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miércoles, 16 de enero de 2019

Lucia Berlin: Una noche en el paraíso


Idioma original: Inglés
Título original: Evening in paradise: More stories
Año de publicación: 2018
Traducción: Eugenia Vázquez Nacarino
Valoración: Muy recomendable

-Hola Oriol. Me comentas que te han regalado Una noche en el paraíso. ¿Qué te parece una reseña a cuatro manos? Desde luego, es un libro al que le tengo un montón de ganas. La anterior recopilación de relatos de Lucia Berlin, Manual para mujeres de la limpieza, me fascinó; me pareció que la autora tiene una voz original. Exquisita y cargada de arrojo y belleza. Y además, su condición de personaje relegado al olvido, ninguneado por la industria editorial, le añadía un extra de atractivo, aunque esta es una consideración que nada tenga que ver con el interés o valor de su escritura. Pero bueno, lo que vengo a decirte es que no suele ocurrirme con frecuencia, esperar la salida de un título nuevo con tanta apetencia como con Una noche en el paraíso. Si me gusta tan sólo la mitad de lo que lo hizo Manual para mujeres de la limpieza ya será un gustazo.

-¡Encantado de hacer una reseña contigo, Carlos! La verdad es que yo no he podido leer todavía Manual para mujeres de la limpieza, pero no tardaré en hincarle el diente. Y es que Una noche en el paraíso me ha dejado con ganas de más Lucia Berlin. Por si no se ha notado, esta antología me ha encantado: la mayoría de los relatos que la componen estaban muy bien. Encima, es lo suficientemente variada como para no saturar al lector. De hecho, Berlin me ha parecido capaz de moverse con holgura por registros de lo más distintos. Algunas historias estaban en primera persona, otras en tercera; había textos empañados por un tono algo ingenuo, y otros se decantaban por una voz narradora casi fatalista; cuando te has acostumbrado a los escenarios suburbanos, va y te sale con una ambientación que bien podría haber salido de la pluma de Stefan Zweig...

-Quizás, Oriol, uno de los rasgos de Lucia Berlin que más me llaman la atención sea la ausencia de cinismo, carencia más que remarcable en alguien que a los treinta y dos años acumulaba tres ex-maridos, cuatro hijos y una rotunda afición al trago. Lucia Berlin (EE.UU., 1936/2004) escribió a lo largo de su vida unos setenta y pico cuentos, veintidós de los cuales están recogidos en Una noche en el paraíso, habiendo asistido en su juventud gracias a su conocimiento del castellano a las clases del escritor aragonés Ramón J. Sender en la Universidad de Nuevo México. Y sí, sus protagonistas parecen tener mucho de ella misma; mujeres que siempre contestan al teléfono y nunca cierran con llave. Mujeres que plantan flores, cultivan carcajadas, sonríen a las visitas inesperadas y leen y cantan a sus hijos, aunque sus vidas parezcan una calamidad, un despropósito, un loco desafío.

-Yo también he localizado en estas narraciones los elementos autobiográficos de los que hablas, Carlos. Uno de los más curiosos aparece en "La barca de la Ilusión" y "Las (ex)mujeres". Ya sabes, cuando dos mujeres apuñalaran al ex-camello de su marido, aunque el herido apenas sangra. Y estoy completamente de acuerdo en que la voz de Berlin, por fatalista que sea, nunca es cínica. Hay relatos en los que habla de las infidelidades o de los prejuicios, por ejemplo, y la tía es capaz de meter humor. Entendámonos: un humor simpático, nunca cáustico. El humor empañaba precisamente "Mi vida es un libro abierto", uno de mis relatos favoritos. Llegados a este punto, ¿puedo preguntarte si hay algún texto que no te haya gustado y por qué?

-Claro que hay relatos que me han gustado y otros que no tanto. En general me han parecido un punto más apesadumbrados y abigarrados que los cuentos recopilados en Manual para mujeres de la limpiezaMe ha llamado al atención la presencia de numerosos personajes en algunas piezas, algunas tan breves, como si la autora quisiera -intencionadamente o no- dejar constancia de la presencia de determinadas personas. Pero si tuviese que destacar alguno, me quedaría con "Perdida en el Louvre" y también con "Lead street, Alburquerque". Por perlas como esta: "Tendríamos dos hijas y una sería dentista y la otra adicta a la cocaína. Bueno, por supuesto, no sabía nada de eso, pero vi que no sería un camino de rosas". O esta otra: "No se trataba solo de que fuese joven. Llevaba toda la vida de un lado a otro. (...) daba la impresión de que nadie le hubiese contado ni enseñado en qué consistía hacerse mayor, formar una familia o ser una esposa. De que una razón de que fuese tan callada era que estaba observando, para ver cómo se hacía". Pero si me preguntas por alguno que no me haya gustado, pues me temo que la respuesta se queda en blanco, porque de verdad que no me parece ninguno prescindible. ¿Qué opinas tú, Oriol?

-Uff... En mi caso, ha habido unos cuatro relatos que no me han gustado. Cosa que no ha arruinado mi experiencia lectora, ¿eh? Pero, por ejemplo, el que da título al volumen me ha dejado bastante tibio. Lo mismo sucedía con "Polvo al polvo". Y justo estas dos historias giraban de forma casi exclusiva alrededor de los hombres. Teniendo en cuenta que gran parte del libro se centraba en la figura femenina, lo cierto es que me hubiera gustado poder disfrutar estas dos piezas.  

-Los cuentos aquí reunidos fueron escritos entre 1981 y 1999, publicados sobre todo en revistas y editados en formato libro con posterioridad, sin apenas repercusión entre lectores y crítica. Y ahora, décadas después, se han convertido en un éxito de ventas y han tenido una repercusión extraordinaria. No soy capaz de elaborar una teoría al respecto, pero me alegro porque me parece una escritura valiosa y perdón por la falta de originalidad, lúcida y luminosa. Así que en mi opinión, resultan muy recomendables. ¿Qué opinas tú, Oriol?

-¿Cómo? Ah, perdona, ya estaba buscando Manual para mujeres de la limpieza. Coincido completamente contigo, Carlos. Muy, muy recomendables.


 Oriol Vigil & Carlos Ciprés


También de Lucia Berlin en ULAD: Manual para mujeres de la limpieza

lunes, 20 de junio de 2016

Lucia Berlin: Manual para mujeres de la limpieza

Idioma original: inglés.
Título original: A manual for Cleaning Women. Selected Stories
Año de publicación: 2015
Traducción: Eugenia Vázquez
Valoración: pasen y lean.

Lo primero que uno percibe apenas empieza a leer Manual para mujeres de la limpieza es la colosal calidad de su escritura. Como si Lucia Berlin fuera incapaz de malgastar un solo espacio en meter relleno. Una densidad que parece de otro mundo. Que quizás hable de una escritora apremiada, no me preguntéis el motivo, lanzada a informar en cada frase y a desestimar aderezos para conseguir encadenar palabras memorables. Puede que tenga que ver con sus propias circunstancias personales, una vida difícil con constantes cambios de domicilio, matrimonios fracasados, adicciones, cuatro hijos a los que sacar adelante con toda clase de empleos, y una muerte en el día de su cumpleaños. Lucia Berlin no era, desde luego, la clase de escritor que  se despierta tarde y se pone, a las diez y media de la mañana y bien desayunado, a crear en la comodidad de un despacho cerrado. Pero estas circunstancias no dan lugar a una prosa deprimida y sombría, sino a un caudal narrativo vital y onomatopéyico, a veces atropellado por una curiosa puntuación, motejado por palabras en español, por slogans en rótulos.
Muchos articularían una carrera literaria que haría caer la baba a algún crítico solamente con la galería de personajes que asoma en el relato que aporta título a la colección, del que extraigo este fragmento.
(Mujeres de la limpieza: aprenderéis mucho de las mujeres liberadas. La primera fase es un grupo de toma de conciencia feminista; la segunda fase es una mujer de la limpieza; la tercera, el divorcio.)
Los Blum tienen un montón de pastillas, una plétora de pastillas. Ella tiene estimulantes, él tiene tranquilizantes. El señor doctor Blum tiene pastillas de belladona. No sé qué efecto hacen, pero me encantaría llamarme así.
Una mañana los oí hablando en el office de la cocina y él dijo: "¡Hagamos algo espontáneo hoy, llevemos a los niños a volar una cometa!".Me robó el corazón. Una parte de mí quiso irrumpir en la escena como la sirvienta de la tira cómica del Saturday Evening Post. Se me da muy bien hacer cometas, conozco varios sitios con buen viento en Tilden. En Montclair no hay viento. La otra parte de mí encendió la aspiradora para no oír lo que ella le contestaba. Fuera llovía a cántaros. 
El cuarto de los juguetes era una leonera. Le pregunté a Natasha si Todd y ella realmente jugaban con todos aquellos juguetes. Me dijo que los lunes al levantarse los tiraban por el suelo, porque era el día que iba yo a limpiar.
-Ve a buscar a tu hermano - le dije.
Los había puesto a recoger cuando entró la señora Blum. Me sermoneó sobre las interferencias y me dijo que se negaba a imponer culpabilidad o "deberes" a sus hijos. La escuché, malhumorada. Luego, como si se le ocurriera de pronto, me pidió que desenchufara el frigorífico y lo limpiara con amoniaco y vainilla. 
La mitad de una de la docena de páginas del relato, y el libro tiene algo más de cuatrocientas. Y es así, todo el rato.
Experiencia propia o creación sobre la extensión de ella. Los personajes van y vienen y, aunque los relatos no están fechados, se adivina un progreso acorde con las circunstancias personales de la autora. Y son de un realismo sin aparatosidad impostada. Seguramente no hacía falta. Berlin era capaz de generar una historia fascinante de cualquier cosa. A esa gente podía conocerla o no y sus andanzas podían  ser reales o especulaciones. Podían existir o ser como ella los imaginaba.  Pero Berlin consigue que dejen huella uno tras otro. Sally, su hermana agonizante en  México, con un ex-marido atufando a corrupción. La pareja de ancianos que creen ser acompañantes en vez de acompañados. La madre desdeñosa y cruelmente sincera. Los maridos con problemas, también, de adicciones. Los jóvenes de vida caótica. Los distintos escenarios, Chile, México, USA. Los Atléticos de Oakland, las petacas de Jim Beam, las licorerías de horarios intempestivos a que el vicio obliga a adaptarse. La escritura de Berlin sume en un mundo extraño, de una especie de melancolía vigorosa y pragmática, como si, tras pasar un mal rato y llorar, uno se suene los mocos y se levante a hacer la cena. Algo cotidiano, pero de un magnetismo irresistible, que inunda y sumerge a quien lo lee.

No es este un libro para leer de un tirón, para dejarse arrastrar por las prisas que (por ejemplo, cuando se escribe para un blog que ha de publicar cada día) impidan acometer el libro con el ritmo que éste merece. Berlin no andaba con florituras ni acumulaba adjetivos o verborrea para decir lo mismo de siete formas diferentes. Cualquier escritor podría intentar escribir así, pero a la mayoría - no me hagais ganarme enemigos nombrando alguno- se le acabarían las ideas (o puede que las experiencias) a media página. Berlin seguía ahí, y aunque más de 400 páginas justifiquen algún altibajo (a mí me ha parecido, los relatos más largos son los menos brillantes), el nivel es estratosférico y creo que es uno de los libros que más merecidamente he visto en las listas de los más vendidos, y espero que siga ahí, igual no está todo perdido.

Muchas veces se nos recrimina cierta laxitud o ligereza a la hora de otorgar ciertas valoraciones. Pero uno cuenta con su intuición. Y si, como es el caso, justifica el hype con creces y merece un imprescindible, se le suelta, y arreando.

martes, 26 de octubre de 2021

Lucia Berlin: Bienvenida a casa


Idioma original: inglés

Título original: Welcome home

Año de publicación: 2019

Traducción: Eugenia Vázquez Nacarino

Valoración: recomendable

Es lógico que del gran éxito que tuvo, ya hace cierto tiempo, la brillante colección de relatos titulada Manual para mujeres de la limpieza surgiera un interés sobre la obra de Lucia Berlin. Lamentablemente, no fue muy prolífica y de hecho ni siquiera llegó al tan socorrido bautismo de la novela. Así que la única manera de atenuar el ansia surgida en el aficionado fue a) completar la publicación de su obra con una segunda colección de cuentos irremisiblemente condenada a ser algo inferior y b) organizar este Bienvenida a casa. 

Se trata de una obra interesante, pero siempre es un complemento a la lectura de su obra narrativa. Sin llegar a ser (no tendría sentido) un estudio a fondo, en el sentido académico, de sus textos, como si sus relatos no fueran claros y diáfanos en retratarla a través de sus innegables rastros biográficos, aquí nos encontramos material que rehúye la mitificación pero que asienta la figura. Berlin escribió montones de cartas, se mudó un montón de veces (por motivos laborales de su padre o de alguno de sus maridos), se hizo un montón de fotos - apoyo gráfico que hace aún más amena la lectura - y todo ese conjunto define no solo a la escritora en su modo de relacionarse con el mundo, sino hasta cierto punto a la sociedad de la época.

Evidentemente el nudo más propiamente narrativo del libro lo constituyen sus cartas, situadas en la segunda mitad del libro. Antes hemos leído cosas acerca de su vida y sus continuas mudanzas que incluyen varios estados USA (nació en Alaska, pero llegó a desplazarse a Chile), pero las cartas que envía a amigos, familiares, incluso a alguno de los editores que le pagaban por sus textos, empieza a mostrar detalles. Su minuciosidad en la descripción de los lugares que habitaba, la vegetación, los olores, el trasiego de sucesivas parejas e hijos, las adicciones como telón de fondo en algún caso. Una vida que por momentos parece frívola y desahogada tanto como precaria y apurada. Su tesón en la escritura y una cierta manía perfeccionista, el goteo de influencias.

A pesar de la entidad propia de algunos de estos textos, el proceso es claro: uno lee esta especie de memorias exógenas antes o después de leer sus relatos, un ciclo tan inexorable como placentero.

jueves, 31 de octubre de 2019

Biblio-Necrophiliac Quiz 2019: No somos nada...

¡Hola a todo el mundo y feliz Noche de Todos los Santos, chavalada! ¿Qué tal van los preparativos del Samaín? ¿Ya habéis colocado las calabazas en la puerta de casa, desempolvado la Ouija, descargado alguna peli de George A. Romero? Bueno, que no se diga que Un Libro Al Día no estamos por la labor conmemorativa, así que, para ir calentando motores, os proponemos esta segunda edición del Biblio-Necrophiliac Quiz, el test de conocimientos sobre escritores que ellos mismos no hubieran sido capaces de responder... El año pasado ya demostrasteis que no teníais ni idea sobre tumbas de escritores el turismo funerario no era lo vuestro. No pasa nada: este año, el Quiz de este año  NO VA DE TUMBAS (lo siento por los que pasásteis las vacaciones del Pére Lachaise a Montparnasse o de Highgate al oxfoniano cementerio de Wolvercote para documentaros. Amigos bonaerenses: siempre merece la pena pasear por La Recoleta). Esta vez vamos al paso previo a la inhumación (aunque no siempre, ahí tenemos algún cuento de Poe): cuando te viene el apechusque y la roscas. Para quien no entienda el manchego (el resto de la Humanidad): cuando la palmas, la espichas, la diñas, estiras la pata, pasas a mejor vida, te viene a ver la Parca, te vas al otro barrio, feneces, expiras, falleces, MUERES. Fin de fiesta. Game over. THE END. 
                                              


¿Cómo fue el final de vuestros autores o autoras favoritas? ¿Cual fue la causa de su muerte? ¿Cuáles fueron sus últimas palabras (tranquis, que no os voy a preguntar por Walt Whitman)? Veamos si sabéis tanto de literatura como pretendéis en esos simposios, mesas redondas, presentaciones de libros (con canapés), talleres literarios, cursos, cursillitos, clubes de lectura, tertulias, cafés hipsters,  barras de bar, vertederos de amor, os enseñé mi trocito peor... ¿Preparados? Are you ready to rock? Pues a la de tres... ¡Ya! 

1- Como siempre, empecemos por una sencillita para no desanimar al personal: ¿Qué celebérrimo escritor romántico murió de un disparo al perder un duelo con otro señor, por culpa de un quítame allá esas pajas asunto de honor en relación a una mujer casada?

A/ Víctor Hugo
B/ Mariano José de Larra
C/ Alexander Pushkin
D/ Walter Scott

2- ¿Qué eminente autora norteamericana falleció a consecuencia de la enfermedad favorita del televisivo doctor House, el lupus?

A/ Flannery O'Connor
B/ Lucia Berlin
C/ Mary McCarthy
D/ Susan Sontag



3- Y hablando de la serie House, ¿de qué forma un tanto bizarresca, pero, como vemos, plausible y que aparece en un capítulo de esta serie murió el también estadounidense Sherwood Anderson?

A/ Se perforó el intestino con un palillo de dientes que se había tragado.
B/ Levantó una estatuilla de Buda que escondía dentro un electroimán y éste movió los alfileres que sus padres le habían clavado en la cabeza, siendo un bebé, a través de la fontanela.
C/ Sufrió una meningitis provocada por la picadura de una garrapata.
D/ Buceando en el pecio de un barco esclavista, rescató una botella que contenía pústulas de enfermos de viruela que, al romperse, liberó el virus de esa enfermedad.

4- ¿Qué otro célebre escritor o escritora norteamericano/a, en este caso oriundo/a de uno de los antiguos estados confederados, feneció a causa de un accidente no menos desafortunado e improbable (en su descargo hay que decir que se encontraba en un momento un tanto alcohólico), al atragantarse con la tapa del bote de barbitúricos que estaba abriendo con la boca?

A/ William Faulkner
B/ Tenessee Williams
C/ Truman Capote
D/ Carson McCullers

5- Claro que las muertes rocambolescas no son una circunstancia exclusiva de los tiempos modernos. De hecho, en la Antigüedad ya se dio algún caso llamativo, como el del dramaturgo Esquilo, que murió a consecuencia de: 

A/ Se cayó de una higuera a la que se había subido huyendo de unos soldados persas. No se mató, pero quedó inconsciente y fue devorado vivo por una manada de perros salvajes.
B/ Un quebrantahuesos confundió su cabeza calva con una roca y soltó sobre ella una tortuga para romper así su caparazón, consiguiendo en cambio aplastar la cabeza del pobre Esquilo.
C/ Tras participar victorioso en las batallas de Maratón, Salamina y Platea, volvió a su casa como un héroe, pero, enseñando a su hijo pequeño cómo había combatido a los persas, se enredó con una correa suelta de su sandalia y cayó al suelo, clavándose su propio xiphos o espada corta lanceolada.
D/ Comprobando la acústica del teatro de Epidauro había subido hasta la grada más alta (de 52) cuando una lechuza tempranera alzó el vuelo hacia él y por culpa del sobresalto bajó rodando por las escaleras hasta la orchestra, donde se desnucó.

6- Otro literato que participó en una guerra fue el poeta Wilhem Albert Włodzimierz Apolinary Kostrowicki, conocido por Guillaume Apollinaire, que formó parte del ejército francés durante la Gran Guerra. Sin embargo, moriría al poco de acabada ésta, a causa de: 

A/ La gripe española.
B/ Las heridas en la cabeza recibidas en el frente por la explosión de un obús.
C/ Fue atropellado por un carro que transportaba carne de cerdo al mercado de Les Halles, en París.
D/ El mamporro que le arreó Pablo Picasso, a quien unos años antes Apollinaire había implicado falsamente en el robo de la Gioconda, y que removió un trozo de metralla que los cirujanos no le habían extraído, por desgracia demasiado cercano a la arteria subclavia derecha.

7- Por continuar con más poetas de ánimo belicoso, es sabido que Lord Byron falleció en Grecia, país al que había acudido para ayudar en su guerra de independencia del Imperio otomano. Aunque no murió en una batalla, sino a consecuencia de una sangría demasiado entusiasta que le practicaron unos médicos tras una crisis epiléptica. Bien, pero en cambio, ¿sabéis cómo pereció su gran amigo de francachelas, el también poeta británico Percy Shelley?

A/ Naufragó el velero en el que viajaba y que él había bautizado "Don Juan", en honor de su amigo Byron.
B/Se golpeó al caer de un pura sangre árabe de su propiedad y que él llamaba "Prometeo" en honor de su amigo Byron.
C/ A consecuencia del coma etílico que le sobrevino de la tremenda borrachera que se agarró al enterarse de la muerte de su amigo Byron.
D/ Por culpa de un recio y repujado ejemplar de la novela Frankenstein que su esposa Mary le arrojó a la cabeza porque no dejaba de hablar a todas horas de su amigo Byron.

8- Pasemos a temas más alegres: entre el gremio literario siempre ha cundido bastante la costumbre de quitarse la vida o al menos intentarlo; no digamos ya en países donde la idiosincrasia nacional fomentaba tal práctica. En Japón, por ejemplo, ha habido muchos escritores que se han suicidado, pero el más persistente fue uno que lo intentó no una ni dos veces, sino hasta cuatro veces antes de conseguirlo: 

A/ Yukio Mishima
B/ Yasunari Kawabata
C/ Ryunosuke Akutagawa
D/ Osamu Dazai

9- Por acabar con los escritores suicidas (ejem... qué mal suena eso), recordemos al poeta ruso Sergei Yesenin (o Esenin) que antes de ahorcarse dejó por escrito un emotivo poema ("Adiós, amigo mío, adiós/ tú estás en mi corazón/ Una separación predestinada /promete un encuentro futuro (...)" en cuya gestación intervino un elemento sorprendente: 

A/ La propia sangre del poeta, que fue la tinta con la que lo escribió.
B/ Utilizó, continuándolo, el telegrama que le había enviado el también poeta Mayakovski (al parecer, enamorado de él), sabedor de su intención de quitarse la vida.
C/ Un discurso funerario del mismísimo Iosef Stalin, para despedir al fundador de la Checa, Félix Dzerzhinski, y en el que se pronunciaban los dos primeros versos.
D/ Las palabras (las únicas que aprendió a decir en ruso) que le solía decir la que fuera su esposa, la célebre bailarina Isadora Duncan, cuando aún eran amantes y Sergei salía de su camerino tras alguna efusión amorosa rapidita... 

10- Por cierto que las últimas palabras pronunciadas por los literatos en el lecho de muerte siempre han dado mucho juego: desde las más poéticas o sugerentes ("Se disipa la niebla", dijo Emily Dickinson; en cambio, Goethe exclamó: "Más luz...") a las más desabridas de Karl Marx: "Las últimas palabras son para estúpidos que no han dicho lo suficiente mientras vivían". Quizá la palma de originalidad se la lleva el gran Oscar Wilde, que dijo "O se va él o me voy yo", refiriéndose a: 

A/ Un cura católico llamado para administrarle los santos sacramentos.
B/ Su antiguo amante (y causante de su infortunio) Lord Alfred Douglas, que había acudido a París al enterarse de la agonía de Wilde.
C/ Un ejemplar de El Paraíso perdido, de Milton, poema que aborrecía y que alguna visita se había dejado en la habitación del hotel Alsace, donde murió.
D/ El horrible papel pintado de la pared.

Pues ya está. ¿Qué tal ha ido la cosa? Son preguntas facilitas, ¿no? Culturilla general, como quien dice. Ahora bien, como seguro que más de uno o una de nuestros seguidores se ha quedado con ganas de más,  aquí va una BOLA EXTRA, para rematar los diez aciertos con un pleno al once:

11- No vamos a preguntar de quién fue el siguiente sepelio, pues algo parecido sólo se le podía haber ocurrido a Hunter S. Thompson, que dejó establecido que así fuera antes de, cómo no, suicidarse en 2005: en su rancho de Colorado, sus cenizas fueron dispersadas mediante un cañonazo mientras sonaba Mr. Tambourine Man, de Bob Dylan, disparadas por un cañón de 50 metros de altura terminado en un puño de dos pulgares que agarraba un botón de peyote (símbolo de su campaña a sheriff en 1970 y del periodismo Gonzo). Tan sencilla ceremonia costó unos 2'5 millones de dólares, que fueron sufragados por la estrella de cine y admirador de Thompson: 

A/ Nick Nolte
B/ Johnny Depp
C/ Nicholas Cage
D/ Woody Harrelson

Y ahora sí que ya está. Después de la foto del equipo reseñador de Un Libro Al Día, tenéis las soluciones correctas:




1- C; 2- C; 3- A; 4- B; 5- B; 6- A; 7- A; 8- D; 9- A; 10- D; 11- B


Valoración de los resultados:

-De 0 a 4 aciertos: Enhorabuena. Sois personas que viven la vida, se enamoran, comen, trabajan, hacen el amor, van al fútbol, se emborrachan, pasean al perro, se manifiestan, suben montañas, navegan en veleros, practican artes marciales, se tiran por un barranco en una bici de montaña, bucean entre tiburones... LO QUE SEA, menos aprenderse las muertes de escritores famosos (o no tan famosos).

-De 5 a 8 aciertos: Madre mía... ¿no tenéis nada mejor que hacer? Quiero pensar que la mayoría de aciertos han sido de chiripa. Por favor, dejad estas piraduras para los bibliófilos, necrófilos y sociópatas como nosotros, será lo mejor (bueno, como yo, que mis compañeros son gente más o menos equilibrada... ¡oh, perdón, que me olvidaba de... vale, NO).

-9-10 aciertos: Mirad lo que vamos a hacer: ya que sois casos incurables de morbosidad y pedantería libresca, a ver si por los menos le damos una utilidad a vuestro trastorno ¿Qué tal si vais dejando sugerencias para el Biblionecrophiliac Quiz del año que viene? Porque ya la cosa se está poniendo peluda... Gracias de antemano.

-Pleno al 11: Buff... hasta luego, Mari Carmen...

martes, 24 de abril de 2018

Reseña a seis manos. Vivian Gornick: Apegos feroces

Idioma original: inglés
Título original: Fierce attachments. A memoir
Traducción: Daniel Ramos Sánchez
Año de publicación: 1987
Valoración: (por estricto orden de redactado de reseña) F.B. casi imprescindible
K.C. (o algo menos)
M.P. muy recomendable


Pues si somos tres los que vamos a hablar del libro voy a tener que darlo todo en un par de párrafos. Vamos a por ello. Feminista. Pero qué necesidad hay de marcar con un término a este libro cuando cualquier término a veces implica que alguien prejuzgue o sienta rechazo o levante la ceja. Injusto del todo. Estas memorias de una escritora que no escribe ficción son merecedoras de que nadie renuncie a disfrutarlas por el caprichoso rechazo que una definición pueda generar. Gornick escribe con una contundencia y un uso de las metáforas físicas para describir sensaciones que resulta ejemplar. Muestra todas las facetas de una relación difícil con su madre y no solamente hablamos de la brecha generacional. Hablamos de un cierto bagaje humano y social, del peso no siempre fácil de llevar de las mujeres, de las mujeres judías que viven solas, sin hombres porque el destino lo quiso así, del curioso hogar compartido que pueden representar ciertos vecindarios, de los pesados vuelcos del destino (el de Nettie, personaje secundario de fuerte peso, epítome trágico del cruel camino a recorrer por culpa de una sociedad que empujaba a la renuncia a favor de una finalidad predeterminada).
Y Gornick vuelve al paseo y a esas conversaciones cíclicas pero originales, vuelve a lanzar y a recibir miradas esquivas o resignadas ante las diatribas no siempre consideradas de quien se supone que debe ser su firme apoyo en este valle de lágrimas. Dinamita cualquier sensación de moqueo sentimental y muestra las relaciones en lo complicado de su sencillez o viceversa. En algún momento he pensado si Junot Díaz o hasta Teju Cole impregnaron de aires parecidos los escenarios de sus personajes. Pero sobre todo he pensado en Lucia Berlin y ese desparpajo compartido en lidiar con la existencia mientras se piensa en cómo vivir la vida. Sensación que aún perdura. Ese es el nivel.

¡Hala! ¡Te has pasado tres pueblos! ¡Casi imprescindible! Yo lo dejaría en un recomendable alto. Vaya por delante que el libro me ha gustado; Gornick transmite verdad en su escritura y la complejidad de la vida y las relaciones en sus historias, sin caer en poses absurdas, nostalgia mal entendida o autocompasión alguna. El problema, en mi opinión, es que el libro podría haber sido otra cosa o, mejor dicho, me habría gustado más si hubiese sido otra cosa. Porque creo que el libro se puede dividir en dos partes; la primera sería la visión de la Gornick niña del mundo hoy en día desaparecido que la rodea, la segunda sería la parte de la Gornick adulta (sus relaciones amorosas, trabajo, etc).
La primera parte, esa en la que el mundo se abre a los ojos de Gornick, me parece soberbia. La certera mirada, mezcla de descubrimiento y extrañeza, de Gornick, el estilo a medio camino entre la novela de formación y el relato breve (alguna de las historias que aparece es buenísima), y el tono entre triste, melancólico y levemente humorístico del texto hacen que las páginas vuelen.
Con el cambio de perspectiva quien pasa a narrar es una Gornick adulta. El centro de la historia pasa a estar más en ella que en el exterior y la historia pierde fuelle e interés. Partiendo del hilo de su etapa de formación (porque fuimos, somos), Gornick pasa a relatar su vida, con especial hincapié en sus relaciones amorosas y la influencia que lo vivido en sus primeros años tiene sobre todo ello. Pero no me acaba de llegar, me despierta menos curiosidad y me da la impresión de leer algo ya leído. De todas formas, ya sabéis la particular relación que tengo con la "literatura del yo".
Aun así, me quedo con esa primera parte y con la impresión general de haber leído un buen libro.

¿Cómo? ¿Que tengo solo dos párrafos para mi parte? A ver como lo hago... Creo que iré al grano.
La calidad literaria de la autora es evidente; uno se da cuenta de ello leyéndola a través de las páginas, acompañándola en sus paseos con su madre, en esa sucesión de recuerdos cual álbum de fotografías, donde se percibe casi el olor de las calles de Nueva York. Y coincido, hay dos partes claramente diferenciadas, y dispares en interés. Me quedo sin lugar a dudas con la primera, una inmensa primera parte donde la autora habla de las mujeres de su vida, con su madre como figura central pero también con todas aquellas mujeres que, con sus vidas particulares, establecieron una manera de vivir que marcaron a la autora y, por encima de ellas, la ciudad, ejerciendo cual diorama, con las mujeres como actrices principales, como protagonistas, actuando como un elemento único con diferentes caras, pero con la sororidad como elemento vinculante y puente de vidas dispares. Y la relación con su madre, siempre difícil, con sus disputas constantes, sus puntos de vista en claro contraste formados a partir de múltiples pequeñas batallas cotidianas; estas disputas se convierten en elementos esenciales para entender la manera de vivir en las diferentes épocas y las situaciones que establecieron las vidas de aquellas generaciones. En este ambiente familiar, la autora se siente encerrada en su casa al ser consciente que la vida es aquello que ocurre fuera, y siente el deseo inexorable de poder exteriorizar y liberar los sentimientos, agarrándose a aquellas vías de escape que las mujeres (sobresaliendo clarísimamente Nettie) le ofrecen como grietas por donde observar la luz exterior. Una primera parte más que recomendable, casi imprescindible. 
La segunda parte es, a mi parecer, más floja; la autora nos habla de los hombres de su vida, tras varias relaciones amorosas en una búsqueda infinita de una pareja que complete su territorio sentimental, luchando por encajar en una relación que ofrezca algo más que el sexo o la comprensión. Esta parte del libro pierde algo de interés, pues entra en cierta monotonía, aunque sigue siendo recomendable.
En resumen, un buen libro con una primera parte rayando lo sublime.

También de Vivian Gornick en ULAD: Escribir narrativa personal, La mujer singular y la ciudadMirarse de frente, Cuentas pendientes

lunes, 19 de diciembre de 2016

ULAD: Lo mejor del 2016

Francesc Bon:
  • Libro del año: Pues para mí el libro del año ha sido Breve historia de siete asesinatos de Marlon James. No sé decir exactamente el motivo, pero al final me recuerdo acarreándolo, con su presencia imponente y su lomo amarillo, siguiendo andanzas de rastafaris y es una sensación demasiado imborrable. Quizás sea un libro cautivo de su componente visual, pero desde cuándo va a ser malo que una novela contemporánea te recuerde a una nueva temporada de The Wire. Con dos muy dignos contendientes: Manual para mujeres de la limpieza de Lucia Berlin y Satin Island de Tom McCarthy, cuya importancia aún no soy capaz de calibrar.
  • Sorpresón postrero: el festín de Xavi Ayén en La vuelta al mundo en 80 autores.
  • Porquerías: En un año globalmente positivo: el incomprensible apoyo a algo tan vacuo como Érase una vez el fin, de Pablo Rivero, o la esperada constatación del timo de La chica del tren 
  • Caerá en 2017: Cualquier Saer que se ponga en medio.
  • No tocar ni con un palo: Zanón, Pérez Andújar, y todos aquellos que quieren apropiarse de la literatura de barrio. Por mediocres y por cansinos.
  • Los comentarios me han hecho salivar para el 2017: Vollmann y, dicen, el Ray Pollock que viene.

Juan G. B.:

Carlos Andia:
  • Volumen imponente del añoEl capital en el siglo XXI, de Thomas Piketty -algunas claves que deberíamos conocer.
  • La relectura del añoCoronación, de José Donoso -buenas sensaciones después de muchos años
  • Libro de Historia del añoContinente salvaje, de Keith Lowe -una etapa muy especial de la Historia de Europa
  • Una joya a la que tenía muchas ganasLocus Solus, de Raymond Roussel -atrévase usted.
  • Clásico rescatadoReivindicación del conde don Julián, de Juan Goytisolo -imprescindible con mayúsculas.
  • Obra de teatro del año: Calígula, de Albert Camus -todo intensidad
Y, si se me permite, porque obviamente es algo muy poco uladiano, pero muy especial para mi: 'Análisis de los fenómenos monetarios en España', de Florencio Salcedo -¡qué tío!


Koldo CF

Montuenga:
Santi:

Marc Peig:
  • Libro del año: El bar de las grandes esperanzas, de J.R. Moehringer
  • Autobiografía del año: Instrumental, de James Rhodes
  • Tocholibrohistórico del año: Las benévolas, de Jonathan Littell
  • Tochonovela del año: La broma infinita, de David Foster Wallace
  • Ensayo del año: Esto es agua, de David Foster Wallace
  • Clásico que debería haber leído antes: La piedad peligrosa o La impaciencia del corazón, de Stefan Zweig
  • Libro del que no debería ni haber pasado de la portada: En manos de las furias, de Lauren Groff
  • Decepción del año: Sueños de trenes, de Denis Johnson
  • No pasará un año más sin leer: La hoguera de las vanidades, de Tom Wolfe
  • Autor que debo recuperar porque lleva tiempo olvidado (injustamente): Haruki Murakami
  • Caerán más libros de: Stefan Zweig
  • Ganas de que llegue el 2017 para lo nuevo de: Siri Hustvedt, Paul Auster y  Karl Ove Knausgaard


miércoles, 8 de enero de 2025

Irene Cuevas: Un momento de ternura y de piedad

Idioma: español 

Año de publicación: 2024

Valoración: entre recomendable, está bien y se deja leer

Esta novela parte de una premisa de lo más sugestiva: la protagonista -no conocemos su nombre- se dedica a asesinar ancianas, por encargo de sus herederos, para poder así mantener a su madre ingresada en una clínica psiquiátrica debido a sus continuos intentos de suicidio (es obvia la lectura psicoanalítica del argumento, más aún cuando la novela va acompañada, al menos en su primera edición, por un opúsculo titulado Matar a las madres). En principio, parece un plan sin fisuras que, dentro de su dinámica macabra, transcurre según lo esperado por la protagonista. Hasta que un día acepta el encargo de finiquitar a una víctima que no encaja exactamente con su target habitual...

Aquí he de mencionar un punto que, aunque pueda parecerlo, no resulta en absoluto baladí: varios de los personajes femeninos que aparecen, entre ellas estas víctimas de nuestra asesina -a las que, cierta mente, mata con toda ternura y piedad, como describe el título de la novela- están inspiradas en escritoras a las que admira la autora de la novela (no es que yo sea muy listo, es que lo explica ella en el epílogo); así, encontramos a Sylvia Plath, Diane di Prima, Patricia Highsmith... y, sobre todo, a Lucia Berlin, que no tiene tan sólo una presencia anecdótica, sino que se convierte en un personaje central de la novela. La inclusión de esta escritora -o del personaje inspirado en ella- va, por tanto, más allá del simple guiño (incluso del guiño-guiño-codazo-codazo); de hecho, podría interpretarse como una metáfora de la influencia que ha tenido su obra literaria en la de Irene Cuevas o incluso en su vida, en general, aunque yo diría que llega más allá, hasta caer en cierta fantasía mitómana... En fin, eso tanto da, pero el caso es que esta aparición puede provocar en un eventual lector o lectora lo mismo una sonrisa cómplice que un cierto rubor debido a lo que en inglés se conoce por spanish shame... En todo caso, que cada cual decida o se deje llevar por sus propias reacciones.

Por ir avanzando: ¿a qué viene, os preguntaréis (supongo yo, aunque puede que no) la indecisión que muestro en la valoración de este libro? Pues me explico: por determinados aspectos, tanto el  humor negro pero suave y con un punto de absurdez (que podríamos entroncar con cierta tradición española, desde Jardiel Poncela o Miguel Mihura a, por ejemplo, Juan José Millás), así como los deliciosos diálogos de la protagonista con su madre suicida frustrada, la novela me parece, sin duda, recomendable. Por otro lado, está bien en cuanto a las referencias que prodríamos calificar de "metaliterarias" (las comillas no sobran) que incluye, pues, aunque sean muy explícitas, tampoco tienen por qué condicionar la lectura de quien no las conozca o no las pille. Ahora bien, como ya he comentado, también pueden producir un creciente rubor que no beneficia a la impresión final que deja la novela.

Por último, la novela contienne también algún momento propio de "novela romántica para jóvenes adultos" (momentos Heartstopper, por decirlo así, con personajes que se diría fueran a aparecer en First dates). Seguro que a más de un lector o lectora le resultarán de lo más satisfactorio estos momentos y diálogos -y no me refiero a las escenas eróticas, bastante logradas, por lo demás-, pero a mí, que ya soy todo un señoro que perfectamente podría tomarse un brandy Soberano en cordial sobremesa con Pérez-Reverte, me han parecido morralla que le sobra a una novela que muestra otras virtudes interesantes. Por ejemplo, el estilo ágil, fresco y con una pátina poética, el humor y, por qué no aplaudirlo, la ternura y la piedad que muestra Irene Cuevas, y que nos indican que podemos esperar  de ella cosas muy interesantes en el futuro.

lunes, 17 de diciembre de 2018

LO MEJOR DEL 2018, SEGÚN ULAD, MODESTIA APARTE

Juan G. B. dice: 

Oriol Vigil dice:

Koldo CF dice:
Ha sido, para mi, el año de los autores latinoamericanos. Aquí la lista:

Francesc Bon opina:
No ha sido un buen año. Mis preferencias siguen inamovibles y nadie les hace sombra y alguno ya debería. Y un desastre solo recordar leer autores españoles o estadounidenses. 
  • Mi mejor lectura del año: El viaje vertical, de Vila-Matas 
  • Novedades que salvo, y mucho: Las posesiones, de Llucia Ramis 
  • Te gustará si votaste o piensas votar a Vox: Ordesa de Manuel Vilas. (Esto es una broma muy del momento, ni siquiera comprendería que le gustara a alguien, y los que votan a Vox ni leen libros ni leen blogs literarios, seguro) 
  • Hartito de darles más oportunidades: Trueba, Amat, y otros involucrados en el socavón que se abre bajo lo que fue antes Anagrama. 
  • Propósitos de año nuevo que caerán seguro: Barth, Gaddis, Vollmann. Y ya que otros toman gustosos el relevo de la actualidad, re-lecturas a manta. 

Carlos Andia sentencia:
  • Lo mejor del año: las relecturas de Lorca (Bodas de Sangre / Yerma) y Carpentier (El siglo de las luces)
  • Narrativa: quizá Lectura insólita de 'El capital', de Raúl Guerra Garrido, porque el nivel, la verdad, no ha sido muy espectacular 
  • Descubrimientos: Antonio Di Benedetto (Zama), y la faceta literaria de Henri Michaux (Un bárbaro en Asia)
  • Reconciliación con, y por lo tanto reapertura de puertas a: Michel Houellebecq (gracias a El mapa y el territorio)
  • Ensayo: entre bastante igualdad, finalmente me decanto por Jean-Yves Jouannais (El uso de las ruinas, reseña dentro de poco) 
  • Clásico: Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy, de Laurence Sterne 
  • Experimento: Me acuerdo, de Georges Perec (reseña también en unos días) 
  • Decepciones: varias, moderadas, quizá la más fastidiosa, por los elogios que arrastraba, Velocidad de los jardines, de Eloy Tizón 
  • Intenciones: un hipertocho que llegará pronto, volver a Di Benedetto, quizá a Sabato, cosas interesantes... y, sí Koldo, Cartarescu también. 

Montuenga contribuye: 

Marc Peig opina:

Carlos Ciprés añade:
Y que en los próximos meses Ustedes gocen de sus lecturas. 

Beatriz Garza estima:
  • Autor descubrimiento del año: Margaret Atwood 
  • Novela(ZA) descubrimiento del año injustamente olvidada: Primera sangre de David Morrell 
  • Clásico del año: Marianela de Benito Pérez Galdós 
  • Novela (que como no podía ser de otra manera, supera a la película) del año: Tomates Verdes Fritos de Fannie Flagg 
  • Relectura provechosa del año: Las hermanas Grimes de Richard Yates 
  • Lectura LGTBI del año: La chica danesa de David Eberhoff 
  • Objetivos cumplidos del año: Lectura y reseña de novela gráfica 
  • Conceptos aprendidos del año: La diferencia entre "literatura" y "producto literario". El género del ciclo cuentístico
  • Objetivos para el año que viene: me abstengo, que luego me siento fatal. 

Santi concluye: