Título original: Městečko, kde se zastavil
čas
Año de publicación: 1978
Traducción:
Monika Zgustova
Valoración: recomendable
Los que hayan leído algún libro de Bohumil Hrabal sabrán que es un experto en narrar historias cotidianas, íntimas, que en un principio parecen no ser nada del otro mundo, pero que al final resultan siempre ser algo especial, quizá por lo mucho que consigue empatizar con el lector.
La pequeña ciudad donde se detuvo el tiempo es una de esas historias. O, mejor dicho, es una de esas novelas corales en las que el autor utiliza la trama principal para contarnos un sinfín de historias y presentarnos a un gran número de personajes que terminan por ser tan imprescindibles como el protagonista alrededor del cual gira todo el argumento.
En La pequeña ciudad..., el narrador es un niño que nos habla de una pequeña urbe checa (checoslovaca, en realidad) en la que las vidas de sus habitantes giran alrededor de una fábrica de cerveza (su padre es gerente en dicha fábrica y su tío Pepin un empleado de la misma) y de los cambios políticos que se producen en el país. Aunque el protagonista nos cuenta qué ocurre en esta ciudad cuando llegan los nazis y, posteriormente, cuando son "rescatados" por los comunistas, ésta no es una novela en la que se dé demasiada importancia a los acontecimientos históricos. Están presentes, claro, pero son tratados como un simple decorado, dejando que se desarrolle libremente lo verdaderamente importante en este libro: la vida de la gente que rodea al narrador.
Sus padres, su tío Pepin (que se merece un libro para él solo), el cura (más preocupado por las jóvenes casaderas que por su fe), su abuelo (y sus ataques de ira)... Hrabal nos presenta, con una verosímil voz infantil, las visicitudes de una familia cuya única preocupación es salir adelante e intentar ser felices, sin dejarse hundir por las desgracias que ocurren a su alrededor.
Para ello, además de utilizar su estilo narrativo habitual (salpicando la trama de comentarios adicionales), el autor construye una obra en la que abundan los momentos tragicómicos, en los que el lector no sabe muy bien si echarse a reír o a llorar, y que le dejan, una vez pasada la última página, con un gran poso de melancolía.
También de Bohumil Hrabal: Una soledad demasiado ruidosa, Yo que he servido al rey de Inglaterra, Anuncio una casa donde ya no quiero vivir, Las desventuras del viejo Werther, Bodas en casa, Clases de baile para mayores
2 comentarios:
No conocía ni el autor ni el libro, pero se ve interesante.
Tampoco he leído ninguna novela basada en el lugar, por lo que tomaré en cuenta para el futuro.
Un besín.
Cómo administras tu tiempo para leer tanto?
Publicar un comentario