Año de publicación: 1961
Valoración: Muy recomendable
Las únicas referencias que tenía de Álvaro Cepeda Samudio procedían de "Vivir para contarla", las conocidas memorias de Gabriel García Márquez. Y es que ambos formaban parte del llamado "Grupo de Barranquilla", que allá por los años 40 y 50 dinamizó la vida cultural de la ciudad colombiana. De todos los integrantes de aquel grupo, el mayor reconocimiento sería para García Márquez y uno de los mayores "olvidos" sería para Cepeda Samudio, debido a su escasa obra y a su temprano fallecimiento, con apenas 46 años.
Dentro de esa escasa obra destaca su única novela, este "La casa grande", en la que se aprecian ecos del "Pedro Páramo" de Rulfo, de toda la narrativa de Faulkner o incluso del "Libro de Manuel" de Cortázar. De "La casa grande" dijo García Márquez que se trata de un experimento arriesgado. ¿Y quién soy yo para llevarle la contraria a todo un premio Nobel?
Pues eso, se trata de un libro "difícil", no apto para todos los públicos. Por ejemplo: absténganse lectores que busquen pasar unas horas de entretenimiento sin más, absténganse también lectores que gusten de historias con estructura tradicional, de historias en las que todo te lo den bien mascadito, etc. No es este un libro para ese tipo de lectores porque el texto del colombiano exige un plus de esfuerzo y atención. "La casa grande" está plagado de elipsis y el cambio de tiempos, estilos y voces narrativas es constante, lo que exige un cierto grado de implicación por parte del lector.
Tenemos, por un lado, la "masacre de las bananeras", que ya aparecía en "Cien años de soledad", contada (eso sí) de una forma peculiar, en la que se mezclan diálogos e impresiones de soldados que participan en el operativo, partes militares, decretos y descripciones tan hermosas como esta:
Todavía no eran la muerte:
pero llevaban ya la muerte en las yemas de los dedos:
marchaban con la muerte pegada a las piernas:
la muerte les golpeaba de una nalga a cada tranco:
les pesaba la muerte sobre la clavícula izquierda:
una muerte de metal y madera que habían limpiado con dedicación
Por otro lado está la historia de la familia que habita la casa grande, microcosmos y metáfora de la situación exterior. La familia está encabezada por uno de los notables de la ciudad, el Padre, personaje implacable y autoritario que determina el destino de la familia y del pueblo.
Ambas historias se entrelazan. La masacre de las bananeras hace que explote el odio del pueblo hacia el Padre. Odio y violencia por todas partes; más larvada en la familia, más cruda, más física en el pueblo. Odios anteriores y posteriores a la revuelta de los trabajadores. Violencia que acaba destruyendo, interior y exteriormente a las personas.
Aunque ya digo que ambas historias confluyen en determinados momentos y personajes, las dos podrían ser leídas de forma independiente, siendo la primera mucho más "asequible" en su estructura y desarrollo que la segunda. Digo esto porque en la historia de la familia de la casa grande los saltos temporales y las voces se suceden. Los acontecimientos principales en la vida de la familia tienen lugar en dos momentos concretos y los diferentes personajes ofrecen su visión o sus recuerdos de esos momentos de forma fragmentaria. No es fácil seguir la historia, por momentos parece confusa, pero finalmente las piezas van juntándose y el puzzle toma forma.
Destacan, fundamentalmente, dos aspectos de la novela. En primer lugar, la capacidad del autor para llevarla a buen puerto manejando hábilmente la escasa información que ofrece. Puede, por momentos, parecer confusa, pero todo cuadra, todo encaja. En segundo lugar, su complejidad técnica: largos diálogos, poéticas descripciones, recuerdos, pequeños flashes, partes, decretos, etc, que hacen de la lectura de este libro un reto en el que conviene estar muy atento.
En resumen, todo un descubrimiento de un autor tragado por la vorágine del boom latinoamericano que, afortunadamente, ha sido rescatado del olvido.
4 comentarios:
La verdad es que me me encanta tu comentario y voy a leer la novela. No conozco al autor, pero me seduce este tipo de novela experimental o no convencional.
Bueno, espero que te guste como a mi. Eso sí, yo soy un tipo "raruno" y el libro también lo es. Ya nos comentarás.
Saludos
Magistral, el lenguaje es tan bonito y tiene tantas emociones contenidas que te estremece. Gracias.
Gracias a ti, Sol, por la aportación (como siempre, por otra parte). Me alegra que lo hayas disfrutado tanto. A ver si entre todos conseguimos que tenga el lugar que merece.
Saludos
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