sábado, 4 de agosto de 2018

Enrique Vila-Matas: El viaje vertical

Idioma original: español
Año de publicación: 1999
Valoración: casi imprescindible

Comprendo que haya a quien Vila-Matas se le atragante. Lo comprendo y lo achaco a su condición de escritor prolífico, inquieto, atrevido en su concepción del oficio. Hay que escribir sin descanso, parece ser su premisa, y hay que hacerlo con convicción e ir publicando y la reacción del lector es importante pero no lo más importante, porque uno sabe la senda que se traza y esa no es siempre recta y regular. Y parece haber cierta unanimidad, conforme me sorprendía de lo magnífica que es esta novela lo comprobaba con mis preceptivas visitas a la red, en que esta es una de sus obras más celebradas.
Lo cual, hablando de Vila-Matas, es mucho decir. Porque Vila-Matas incluso en sus valles (que tampoco son demasiado profundos) cumple con la cuota mínima de no descuidar estilo. Siempre escribe de fábula. Ni una frase sin sentido, ni una idea sin su explicación. 
El viaje vertical es la historia de Federico Mayol, anciano propietario de Seguros Mayol, negocio familiar que va viento en popa cuya gestión ha puesto en manos de uno de sus hijos, y la historia se inicia cuando su esposa lo pone de patitas en la calle porque necesita "averiguar quién es ella". Entonces Mayol, que ha puesto en pie un lucrativo negocio, que dice que tiene dinero "de sobras", que ha hecho carrera en política, que ha compartido partidas de póker con poderosos, se enfrenta al doble dilema del hombre maduro: cuánta vida me queda y cómo quiero vivirla. Visita a sus hijos en un estéril tanteo de mediación, del cual saca pocas pero certeras conclusiones. El panorama es desolador: su mujer lo echa y sus hijos, un por uno, lo decepcionan e incluso parecen transformarse en los siniestros reversos de sus triunfos profesionales. El caso, extremo, un hijo a medio camino entre Peter Pan y el delirio artístico al que visita en una especie de inflexión, de culmen donde éste lo tilda de inculto. Y Mayol arrastra hasta allí toda su existencia. La del hombre que ha dejado de estudiar para trabajar en una postguerra difícil. La del viraje ideológico, cuando de una familia que aprobó, por una carambola de enemistades políticas comunes, la revuelta franquista, se vuelve en su figura, un prohombre de la causa nacionalista. Y Mayol muestra sus contradicciones y se desnuda como hombre hecho a sí mismo que tiene que volver a empezar cuando pensaba que ya empezaba a acabar. Sus reflexiones le llevan a Portugal: Porto, Lisboa y Madeira verán a Mayol deambular en taxi, a pie, por hoteles de lujo y calles, todo ello en una prosa perfecta que desprende luz e ironía, sarcasmo y sabiduría, quintaesencia de lo literario sin el mínimo ensimismamiento, Vila-Matas a pleno rendimiento con una naturalidad y una cercanía y una fluidez que, claro, estas cosas pasan, justifican que su ejército de seguidores le sea fiel. No hay para menos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Francesc, podrías clasificar por orden de preferencia los VilaMatas que te has leído?

Yo sólo he leído el de Bartleby, que me gustó bastante. Un abrazo!

Francesc Bon dijo...

Pues vaya, he leído los suficientes ya como para no acordarme. Es que me hacéis unas pruebas...

Sí diría que "El viaje vertical" formaría parte de los tres que me han gustado, junto, pero, esto podría variar, a "Dietario voluble" y a "París no se acaba nunca". Pero El viaje vertical es más "novela".

En la banda baja, pero esto podría variar..., "Lejos de Veracruz" me resultó algo autocomplaciente y, cosas de los gustos, "Bartleby y compañía" se me desbordó de erudición y tono metaliterario.

"El viaje vertical", dejadme que insista, es de esas novelas cortas y en apariencia poco ambiciosas que te acaban dejando extasiado.

Pablo GP dijo...

Hola Francesc, comparto tu opinión sobre Vila-Matas, y me sorprende que lo tachen de pedante, porque la erudición que refleja en sus obras me parece natural y sentida, nada forzada, además de amena e instructiva.
De las tres obras que leí (París...,Dr. Pasavento y Bartleby..) mi preferida es Dr. Pasavento, y, al contrario que tú, me gustó Bartleby y me decepcionó París, por momentos un poco pesada y repetitiva.
Ésta que comentas no la conocía; el hecho que sea más novela que las otras la hace si cabe más apetecible. En breve me pondré con ella.
Saludos.

Francesc Bon dijo...

Hola Pablo: por cuestiones de espacio y negociaciones con mi señora esposa acerca de "cosas mías que andan por todos laos" he decidido limitar mis posesiones físicas a no más de 1.000 o 1.100 libros que son los que caben. De este en concreto, que leí en ejemplar de la biblioteca, he decidido hacerme con una copia. Enough said, que dice aquel.

Diego dijo...

Buenas, Francesc.
No sé si este bicho te avisa de un comentario, mucho menos todo lo que no debe pasar después del chivato para que lo leas, pero acabo de terminar el libro de la reseña y volví a pasar por acá.
Felicitaciones por la reseña, sí. La novela para mí fue de menos a más. De una historia universal bien contada a algo más, un plus que el autor nos regala al final.
Cosa extraña que sentí cuando leí "La vida breve" de Onetti: la narración en el libro del uruguayo, el lector en el de Vila-Matas, parecen volverse parte de la obra. Creo que son ese tipo de novelas que justifican el acto de narrar, de leer. En fin, no sé explicarlo pero creo que al "casi imprescindible" que expresas lo comparto y eso es lo más acertado que puedo decir teniendo en cuenta lo que quiero decir.
Casi imprescindible, sí señor.

Luis Adolfo dijo...

Hola, acabo de leer la reseña de una película de Kubrik donde el protagonista renta a sus familiares para hacerse pasar por otra persona, pero creo haber leído algo parecido en una novela de Vila-Matas. ¿Recuerdan algo al respecto?