Título original: Down the River Unto the Sea
Año de publicación: 2018
Traducción: Eduardo Iriarte
Valoración: está bien
La competencia e incluso excelencia como narrador de Walter Mosley resulta bien conocida para cualquiera que haya frecuentado su serie de novelas del peculiar investigador afroamericano Easy Rawlins o haya leído algún otro libro suyo como la desoladora El blues de los sueños rotos. En los últimos tiempos, este autor ha vuelto a ser publicado en España, con esta novela protagonizada por el detective, ex-presidiario y ex-policía de Nueva York Joe King Oliver, y por la que ha recibido un sustanc... perdón, prestigioso premio del género negro (más aún en este caso), policíaco o como-se-quiera-decir.
Las comparaciones son odiosas, incluso entre libros y personajes del mismo autor, pero cabe decir que este neoyorquino Oliver del siglo XXI es bastante deudor del Rawlins de los años 50 en Los Ángeles; ambos son buenos tipos que se ven obligados, a veces, a bordear e incluso transgredir la ley. Los dos cuentan con la ayuda de un compañero que no sólo la transgrede, sino que incluso puede considerarse un verdadero psicópata: su viejo amigo Mouse, en el caso de Easy R., el diabólico y elegante atracador-relojero Melmorth Frost, en éste que nos ocupa. Los dos, en el transcurso de sus investigaciones, suben a los más altos palacios y descienden a las más bajas cabañas, por decirlo así... Y los dos (no sé si es algo intencionado o un tic inevitable del escritor) tienen cierta fijación por los colores, tanto -y sobre todo, aunque no sólo- por la piel de sus interlocutores como en general.
Dicho esto, hay que admitir que si bien Mosley no ha perdido su eficacia narrativa, como ya he mencionado, quizá sí su "ángel" o "duende", ese punto que convertía sus novelas en originales y diferentes. En esta Traición sabe combinar dos tramas detectivescas -la del propio caso que llevó a la cárcel y a la expulsión del cuerpo de policía a Oliver, y la investigación que trata de exonerar del corredor de la muerte a un activista político-, que se van trenzando a lo largo de todala historia; ahora bien, he de confesar que en algún momento he tenido que volver atrás para recordar si tal o cual personaje que se mencionan pertenecían a una o a la otra... Tampoco me convenció, en un primer momento, la presentación tanto de los protagonistas como de los casos que los ocupan; me parecía estar leyendo el guión de alguna serie televisiva de detectives con todos los tópicos del género (de hecho, creo que se está preparando una adaptación para la tele); ahora bien, cuando la novela toma cuerpo y, sobre todo, vira por fin hacia el hardboiled la cosa mejora bastante...
También he de reconocer, siendo honesto, que seguramente mi impresión de esta novela se encuentra condicionada por el magnífico recuerdo de anteriores libros de este escritor. Quien no haya leído ninguno puede pasar con este un rato, si no agradable -se describen escenas poco edificantes-, desde luego suficientemente entretenido.
Las comparaciones son odiosas, incluso entre libros y personajes del mismo autor, pero cabe decir que este neoyorquino Oliver del siglo XXI es bastante deudor del Rawlins de los años 50 en Los Ángeles; ambos son buenos tipos que se ven obligados, a veces, a bordear e incluso transgredir la ley. Los dos cuentan con la ayuda de un compañero que no sólo la transgrede, sino que incluso puede considerarse un verdadero psicópata: su viejo amigo Mouse, en el caso de Easy R., el diabólico y elegante atracador-relojero Melmorth Frost, en éste que nos ocupa. Los dos, en el transcurso de sus investigaciones, suben a los más altos palacios y descienden a las más bajas cabañas, por decirlo así... Y los dos (no sé si es algo intencionado o un tic inevitable del escritor) tienen cierta fijación por los colores, tanto -y sobre todo, aunque no sólo- por la piel de sus interlocutores como en general.
Dicho esto, hay que admitir que si bien Mosley no ha perdido su eficacia narrativa, como ya he mencionado, quizá sí su "ángel" o "duende", ese punto que convertía sus novelas en originales y diferentes. En esta Traición sabe combinar dos tramas detectivescas -la del propio caso que llevó a la cárcel y a la expulsión del cuerpo de policía a Oliver, y la investigación que trata de exonerar del corredor de la muerte a un activista político-, que se van trenzando a lo largo de todala historia; ahora bien, he de confesar que en algún momento he tenido que volver atrás para recordar si tal o cual personaje que se mencionan pertenecían a una o a la otra... Tampoco me convenció, en un primer momento, la presentación tanto de los protagonistas como de los casos que los ocupan; me parecía estar leyendo el guión de alguna serie televisiva de detectives con todos los tópicos del género (de hecho, creo que se está preparando una adaptación para la tele); ahora bien, cuando la novela toma cuerpo y, sobre todo, vira por fin hacia el hardboiled la cosa mejora bastante...
También he de reconocer, siendo honesto, que seguramente mi impresión de esta novela se encuentra condicionada por el magnífico recuerdo de anteriores libros de este escritor. Quien no haya leído ninguno puede pasar con este un rato, si no agradable -se describen escenas poco edificantes-, desde luego suficientemente entretenido.
8 comentarios:
Hola Juan, me dieron ganas de alborotar el avispero (como decimos por aquí): después de Hammett y Chandler no hay más novela negra.......sólo malas repeticiones.
Saludos!
Ja ja...eso lo dices porque no habrás leído a James Ellroy, Gabriel.
Un saludo.
James Ellroy o Lawrence Block y una mezcla de los dos sería la hostia, pues yo diría que uno tiene lo que le falta sl otro. A mí me gustó Por mal camino del australiano Chris Womersley. Un saludo
Hola, anónimo:
No lo conozco, así que tomo nota. Gracias.
Acabo de terminar LA Confidential y debo admitir que me gustó. Aprovecho también para agradecerle a Carlos y a ti el descubrimiento de Leonardo Sciascia!
Saludos
Gabriel
Últimamente me ha dado por leer novela negra, aunque éste nunca haya sido uno de mis géneros predilectos. Y debo decir que, aunque generalmente sus esquemas y fórmulas se repiten más que un disco rayado, de tanto en tanto puedes encontrarte algún que otro "rara avis". Te recomiendo mucho, Gabriel, la aproximación oriental al suspenso, a las tramas policiacas, etc... Si acudes a los autores adecuados, es decir, aquéllos que no regurgitan los éxitos editoriales americanos, encontrarás multitud de elementos refrescantes en su obra: Edogawa Rampo, Masako Togawa... En cuanto a literatura occidental, debo recomendar también "La promesa", de Friedrich Dürrenmatt. Es, a su manera, una reflexión meta sobre el propio género, y asimismo cuenta una historia entretenida.
Gracias Oriol por las recomendaciones!
Gabriel
Hola, Gabriel:
Bueno, es que Ellroy es mucho Ellroy (próxinanente en ULAD,por cierto). Y de Sciascia, que puedo decir... una exquisitez.
De nada y gracias a ti por leernos.
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