, de haber sido otra, una oficinista o una enfermera o una abogada, hubiera dado para generar estos textos.
Puedes preguntarte eso y responderte con cualquier cosa.
Pero que no te haga ignorar este texto. Porque Patti Smith hace buena una frase que he leído hace apenas unas horas, y que creo (pero no voy a buscar ese Tweet) que ha pronunciado Javier Cercas (al que admiro tanto como a veces disiento): Nadie lee tantos libros si no piensa escribir uno. Touché. Patti Smith es, entonces, se yergue en función de lo que aquí he experimentado, tan escritora como músico. Como mínimo, y teniendo en cuenta que también hay que contar con las letras de sus canciones y eso haría decantar la balanza (un poquito: tampoco le darán el Nobel como a Dylan, aunque ahora yo prefiero los Novel).
Entonces eso: Patti Smith escribe y este libro es un fragmento de sus memorias y aquí ya he tenido estos días alguna polémica más o menos encendida sobre el tema de la literatura del yo, cuando resulta que yo sí me esperaba un libro sobre música y sí tenía en mente (de hecho, llevo unos días escuchando Horses) emparentar libro y disco Y NO.
¿Por qué no? Pues, mal que me pese, porque ello sería limitarlo. Los valores de la Smith (ya no Patti) como escritora tienen bastante sustento, por sí solos. Ni idea de si lo suficiente para convencer a un editor sin el background que la avala, porque esto de los editores ya he renunciado a entenderlo del todo. Pero que como lector he disfrutado. Pues sí. No le hace falta demasiado ruido para ello. Aquí no hay lamentaciones ni nostalgia ni literatura del yo-rica (perdón, es que yo sin chistes malos es que no puedo), ni panegíricos de miles de palabras sobre lo bueno que era este o el otro y yo traidora de mí sigo en este mundo. Lo que hay son dos o tres hechos u objetos inconexos que son el armazón de una narración muy solvente y muy honesta. Un café ('Ino) en NY que cierra y al que acude cada día a escribir en una especie de mesa arrinconada que acaba considerando suya (tan suya que acaban regalándosela). Una casa desvencijada en una población costera que decide adquirir como una suerte de guiño del destino. Un viejo abrigo que ha recibido de un amigo.
Y el telón de fondo: una mujer que toma todas esas decisiones y lleva a cabo todos esos actos en medio de una soledad cómoda, nada impostada. Fred "Sonic" Smith, guitarrista de los MC5 y marido de la escritora, fallecido en 1994 y presencia tenue en la narración, como un espíritu agradable y hasta tierno que guía a su esposa, que sigue por aquí, que viaja a muchos lugares empujada por los mundos que los libros que lee le evocan. Punto fundamental de este estupendo libro. Smith es una lectora contumaz y entusiasta, peor (mejor) aún, una relectora en profundidad, la clase de persona que se sumerge de tal manera en los autores que necesita visitar los entornos que han creado en sus obras, los entornos en los que los han creado, como a la búsqueda de eso que queda en el aire y un fanático necesita respirar. Es una lectora contumaz desde antes de ser una cantante de éxito y lo ha seguido siendo, y es de esa estirpe freak que tan bien comprendemos por aquí: necesita ver el escritorio y la silla y los paisajes que sus escritores favoritos veían. Una de las principales temáticas de M Train es esa: Smith fascinada por Bolaño y por Murakami y por Sebald y por Jean Genet y visitando hasta sus tumbas y encargándose de ellas. Una veneración sincera y razonada, y mientras tanto nos cuenta su vida y sus andanzas y todo eso está tan bien escrito y suena tan veraz y poco aparatoso que ya paro: la lista de advenedizos que habrían de palidecer al leer estas páginas se haría demasiado extensa.
Y el telón de fondo: una mujer que toma todas esas decisiones y lleva a cabo todos esos actos en medio de una soledad cómoda, nada impostada. Fred "Sonic" Smith, guitarrista de los MC5 y marido de la escritora, fallecido en 1994 y presencia tenue en la narración, como un espíritu agradable y hasta tierno que guía a su esposa, que sigue por aquí, que viaja a muchos lugares empujada por los mundos que los libros que lee le evocan. Punto fundamental de este estupendo libro. Smith es una lectora contumaz y entusiasta, peor (mejor) aún, una relectora en profundidad, la clase de persona que se sumerge de tal manera en los autores que necesita visitar los entornos que han creado en sus obras, los entornos en los que los han creado, como a la búsqueda de eso que queda en el aire y un fanático necesita respirar. Es una lectora contumaz desde antes de ser una cantante de éxito y lo ha seguido siendo, y es de esa estirpe freak que tan bien comprendemos por aquí: necesita ver el escritorio y la silla y los paisajes que sus escritores favoritos veían. Una de las principales temáticas de M Train es esa: Smith fascinada por Bolaño y por Murakami y por Sebald y por Jean Genet y visitando hasta sus tumbas y encargándose de ellas. Una veneración sincera y razonada, y mientras tanto nos cuenta su vida y sus andanzas y todo eso está tan bien escrito y suena tan veraz y poco aparatoso que ya paro: la lista de advenedizos que habrían de palidecer al leer estas páginas se haría demasiado extensa.
5 comentarios:
Muy buena Francesc!
Para cuando unas reseñas de Papini o de Nathanael West? Saludos!
No le darán el Nobel pero allí estuvo en representación de Dylan, cantando un tema suyo (tan emocionada estaba que se equivocó y tuvo que recomenzar).
Al hilo de esta conexión, recomiendo fervientemente el libro Crónicas (vol 1) de Bob Dylan, que sí va sobre música y es autobiográfico, una delicia que le recomiendo incluso a los no adeptos del músico y en especial a los que se quejaron tanto por el premio que recibió.
Espero con ansia la reseña de Horses; qué buena excusa para volver a escucharlo.
Saludos.
Qué buena reseña. Me encanta llegar al final y decir: ¡JA! Sabía que era de Francesc.
En la lista.
me gusto mucho el libro.
a los que les intereso les aconsejo leer Just kids , de P S tambien ,
ambientado en otra epoca de la autora / artista ...pero muy recomendable .
muchas menciones literarias en Mtrain..
.un detalle anecdotico que me llamo la atencion
como curiosidad fue el interes/obsesion de la Smith en las series televisivas .
uno creia que tenia el paladar mas fino...pero nos cuenta que esta en casa con depresion y lo unico que le alivia son los interminables capitulos/ temporadas de bazofias televisivas
incluso creo recordar, lei el libro hace ya unos meses , lo que le ilusiona conocer personalmente a la protagonista de una de ellas e incluso realizar una breve aparicion en un capitulo !!!!!!!!
Lentamente parece que Smith sea apreciada por sus condiciones como escritora y su figura como rock-star femenina se desvanezca. Respecto a las series un poco chicle, no vamos a tenérselo en cuenta.
Y perdón por el flash de narcisismo. Eso de comprobar que yo la he escrito justo al final. Me he puesto muy rojo. Gracias (poned el emoji que va ahí, yo no tengo ni idea).
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