Idioma original: Castellano
Valoración: Está bien
Momias y embalsamados es una antología de relatos de terror escritos por autores patrios contemporáneos. Una antología, como aclara su prologuista, cuyos siete relatos pretenden explorar la figura de la momia sin recurrir a las (ya convertidas en cliché) maldiciones egipcias. A ver, tampoco estamos ante un libro que quiera revolucionar el subgénero, pero es innegable que cumple con la intención que proclama. Bueno, al menos así sucede en la mayoría de obras que lo componen. Otras, como es el caso de “Descenso a Duat”, acaban moviéndose por terrenos convencionales al aludir a construcciones faraónicas, ritos ancestrales, jeroglíficos... De todos modos, debo decir que incluso las historias más típicas de la antología me han parecido genuinamente entretenidas. Nada más. Ni nada menos.
Mis relatos favoritos son “Cuerpo de niña”, de Daniel P. Espinosa, “Carcasa”, de Jorge P. López y “En el nombre del musgo”, de Jesús Gordillo. “Cuerpo de niña” está ambientado en un mundo postapocalíptico. Quizás lo que más me ha gustado de este relato es, precisamente, el mundo: contextualiza el argumento a la perfección, está desarrollado sin por ello acabar siendo una digresión y es bastante original. “Carcasa” se elabora a través de un diálogo. El final se me hizo algo predecible a medida que se acercaba, y la exposición mediante el diálogo no siempre es la mejor artimaña para narrar ciertas cosas... No obstante, su lectura ha valido mucho la pena. “En el nombre del musgo” nos sitúa ante una especie de Solomon Kane andaluz. ¿De veras necesita otra carta de presentación para que se le conceda una oportunidad?
El resto de relatos, como ya he dicho, no están mal, aunque no me gustaron tanto. “El señor de la nada” trata sobre una expedición española perdida en pleno desierto de Atacama. Cuando los integrantes de la misma se topen con un ser salido directamente de las profundidades del Infierno, la sed y el cansancio serán su menor preocupación. “Papel Maché” va sobre un trabajador de feria, Sammy, destinado a la llamada casa de la risa. En esta atracción se mece un inquietante ahorcado que en algún momento, hace años, respiraba. “Descenso a Duat” relata el descenso de un periodista, obsesionado por entrevistar a un misterioso asesino, a las profundidades subterráneas de la ciudad. Y por último tenemos “Expedición Newton-Jenney”, donde un ser del inframundo causa estragos en un fuerte del Viejo Oeste.
Lo mejor de este libro es su versatilidad de registros. Es complicado que un amante del terror no encuentre en estas narraciones algo que le guste; al fin y al cabo, hay desde distopías cyberpunk hasta fabulaciones oníricas. Eso sí, tampoco se le debe exigir un alto nivel de innovación en lo que concierne a la figura de la momia a estos relatos o corremos el riesgo de salir decepcionados.
3 comentarios:
¿hartimaña?
¿disgresión?
Madre mía, tienes (¿tenéis?) toda la razón del mundo, Anónimo. Gracias, inmediatamente lo cambio. :S
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