Año de publicación: 2019
Valoración: Está bien / Recomendable
Hemos asistido recientemente a manifestaciones y actos multitudinarios con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Dentro de esos actos, y centrándonos en el ámbito literario, se encontraba la reivindicación de obras y autoras tradicionalmente relegadas a un segundo (o tercer) plano. Algunas de ellas aparecen en este volumen en el que Ricardo Martínez Llorca traza pequeñas semblanzas de trece escritoras (en general) y cronistas (en particular), sin entrar a valorar, al menos en profundidad, los motivos de ese olvido. Ese no es el objetivo de "Eva en los mundos".
Inicialmente, estas breves biografías, de unas 10 - 12 páginas cada una, aparecieron en revistas como Frontera D, entre otras. Es precisamente su origen o intención inicial, de la que se derivan por tanto estructura y extensión, lo que hace que generen sensaciones contrapuestas. Por un lado, poseen la extensión justa para no abrumar a un posible lector huérfano de referencias previas sobre las autoras. Por otro, quizá queden un poco "cojas" para lectores que deseen profundizar en vidas y obras, aunque quizá su objetivo no fuera otro que despertar la curiosidad del lector.
Ahora, ¿quiénes son estas escritoras de las que Martínez Llorca habla con tanta admiración? ¿Quiénes son estas mujeres, cronistas de viajes exteriores e interiores, merecedoras en opinión del autor de formar parte de un Olimpo copado por hombres como Kapuscinski, Chatwin o Pérez Reverte (vale, lo de Arturo es broma)?
Encontramos aquí mujeres de diferentes ideologías, épocas y continentes, aunque siempre precursoras y rompedoras respecto a aquello a lo que inicialmente parecían predestinadas. Por ejemplo, la española Sofía Casanova, católica y conservadora, que fue una de las primeras corresponsales extranjeras en la Revolución Rusa. O la también española, aunque al otro lado del espectro ideológico, Carmen de Burgos, mujer pacifista, feminista, sufragista y, sobre todo, periodista de combate.
Europa aparece representada en la rusa Marina Tsvitaeva, poetisa de vida trágica y dolorosa marcada por el exilio, quien nos legó sus diarios de escritura apasionada como testimonio de la vulnerabilidad humana. O por la suiza Annemarie Swarzenbach, quien apenas vivió 34 años de una tristeza y desolación infinitas. O la recientemente galardonada Svetlana Alexievich, cronista de la dignidad frente al absurdo irracional, cronista de la guerra no como batalla sino como territorio en el que habitan humillados, ofendidos y desamparados de toda laya. O Edna O´Brien, cronista de la sociedad rural irlandesa.
América trae a Martha Gellhorn, más conocida por su breve matrimonio con Hemingway que por sus austeras crónicas desde la línea del frente en España, China, Vietnam o Normandía. También conocemos a Joan Didion, cronista de la contracultura y del sueño americano que vio su vida y su obra partidas por el dolor y la muerte.
Por último, Hayashi Fumiko, primera mujer que entró en Nanking tras la conquista japonesa y encargada de hablarnos de las perpetuas heridas de guerra en su "Diario de una Vagabunda", y Helen Garner, cronista de tribunales que centra su mirada en seres en los que la autorepresión deja de funcionar, se encargan de representar a Asía y Oceanía, respectivamente.
En fin, alguna se me queda en el tintero. Importa, sí. ¿Para qué voy a negarlo? El espacio es breve y vuestra paciencia finita. Afortunadamente, la chispa que Martínez Llorca pretendía encender ha prendido y la curiosidad se ha disparado. El viaje en compañía de estas mujeres comenzará en breve. Seguro. Espero dar cuenta de ello aquí.
También de Martínez Llorca en ULAD: Luz en las grietas y Después de la nieve
4 comentarios:
Noooooo, olvídemonos de eso de Día de la Mujer Trabajadora. Hace ya muuuuchos años que es simplemente Día de la Mujer
Sin pretender entrar en charcos, y esto es una opinión meramente personal, si bien es cierto que originalmente el 8M se conmemoraba el Día Internacional de la Muer Trabajadora, posteriormente (aunque no inocentemente) se rebautizó como Día de la Mujer, despojándole de cualquier componente de "clase" (las clases sociales no existen, todos somos clase media, blablabla).
Dicho esto, voy a por un paraguas por si acaso hay chaparrón no sin antes agradecerte la visita al blog y el comentario.
Un saludo!
¡La mujer procrastinafora también tiene derecho a celebrar su día! Bueno, o dejarlo para el día siguiente... O al otro...
De acuerdo con Koldo, más o menos. Pero la interpretación de las mujeres tiene otros matices: la mujer trabajadora es la que trabaja en 2 sitios, a diferencia del varón, para quien el término "trabajador" tiene un matiz más obrero pero sólo trabaja en uno (en general y salvo honrosas excepciones). La mujer trabajadora, en cambio, por muy ejecutiva que sea, y salvo que tenga una interna en casa, suele multiplicarse por dos.
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