Idioma original: inglés
Título original: Liquid Modernity
Fecha de publicación: 2000
Valoración: Muy recomendable
Zygmunt Bauman es en mi opinión uno de los más agudos analistas de nuestro modo de vida. Tiene una sorprendente capacidad para fijarse en los fenómenos más variados y a primera vista insignificantes, y enmarcarlos en el seno de un potente diagnóstico de nuestro tiempo. Cuando lo leo, suelo tener la sensación de ir asintiendo a sus palabras, pensando que, en efecto, eso es lo que nos rodea, así es como vivimos. No es un sociólogo al uso: tiene un estilo literario y ameno, y echa más mano de ejemplos periodísticos que de estadísticas.
Una de sus mayores aportaciones al debate sobre las sociedades contemporáneas es su distinción entre Modernidad sólida y líquida. Si bien Bauman fue uno de los primeros intelectuales en proclamar la llegada de la era postmoderna, al cabo de los años ha ido perfilando una postura más matizada, que trata de recoger tanto lo que hemos dejado atrás como lo que mantenemos. Permanece, hoy como a comienzos del siglo XIX, una voluntad incuestionada de renovar: ser moderno consiste, al parecer, en estar siempre modernizándose, adaptando la propia vida y el entorno "a la altura de los tiempos". Lo que hemos perdido desde hace, digamos, unos 30 años, es la estación final de este proceso de constante renovación. La fase anterior de la Modernidad -la fase sólida- buscaba siempre cristalizar los cambios en estructuras (teóricas, industriales, políticas...) racionales y definitivas. Hoy, por el contrario, descreemos de ese momento de calma final y vemos en la solidez invariable una amenaza a nuestra libertad de consumidores: de ahí que habitemos una Modernidad líquida.
Es en este libro donde Bauman ha explicado tal distinción con la mayor claridad. A partir del 2000 se ha dedicado a investigaciones más sectoriales, en las que aplicaba el esquema general a las políticas en torno a la seguridad o al estado de nuestras relaciones personales, por ejemplo. Aunque no deja de presentar ciertos aspectos cuestionables (como su tendencia a condenar, por principio, todos los efectos del modo de vida consumista), la obra de Bauman dibuja un diagnóstico audaz e inteligente de nuestro tiempo. Y Modernidad líquida es quizá la mejor puerta de entrada para quien quiera conocerla.
También de Bauman en ULAD: La ambivalencia de la modernidad y otras conversaciones
9 comentarios:
Este en concreto no lo he leído pero si "Tiempos líquidos" y "Miedo líquido".
A veces tengo la sensación de que Bauman, como otros autores actuales (Me viene a la cabeza por ejemplo Lipovetsky), es un autor demasiado prolífico, lo que hace que sus obras no sean todo lo "brillantes" que podrían ser.
Tengo la sensación de que esta gente pública demasiado, no se puede producir calidad a ese ritmo.
¿No crees que nos toman un poco el pelo vendiéndonos un libro de 250 páginas cada dos años o menos?
¿Realmente están justificadas estas obras?
¿Le hacen justicia al nivel que se les supone a estos autores?
Hector
Muy mal, Jaime... Haciendo apología de tu tesis, así como quien no quiere la cosa...
Yo todavía no he leído nada de Bauman, y mira que tengo ganas con todo lo que he oído sobre él. Pero sí que da la impresión de ser una máquina de producir líquidos, ¿no? :)
Jajaj, pues sí, no os falta razón en todas vuestras sospechas. En efecto, hago publicidad subliminal de mi tesis (..la liquidez irá calando en vosotros sin que os deis cuenta...) y, en efecto, Bauman escribe demasiado.
Héctor, tienes razón, muchos de sus últimos libros son reuniones de conferencias, artículos, etc., que le piden en distintos sitios y que luego junta, quizá con poca coherencia. Tampoco son obra muy original, claro, sino aplicaciones de sus intuiciones más generales a temas concretos. Por eso precisamente he elegido uno de los que considero que representa un mayor esfuerzo de sistematicidad (aunque el más sistemático sería "Modernidad y ambivalencia", anterior).
Es curioso, con Bauman (y quizá también en Lipovetsky, sí) se diría que acaba cayendo en las mismas dinámicas que analiza -lo cual puede ser inevitable para un sociólogo-... pero que también denuncia. La aplicación del consumismo a la cultura. Mínima duración y máximo impacto: ésa es la fórmula del éxito en nuestra cultura de la obsolescencia planificada. Habrá que esperar algún tiempo para ver lo que queda realmente de quienes practican esta estrategia.
Acabo de conocer este blog (desde el de Joselu, "Profesor de Secundaria") y reconozco que me impresionado. Quiero leer ¡ya! a Bauman (¿hay alguna publicación suya interesante en soporte electrónico?). Ni que decir tiene que me apunto a tu blog. Salu(os).
Me alegro de que te interese Bauman, y de que te guste el blog, claro;). Ahí va una muestra de lo más reciente de Bauman (es un articulito sobre la crisis), a ver si te gusta. Un saludo,
http://edant.revistaenie.clarin.com/notas/2009/12/27/_-02107667.htm
Acertada !!!
Tu si que eres un : articulito, y fijate con letra minúscula 🤓
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