Idioma original: Inglés
Título original: The nightmare factory
Año de publicación: 2006
Valoración: Recomendable
Con La fábrica de pesadillas, Ligotti nos zambulle en una habitación fría, oscura y claustrofóbica. En esta habitación hay impenetrables secretos que cohabitan con nosotros, secretos que quedan misericordiosamente velados por la penumbra reinante. Ligotti los ilumina débilmente, sin revelarlos jamás, pero descubriéndonos sus horribles proporciones, sus pavorosas implicaciones. Estos secretos permanecen, como digo, inaccesibles, por lo que nuestra curiosidad es casi tan grande como nuestro miedo. Y cuando, a mitad del libro, sabemos que la puerta de la habitación lleva abierta desde el principio, nos da igual; ya no queremos irnos. Lo que queremos es saber. Comprender.
Los veintitrés relatos de esta antología me han parecido extraordinarios. Su calidad es bastante uniforme, con discretos, casi imperceptibles, altibajos. Efectivamente, algunas historias son mejores que otras. Pero el listón está tan alto en todo momento que apenas nos percatamos de ello y las disfrutamos todas por igual. No en balde, la antología entera fue galardonada con el prestigioso premio Stoker (también el relato que la cierra, titulado "La torre roja") y nominada al World Fantasy.
De influencia lovecraftiana, los relatos de La fábrica de pesadillas aúnan las inquietudes del escritor de Providence con las búsquedas del propio Ligotti. Así pues, están plagados de miedos inenarrables, mundos ajenos, entidades ante las cuales nos vemos impotentes, la curiosidad como conductor hacia la locura, viajes oníricos; en fin, todos esos clichés propios de Lovecraft. También, pero, permiten entrever otras cuestiones. Me atrevería a decir, incluso, que Ligotti supera a Lovecraft en ciertos aspectos, puliendo las bases que el maestro asentó. Por ejemplo, su planteamiento respecto a los manuscritos que encierran saberes prohibidos es más interesante que el de Lovecraft, a mi parecer. En sus ambientaciones y atmósferas tampoco tiene nada que envidiar al de Providence. Y su prosa... Su prosa es de otro nivel, sobre todo si la comparas con la de otros autores de género, la gran mayoría mucho menos sofisticados.
De influencia lovecraftiana, los relatos de La fábrica de pesadillas aúnan las inquietudes del escritor de Providence con las búsquedas del propio Ligotti. Así pues, están plagados de miedos inenarrables, mundos ajenos, entidades ante las cuales nos vemos impotentes, la curiosidad como conductor hacia la locura, viajes oníricos; en fin, todos esos clichés propios de Lovecraft. También, pero, permiten entrever otras cuestiones. Me atrevería a decir, incluso, que Ligotti supera a Lovecraft en ciertos aspectos, puliendo las bases que el maestro asentó. Por ejemplo, su planteamiento respecto a los manuscritos que encierran saberes prohibidos es más interesante que el de Lovecraft, a mi parecer. En sus ambientaciones y atmósferas tampoco tiene nada que envidiar al de Providence. Y su prosa... Su prosa es de otro nivel, sobre todo si la comparas con la de otros autores de género, la gran mayoría mucho menos sofisticados.
En general, estos cuentos abordan el horror cósmico; uno muy vinculado a Lovecraft en estructura, y a veces, como en "La secta del idiota" (directamente basado en los Mitos), en sustancia. Eso sí, Ligotti no le teme a otras temáticas: el weird y el terror gótico también tienen su modesta aparición en esta antología. De todas formas, debo reconocer que esta variedad de subgéneros no logra disipar el empache que supone leer este libro de golpe. Por más incondicional que seas de este tipo de literatura, la reiteración de recursos estilísticos, estrategias narrativas y situaciones, te impedirá leerte La fábrica de pesadillas de una sentada.
Mis relatos favoritos son "La sombra en el fondo del mundo", "El manicomio del doctor Locrian", "Vastarien" y "La escuela nocturna". Sus finales, sugerentes o hasta abiertos, nos invitan a completar estas historias de las formas más retorcidas y horripilantes. Los ecos que desprenden estas narraciones, sus ramificaciones filosóficamente extraliterarias, nos persiguen con obsesiva resonancia. Una de las virtudes del autor es su capacidad de ofrecer historias a las que nosotros debemos forcejear para poner el candado. Y que nadie piense ni por un segundo, por cierto, que este candado va a retener por completo a lo que mora al otro lado.
Creo sinceramente que estos relatos de Ligotti pueden competir sin reparos en la disputa territorial con los más gráficos y explícitos Libros de sangre de Clive Barker. No sabría decir cuál de ambas propuestas es la mejor antología de terror de la actualidad. Pero Ligotti, que según el Washington Post es «el secreto mejor guardado de la literatura de horror contemporánea», se ha ganado indudablemente su lugar en el paisaje del género. Un paisaje, recordemos, en el que se tiene que combatir con auténticos titanes. Lo cual no es fácil. Ligotti es consciente del panorama, como demuestra en la introducción del libro, donde exhibe su conocimiento sobre el miedo en la ficción, haciendo hincapié en la figura de su admirado Lovecraft. Y en el prólogo ya veíamos que él mismo despierta admiración a las nuevas generaciones, cuando Poppy Z. Brite le dedicaba unas palabras preñadas de entusiasmo. Así que ya sabéis, hay que darle una oportunidad a este libro si os interesa el tema. Yo he leído un ejemplar de la ya difunta La Factoría de ideas, actualmente descatalogado. Si sois incapaces de encontrarlo, siempre podéis recurrir a Valdemar, que ha ido editado algunas cosillas del autor.
2 comentarios:
Lo leí hace unos años. Coincido con toda la reseña que escribiste. Cuando lo leí era un poco inconstante y me pareció difícil de entender el último relato. Lo leeré de nuevo. Crea unas atmósferas que superaron a casi todos.
¡Que lo disfrutes, pues! Yo tengo pendiente otra antología del autor; a ver si me animo pronto...
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