Idioma original: italiano
Título original: Maruzza Musumeci
Año de publicación: 2010
Traducción: Juan Carlos Gentile Vitale
Valoración: Muy recomendable
Para la mayoría de lectores, el nombre de Andrea Camilleri está indisolublemente asociado al género policiaco y al comisario Montalbano. Pero este autor también ha demostrado su versatilidad con géneros como la sátira, tal como sucede en La ópera de Vigàta. Yo descubrí a Camilleri por casualidad y a través esta pequeña fábula que no es nada representativa del resto de su obra pero que sí dice mucho de su sólida voz narrativa; y es que, aunque las comparaciones sean odiosas, Andrea Camilleri me recuerda por momentos al grandísimo José Luis Sampedro, solo que un poco más juguetón.
Resumen resumido: Gnazio regresa de América, tras más de veinticinco años, a su aldea natal en la costa del sur de Italia. A pesar de su aversión al mar, compra unas hectáreas en la península de Ninfa con el fin de cultivarla, casarse y formar un hogar. Para ello decide pedirle ayuda a la alcahueta del pueblo, la señora Pina, que acabará presentándole a la bella y enigmática Maruzza.
El beso de la sirena es una fábula en forma de relato largo que, a lo largo de sus ciento cincuenta páginas, nos transporta a la cultura rural del sur de Italia, justo antes de la Segunda Guerra Mundial. En ella se mezcla lo cotidiano con lo mágico y lo mitológico mientras el lector se sumerge en las tradiciones, en las tareas del campo y en las convenciones sociales de la época, todo envuelto en una atmósfera naturalizada de amor y humor. Y como parece que esta es la reseña de las comparaciones odiosas, mientras lo leía no me sacaba de la cabeza La acabadora de Michela Murguia; quizá porque también se sitúa en el sur rural de Italia y hace también mucho hincapié en la atmósfera y las costumbres. Sin embargo y, a pesar del enorme calado del tema central de La acabadora, es una obra que no logra sacarle brillo a todos los elementos a su disposición cosa que sí sucede en El beso de la sirena. Al fin y al cabo, Camilleri es un autor con mucho oficio y eso se nota.
La historia se narra con una voz en tercera persona focalizada en Gnazio que transmite muy bien la maravillosa sencillez y sensibilidad del personaje protagonista:
Estuvo caminando de la mañana a la tarde, porque la fragancia de la tierra cambiaba a medida que pasaban las horas; por la mañana, a las siete, parecía tener el mismo olor de cuando uno mete la cabeza en un pozo y siente el perfume de agua y de musgo; a mediodía, bajo el sol, comenzaba a coger el mismo olor del pan recién salido del horno; al anochecer, la tierra se perfumaba de jazmín y de azahar, aunque en las inmediaciones no había plantas de jazmín ni naranjos ni limoneros.
Los diálogos son otra de las grandes bazas de El beso de la sirena. El lenguaje es llano y directo y desborda frescura, ironía y sorna:
—Estaría Caterina Tumminello— ¿Qué edad tiene?—Treinta y dos.—¿Y cómo es que aún no se ha casado?—Cojea.—¿Ella también?—Sí señor—¿Se cayó?—Nació así. Pero cojea de la misma pierna que usted. Y eso es bueno.—¿Por qué?—Porque así, cuando caminen el uno junto al otro, no se darán cornadas, ni golpes con la cabeza. Y ¿sabe qué suele decirse? “Mujer lisiada / la mejor follada”
La trama está llena de guiños históricos y detalles interesantes como, por ejemplo, la manera en que Gnazio diseña, construye y amplía su casa, ahí lo dejo.
Es un cuento precioso y tal vez por eso la única pega que le encuentro me moleste tanto. Y es que lo peor de El beso de la sirena es precisamente El beso de la sirena, su título. Porque, como ya se menciona en la cabecera de la reseña, el título original es Maruzza Musumeci, el nombre de la que va a convertirse en la esposa de Gnazio y va a proporcionarle una experiencia vital única. Y para que el lector vaya asumiendo poco a poco, al igual que Gnazio, la particular naturaleza de Maruzza, Camilleri va desgranando pequeños detalles en sus páginas sin abordar jamás la cuestión directamente. Pero entonces llega la edición en castellano y manda a la porra toda la magia y la sorpresa y el encanto que el autor nos había reservado. Gracias señor/a editor/a por robarnos a los lectores esos detalles maravillosos que nos depara la buena literatura. Total, venimos a un valle de lágrimas y nacemos para morir.
Es un cuento precioso y tal vez por eso la única pega que le encuentro me moleste tanto. Y es que lo peor de El beso de la sirena es precisamente El beso de la sirena, su título. Porque, como ya se menciona en la cabecera de la reseña, el título original es Maruzza Musumeci, el nombre de la que va a convertirse en la esposa de Gnazio y va a proporcionarle una experiencia vital única. Y para que el lector vaya asumiendo poco a poco, al igual que Gnazio, la particular naturaleza de Maruzza, Camilleri va desgranando pequeños detalles en sus páginas sin abordar jamás la cuestión directamente. Pero entonces llega la edición en castellano y manda a la porra toda la magia y la sorpresa y el encanto que el autor nos había reservado. Gracias señor/a editor/a por robarnos a los lectores esos detalles maravillosos que nos depara la buena literatura. Total, venimos a un valle de lágrimas y nacemos para morir.
Leí El beso de la sirena hará cosa de siete años y me llenó de paz y ternura pero ya sabemos lo que sucede con las lecturas, uno olvida los detalles y tan sólo queda el poso de una sensación en la cual, con el tiempo, dejamos de confiar. Pues bien, su relectura ha sido tan satisfactoria como la primera y espero esta vez no olvidar los detalles gracias a esta reseña. Así que, a pesar de los pormenores de su edición en castellano, muy recomendable.
También de Andrea Camilleri en ULAD: Aquí
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5 comentarios:
Buena reseña de una novelita capaz de transmitir y evocar tantas cosas....
Y gracias por poner a un grande como Camilleri en el lugar que merece, que parece que escribir novelas poliacas o novelas cortas, ligeras y deliciosas como esta y otras de este autor a algunos les hace colocarlo un escalón por debajo de otros pretendidamente autores de "verdadera literatura ".
Unai B.
Primeramente, muchas gracias por comentar. Me alegra coincidir contigo en mi admiración por Camilleri. Merece una mayor consideración, sin duda, dentro del universo literario actual con, en mi opinión, demasiadas vacas sagradas que escriban lo que escriban solo se llevan ovaciones.
Un saludo
Leí Camilleri y aquí estoy. No para aburrirlos nuevamente diciendo que leí toda la saga de Montalbano y que bla, bla, bla...sino solo para agradecerte, Beatriz, por plasmar tan claramente porqué amamos a Camilleri, con o sin su inigualable comisario y su corte de entrañables personajes (con Catarella a la cabeza, por supuesto!).
Y sepamos que el viejo Maestro, con 95 años y ciego, sigue dándonos aún lecciones, de literatura y de vida.
Puma, gracias por tu aportación. Tomo nota, habrá que ponerse las pilas con Camilleri y reseñar más obra suya.
Un saludo y gracias por tu comentario.
El beso de la sirena (coincido en que es un mal título para la versión española) me emocionó, me hizo reír y amar a esos maravillosos personajes. Esta pequeña novela es una gran OBRA del Maestro Camilleri.
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