Idioma original: inglés
Título original: The Wisdom of Father Brown
Año de publicación: 1914
Valoración: recomendable
A estas alturas los lectores habituales ya habrán notado que este blog tiene una cierta debilidad por la literatura policiaca (Camilleri, Mankell, Padura, , Márkaris...); personalmente, la afición al género empezó por la serie de libros de los Tres Investigadores, y luego pasó a cosas de mayores, con los libros de Sherlock Holmes o de Agatha Christie. Pero en esas lecturas adolescentes también hubo un libro que me dejó huella: El candor del Padre Brown, en una edición de la colección juvenil de Anaya. Muchas de sus historias las recuerdo perfectamente, por su humor, su profundidad, su originalidad, por lo ingenioso de muchas de sus resoluciones y por la figura del detective protagonista, un cura católico gordo y bonachón.
Ahora, muchos años después, leo el segundo libro de la serie, La sabiduría del Padre Brown, y tengo que confesar que he quedado un poco (pero solo un poco) decepcionado.
Empiezo por la parte que no me ha decepcionado: La sabiduría del Padre Brown es una colección de relatos divertida, irónica (como todo lo que Chesterton escribió), original, ligera; se lee en una tarde, y es ideal para un viaje en el que se quiera estar entretenido, por ejemplo. Además, está muy bien escrita, con un cuidado por el estilo que no es común en muchas novelas policiacas, más interesadas en las complejidades de la trama y de la investigación que en las descripciones de paisajes y personajes, que en Chesterton son abundantes. Y el personaje del Padre Brown, con su apariencia tan poco atlética, su benevolencia católica y su espíritu campechano, sigue siendo uno de los detectives más "memorables" de la literatura.
Lo que me ha decepcionado, en muchos de los relatos, es la historia en sí, o sea, el crimen y su resolución; no sé si es que La sabiduría es inferior a El candor, o que yo ya no soy el mismo lector que cuando era adolescente. Pero muchos de los desenlaces de los relatos me han parecido inverosímiles o tramposos ("El hombre del pasillo" o "La cabeza de César", por ejemplo). La búsqueda de argumentos originales y de resoluciones sorprendentes hace que se creen situaciones inverosímiles, y son bastantes los relatos en los que la solución pasa por una confusión de identidades que solo el Padre Brown consigue esclarecer. Y en cambio en otros casos, la solución resulta ser banal, en particular en el primer relato del volumen, "La desaparición del señor Glass". Quizás "El final de los Pendragon" sea el relato más conseguido del volumen, porque las pistas que indican su desenlace están bien moduladas, de forma que resulta sorprendente sin ser rebuscado, y con un aura misteriosoa que yo recordaba en varios de los cuentos de El candor del padre Brown.
Otra cosa que llama la atención, aunque no podamos culpar exclusivamente a Chesterton de ello, es el cierto tono clasista, racista o chovinista que impregna ciertos relatos. Como buen británico, para Chesterton lo normal es lo británico, y además lo británico de clase alta; todo lo demás es barbarie: los italianos son apasionados y salvajes, los obreros son unos borrachos con los que hay que tener cuidado, y los negros o los indios son unos caníbales o unos hechiceros. Claro, eran otros tiempos, no hay que caer en lo políticamente correcto y censurar con efectos retroactivos, pero no por eso vamos a dejar de anotarlo.
Con todo, me reitero en lo que decía en el segundo párrafo: este es un libro que se disfruta, como lectura de placer y diversión; para más complejidad narrativa o filosófica pueden buscarse otras obras del propio Chesterton, como El hombre que fue jueves; y si no, si lo que se quiere es seguir disfrutando de las aventuras del Padre Brown, estamos de enhorabuena, porque todavía quedan otros tres volúmenes más...
También de G.K. Chesterton en ULAD: El candor del Padre Brown, El hombre que fue Jueves, Anécdotas de Londres y Nueva York
1 comentario:
Buenas tardes!
Tengo en mi biblioteca ambas obras de padre Brown ("The wisdom..." y "The innocence..."), en inglés, sin leer, desde hace varios años. Nunca encontré el momento adecuado para abordarlas. Espero no sentir eso que tu mencionas, Santi. Que son obras memorables para adolescentes, pero no tanto para hombres ya entrados en canas y kilos.
Mientras tanto me entretengo viendo los más de 30 capítulos que filmó la BBC con las aventuras del padre Brown. Con intrigas más que endebles en muchos casos, pero con personajes entrañables (Mrs McCarthy, Lady Felicia o el inspector Sullivan, por ejemplo) y una esmerada recreación de los años 50 en la campiña inglesa (desconozco porqué este anacronismo con la historia original)
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