Título original: Петокнижие Исааково
Año de publicación: 1998
Traducción: Liliana Tabákova
Valoración: muy recomendable
Que uno de los rasgos fundamentales de un libro que trata, entre otros, el tema del Holocausto, sea un humor ácido y crítico, al borde de la carcajada en ciertos momentos, nos deja bien claro que no estamos ante un autor cualquiera. Perteneciente a una trilogía de obras de parecida temática, El Pentateuco de Isaac sigue la vida de Isaac Jakob Blumenfeld, judío residente en Galitzia (antiguo imperio Austrohúngaro). Personaje característico que contempla su vida con sorna mientras ve como su nacionalidad va cambiando en función de los avatares de los diversos conflictos que atraviesa la revuelta Europa de la primera mitad del siglo XX.
Wagenstein publicó esta novela con setenta años cumplidos. Algo de su propia experiencia personal trasluce aquí. Por lo que se deduce de su biografía. Pero la historia de Blumenfeld es un recorrido por una Europa gris y turbia, una especie de espiral descendente a la que las fechas nos abocan: sabemos que llegará 1939, esperamos que llegue 1945. Las andanzas de Blumenfeld y su amigo y familiar el rabino Bendavid nos fascinan paulatinamente. Como muchos seres en esas épocas, no hicieron nada más que existir y estar en lugares equivocados (expuestos a los azares de todas las injusticias posibles, desde todos los lados posibles).
Entonces, alguien podría pensar que aquí no hay nada de nuevo. Que esta es más literatura del Holocausto y vamos a encontrar más descripciones de la infinita crueldad del Tercer Reich. No. Wagenstein usa muy a menudo el recurso del humor, de la ironía, del chiste o la anécdota que muestra la capacidad de relativizarlo todo, o, en definitiva, cómo contempla un ser humano las desgracias que se le suceden a su entorno, a su familia, cuando estas siempre parecen, falsamente, incapaces de empeorar. Y Wagenstein echa mano de un lirismo sobrio y eficaz: no hay recreo aquí en la desgracia, no hay saña, hay una ilusión teñida de tristeza y hay una curiosa resignación hacia esas horribles muecas del destino. Y, por supuesto, en medio de todo ello, una feroz crítica al totalitarismo, al imperialismo del tipo que sea, a la obsesión por las grandes naciones. No feroz por ser directa: feroz por esa magnífica capilaridad de la cual el autor es capaz. Y si toda la novela es magnífica, he de decir que la aceleración de su parte final, de esos últimos dos libros que constituyen el Pentateuco, son ejemplares. Allí vemos a Blumenfeld, tras sus cambios de nombres, de nacionalidades, superviviente a su pesar, agarrado a los restos de dignidad que han dejado de él, contemplando lo que ha dejado tras de sí, y pensando si no tiene derecho a ejercer alguna drástica decisión libre. Una figura que recordará todo aquel que lea este libro.
Entonces, alguien podría pensar que aquí no hay nada de nuevo. Que esta es más literatura del Holocausto y vamos a encontrar más descripciones de la infinita crueldad del Tercer Reich. No. Wagenstein usa muy a menudo el recurso del humor, de la ironía, del chiste o la anécdota que muestra la capacidad de relativizarlo todo, o, en definitiva, cómo contempla un ser humano las desgracias que se le suceden a su entorno, a su familia, cuando estas siempre parecen, falsamente, incapaces de empeorar. Y Wagenstein echa mano de un lirismo sobrio y eficaz: no hay recreo aquí en la desgracia, no hay saña, hay una ilusión teñida de tristeza y hay una curiosa resignación hacia esas horribles muecas del destino. Y, por supuesto, en medio de todo ello, una feroz crítica al totalitarismo, al imperialismo del tipo que sea, a la obsesión por las grandes naciones. No feroz por ser directa: feroz por esa magnífica capilaridad de la cual el autor es capaz. Y si toda la novela es magnífica, he de decir que la aceleración de su parte final, de esos últimos dos libros que constituyen el Pentateuco, son ejemplares. Allí vemos a Blumenfeld, tras sus cambios de nombres, de nacionalidades, superviviente a su pesar, agarrado a los restos de dignidad que han dejado de él, contemplando lo que ha dejado tras de sí, y pensando si no tiene derecho a ejercer alguna drástica decisión libre. Una figura que recordará todo aquel que lea este libro.
Otra demostración del espectacular promedio de la gente de Libros del Asteroide, a la que nunca se podrá acusar de falta de osadía en la selección de su catálogo. Siempre apostando por lo desconocido aquí. No os canséis nunca, chavales.
5 comentarios:
lei este libro y es una maravilla.Describe magnificamente la estupidez humana.
Sí, desde luego los regímenes políticos de distintas tonalidades no salen muy bien parados. Bueno, justo como hoy en día. Aunque los que antes eran estúpidos, ahora son espabilados. Demasiado. Gracias por el comentario.
En verdad es un libro precioso, lleno de un sarcástico humor que no se esperaría de un libro sobre el Holocausto.
Lo he leído hace un mes y me pareció fantástico. Pendiente de continuar con los otros dos libros, Lejos de Toledo y Adiós a Shangai, que seguro son igualmente buenos.
Los libros del Asteriode no suelen fallar, estoy contigo en ello.
;)
Gracias por los comentarios, y completamente de acuerdo.
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