Idioma original: español
Año de publicación: 2017
Valoración: se deja leer (resuello)
Bitácora de esta reseña (sub- título: Diálogo interior de un lector algo impaciente)
- Primeras decenas de páginas
Esto de las reseñas-interruptus...¿cuánto hace que no escribo una? o ¿con cuántas páginas se justifica el hacerla?
- Sobre la centena, o así.
A ver; David: esto es una autobiografía encubierta, a qué sí. Tantas similitudes en circunstancias con las tuyas particulares (lo que tiene ser hermano de famoso y pareja de famosa y ahora ex-pareja de famosa, que la gente sabe cosas de su vida y eso genera pre-concepciones, generalmente para mal), tantos detalles sobre los que establecer analogía de que Dani Mosca es un trasunto tuyo conveniente maquillado para dejar con la duda.
Pero es una duda algo perversa: no es una duda como las que establecía Cercas en sus primeras novelas de éxito.*
Parece como si Trueba quisiera sentirse como una rock-star cuando la literatura (con muy pocas excepciones) ya no da para rock-stars y si no hay rock-stars no hay fans irredentas ni groupies ni fiestas de fin de gira o de post concierto, ni habitaciones de hotel arrasadas tras vaciar el mini-bar y dejarlo todo perdido de sustancias extrañas y fluidos corporales.
Terrible dilema porque cuando ya he decidido que continuaré hasta el final, empiezo a encontrarme por el camino referencias a cascoporro sobre lo que (pienso en mi humildad asumida de que lo que sí no ha habido nunca ni habrá - sollozo - son reseñistas rock-stars) son influencias de este libro:
- Karl Ove Knausgard por el tono, por el detalle de arrancar con la muerte del padre, por la obsesión en escandalizar a base del infantil recurso de repetir el verbo follar muchas veces en un párrafo
- William Faulkner, por lo del viaje junto al ataúd hacia el pueblo de origen
- Ray Loriga, por la deriva llorica del escritor que ha pasado por un divorcio de alguien famoso**
- Javier Pérez Andújar, por la almibarada apelación a la nostalgia presente por doquier en la primera parte (entreverada de anécdotas y recuerdos pueriles que pretenden elevar a literatura lo que es chascarrillo de bar cutre de barrio tras unas cuantas cervezas - lo de Marciano el del Ocaso es de vergüenza ajena)
- Las buddy-movies, cuando uno se encuentra un personaje como Jairo, personaje que acaba teniendo más calado y más recorrido como chófer ecuatoriano del coche fúnebre que muchos de esos músicos que van y vienen de las formaciones que Dani lidera y abandona.
- Un poco más y se me escapa Bernhard, porque por ahí anda una cita de él. Pero no.
- Repito. NO. Nada más alejado de Bernhard que esto
Ya en ese momento, y aunque Trueba se las ha apañado para no bajar a las catacumbas patéticas de Blitz (Tierra de campos es mucho mejor y más digno que Blitz, cosa bastante sencilla por otra parte), y de que obviamente a esta novela o lo que sea le sobran decenas de páginas, pero la retórica loser es lo que tiene, que uno se encuentra tan a gusto refocilándose en la propia miseria, la lectura es más o menos llevadera si se tienen pocas exigencias y si se comprende que el final al que uno se va aproximando va a contener las dosis justas de moralina 2.0 que tan bien encajan con la generación del baby-boom, esa generación de movida y transición que tan bien se adapta a ser gobernado por quien sea con tal de que no les afecten a la comodidad de su presente.
- A partir de las trescientas, que ya tiene su mérito la cosa
Parte de la novela que se lanza a tumba abierta en dos tramas que convergen: el pasado más reciente con la paternidad, la separación, la teórica asunción de la madurez, a la vez que la llegada al pueblo, a unos orígenes algo ajenos que avasallan a Dani y que acaban conduciendo a un muy moderno final sin final que espero, vayamos rematando, que dejen a este libro en la novela relativamente digna y amena que es y no le dé al autor por precipitarse a una serie knausgardiana para ver cómo el músico madura y reconduce su vida y todo eso que me da pereza hasta imaginar. Porque llegar hasta la página 404 de este libro supone una dura prueba para el lector, por lo menos para mí, comprometido con leer bien y dar una opinión, pero también por pasar ya a otro libro que contenga más sustancia que esta historia narrada con tanta pulcritud como previsibilidad.
- Postfacio****
Y todo sería justo y apropiado si yo no cargara las tintas, pero resulta que entre acabar este libro y escribir esta reseña empiezo a leer otro. Este sí una biografía de músico y este sí un recorrido por experiencias propias sin necesidad de consultar a los amigos músicos (seguro que Trueba es amigo de alguna mediocridad como Sabina al que habrá pedido consejo) para que te expliquen de qué va esto.
Que es más o menos mi sensación final: no la impostura, sino la falta de autenticidad, casi absoluta.
- Fin (al fin)
- Fin (al fin)
*Vaya, ahora me he acordado de como Trueba destrozó Soldados de Salamina cambiando el sexo del protagonista, en una de sus pocas experiencias cinematográficas.
**Perdón por poner a Faulkner y a Loriga en párrafos limítrofes (jamás me lo perdonaré)
***Curiosamente, como el libro de Viv Albertine que tomo a continuación de leer el de Trueba.
****El de Albertine: ESO SÍ es una semblanza auténtica de la vida de un músico.
15 comentarios:
Hola:
Mi experiencia con David Trueba: leidos (hace ya años, eso sí) "Abierto toda la noche" (pschá) y "Cuatro amigos" (plof).
Me parece que nunca más...
Le sobran páginas, como a casi todas las novelas, al menos últimamente. Es triste tener que leer en diagonal decenas de páginas. Y no creo que sea porque Internet ha cambiado nuestros gustos y hábitos. Pasa más bien que los autores se empeñan en estirar y explayar. El caso de Cercas es claro, como el de Javier Marías o lo último de Muñoz Molina. Quizá sea que los relatos cortos se leen ahora en pantalla y entonces el papel hay que reservarlo para los novelones. No sé, pero el caso es que estirar la narración resulta antiliterario. O eres Proust, o arruinas la historia.
Lo leí hace unos meses y estoy muy de acuerdo con la reseña. No me interesaba especialmente el señor Trueba, pero sí el tema. Vivo cerca de la zona que da título al libro, y no me gustó nada la forma de presentar a la gente de pueblo, esperando que llegue una celebridad a iluminarles. Y por fin alguien se atreve a decir que Sabina, "el Bob Dylan español", es una mediocridad, aburrida, además.
Leí "Cuatro amigos" hace años. Ni una sola escena ni personaje creibles. Y es una lástima porque la prosa y el ritmo narrativo no estaban nada mal.
Al igual que a vosotros me ha encantado el libro. Me da igual si es autobiografía o no. Es entretenido y cierto. ¿Habéis leído Saber perder? ¡Viva David Trueba y toda su parentela!
¡Vaya! Estaba terminando el libro justo cuando salió la reseña. A mí me gustó. No conozco la vida del autor (leí hace mucho "Saber perder", que también me gustó) y tampoco soy un entendido en música, por lo que ignoro si la vida del personaje se basa en la suya. Quizá en mi caso influye la cercanía generacional y espacial con la historia y los muchos lugares comunes con la mía. También tuve un pueblo al que iba de pequeño. Pese a ser una historia lineal sin sobresaltos, algunos aspectos que me chirrían y alguno que no me cuadra (la edad del padre), me parece un libro entretenido, simpático, está bien escrito y es de lectura sencilla; pero no, no es Faulkner, ni creo que el autor pretenda serlo. Mi valoración sería un Está Bien. Para mí es un autor solvente y probablemente repita, pero no con "Blitz". Francesc, te cae mal el autor y sabías que no te iba a gustar la novela ... o eso me parece a mí. Saludos.
Buenas noches a todos, y gracias por los comentarios. Aclaro: me tomé la licencia de modificar la valoración inicial (que no era categóricamente mala) cuando, como apunto en la reseña, empecé a leer, a continuación, un libro que dejaba a este bastante por debajo. Trueba me cae bien: parece el amigo que ves de tarde en tarde y te recomienda alguna película o algún libro. Pero eso no te hace escritor. Llegar a la página 400 ha sido una tortura porque yo quería que el libro me gustara y al final, y recordándolo en perspectiva no mejora la cosa, ni me ha gustado ni creo que las horas que he empleado en él hayan sido de provecho. Otro escritor cuya lectura es perfectamente prescindible.
Perdón, me dejé algo importante: Sabina es escandalosamente malo en todo lo que hace.
Trueba es un progre midcult, con algún talento y ciertas referencias musicales y literarias que le diferencian ligeramente de otros autores de la misma extracción ideológica. A veces, cuando es más personal, le salen cosas interesantes; otras es estomagantemente buenista y tendencioso, lo que le hace apto para un tipo de lector acrítico de El País y poco más. La polarización ideológica de España, incluida la suya propia, le deja fuera del radio de acción de muchos lectores, por un extremo o por otro.
Hombre, con Sabina no hay que meterse tan malamente, que eso duele. Es taurino, español y follador (follar, follar y follar), no sé que es peor.
Es una irreverencia, también iconoclasia, demasiado salvaje que pagaréis cara. Veréis. Estáis corriendo un gran peligro. Qué barbaridad de lesa humanidad.
Con Trueba, en cambio, no hay problema. Nació para perder. Se le acumulan las derrotas y las desgracias: pobre, borracho y abandonado por las mujeres, seguro.
Vuelve la tendencia en este foro a hacer crítica en función de:"hermano de", "novio, exnovio de", "famoso por" y, como no "El País". Me parece mal: No creo que eso sea una objetiva crítica literaria
MUY INTERESANTE
Gracias a todos por los comentarios. Pasado un mes, me reafirmo y añado que estos escritores tibios y amables me acaban pareciendo pura equidistancia nociva que no sirve para nada.
La relación entre músicos y críticos musicales no es fácil. Solo hay alguien que tiene más ego que un músico, y es la gente que habla de la música. (Página 200)
Léase literatura donde pone música ...
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