domingo, 18 de diciembre de 2016

Reseña y contrarreseña: Patria de Fernando Aramburu


Idioma original: español
Año de publicación: 2016
Valoración: recomendable / decepcionante

Poli Bueno: ¿Has leído Patria de Fernando Aramburu?

Poli Malo: Sí, me la acabo de terminar... Y no veas la mala leche que me ha dado.

PB: ¿Mala leche? Si a mí me ha parecido una novela bastante buena...

PM: Pues a mí... En fin, qué quieras que te diga.

PB: No entiendo tu reticencia... Para empezar, es una novela que trata de un tema espinoso y que sigue estando en el candelero de la opinión pública, como es el del terrorismo de ETA en el País Vasco, con el acierto de centrar la historia de dos familias de un pequeño pueblo guipuzcoano. En una de ellas el padre, empresario, acaba siendo asesinado por ETA por no pagar el "impuesto revolucionario", mientras que en la otra uno de los hijos cada vez más radicalizado, se ha integrado en esa misma organización. Lo que acaba por separar a ambas familias, que durante años han sido amigos íntimos. Ya me dirás si no es un planteamiento original y valiente.

PM: No me digas que eres de esos que piensa, como Aramburu, que "los escritores vascos no escriben sobre ETA"... Atxaga, Sairzarbitoria, Sarrionandia... ¡Todos han escrito sobre ETA! Y esos paralelismos tan forzados: la familia de la víctima, la familia del terrorista, una hija y un hijo en cada una de ellas... Más que una novela parece un sudoku. Y el estilo...

PB: ¿El estilo qué? El estilo es ágil, coloquial, casi oral, hace que una novela de 600 páginas sobre un tema difícil se lea como un thriller... No me digas que eso no tiene mérito.

PM: Y tanto que coloquial, si parecen los vascos de los chistes, siempre con el mal uso del condicional hasta cuando se supone que están hablando en euskera... Por no hablar del repertorio de personajes tópicos, que luego dirán de los Ocho apellidos esos: el vasco trabajador a machamartillo y muy amigo de sus amigos, el vasco brutote y comilón, el melifluo cura nacionalista, las mujeres ariscas y de "morro apretao"... ¡ese matrimonio de esposa mandona y marido calzonazos lo he visto yo en telecomedias de la ETB, por favor!

PB: Me parece injusto lo que dices; aparecen también otros elementos más actuales, como el tema de las personas dependientes o el matrimonio homosexual.

PM: Claro, ¿y qué personaje resulta ser gay? Pues el único que lee y tiene alguna sensibilidad cultural y artística, para no salirnos del topicazo.

PB: Pues yo creo que es un recurso válido e incluso conveniente utilizar ciertos arquetipos, que se desenvuelvan en  el ambiente limitado de un pueblo, para representar con eficacia el drama fratricida o cainita que ha vivido la sociedad vasca todos estos años. Y además, hay que valorar la pluralidad de realidades que presenta Aramburu: la víctima inocente, el terrorista que se arrepiente, la violencia policial, la kale borroka...

PM: De pluralidad nada: está bien que incluya las torturas de Intxaurrondo, que a estas alturas las admite hasta Aznar, pero sigue siendo una novela tan maniquea como todas las demás obras "vascas" de Aramburu. Mira por ejemplo: ¿a quién escoge como víctima? A un ser absolutamente perfecto: un empresario vasco, o mejor, "vasco vasco", que habla euskera, es buena persona, buen marido, buen padre, que da trabajo a la gente del pueblo... Como si tuviera que ser absolutamente puro para ser una víctima. ¿Y si hubiera sido un policía, un político o simplemente un inmigrante, ya no habría sido una víctima? ¿Y si hubiera sido un torturador, no habría servido para hacer reflexiones mucho más complejas o más interesantes sobre el "conflicto vasco" y sus ramificaciones?

PB: Bueno, pero es que lo que interesa en la novela no es tanto la víctima, sino el entorno: su familia, la familia del terrorista, la reacción del pueblo... No me negarás que algunos diálogos representan muy bien la locura de ciertas mentalidades; como esta: "Antes éramos víctimas del Estado y ahora somos víctimas de las víctimas, nos dan por todas partes".

PM: Sí, algunos diálogos sí tienen gracia, y son una crítica ácida al radicalismo etarra, pero muchos otros no pasan de una caricatura. Casi todos los personajes del entorno abertzale son una caricatura, de hecho, sin ninguna profundidad. Si lo que Aramburu quería decir es que las víctimas son buenas y los terroristas son malos, tontos y fanáticos... ¡para eso no necesitaba escribir una novela de 600 páginas!

PB: No sé, a mí no me parece tan maniquea: además de hablar de las torturas o de la actuación policial en Euskadi, en la novela también se presta atención a las vivencias de los propios miembros de ETA, por ejemplo, sin que nos los presente como unos monstruos absolutos. Y de todos modos, yo creo que a la sociedad vasca le viene bien que se escriban obras como ésta, para que reflexione y asuma el drama que ha vivido durante años una buena parte de sus ciudadanos.

PM: Sí, bueno, ésa es otra: según se desprende de la novela, las víctimas de ETA se merecen nuestra compasión y solidaridad, como no puede ser de otra forma. Los victimarios, al menos se pueden ganar nuestra clemencia o cierta indulgencia si se arrepienten. Pero a la sociedad vasca en general, que le den dos duros, porque bien clarito se ve en la novela que el que no ha sido cómplice del terrorismo era cobarde, pusilánime o incluso traidor. Por lo visto tratar de vivir como un pueblo civilizado sin dejarse arrastrar hacia el delirio militarista no era suficiente...

PB: Me parece que no vamos a ponernos de acuerdo. Para mí es una de las novelas del año, quizás la gran novela sobre los años del terrorismo de ETA.

PM: Pues para mí es una novela que se desarrolla en esos años, incluso diría que poco más que un culebrón familiar. Pero nada de "La Gran Novela de la Violencia Vasca". Ésa, habrá que buscarla en otra parte.

Firmado: Juan G. B. y Santi, que no son respectivamente el PB y el PM (ni viceversa)

97 comentarios:

Esther dijo...

Para mí sí es la novela del año. Genial la "reseña".

julian bluff dijo...

"La mala leche que se me ha puesto". "La mala leche que me ha entrado".

Las cosas, las opiniones, las personas (incluso la suegra) son -hoy por hoy- incapaces de "dar", en castellano, "mala leche". Por mucho que lo intenten.

Claro que... el idioma transmuta, se transforma, evoluciona, a base de "neologismos" ¿Era justo eso lo que, ustedes, pretendían con la inclusión de ese giro su reseña? De ser así, deben seguir insistiendo y hablar de nuevas lecturas futuras capaces de "darles mala leche". A la primera, los cambios semánticos es difícil que prosperen.

Un fuerte abrazo para todos y... ¡Feliz Navidad! ;-)

Marcela dijo...

Felicidades! Està excelente su reseña de Poli Bueno Poli Malo! Saludos

Fran dijo...

Estoy de acuerdo con la decepción, otra novela rancia sobre ETA más vista que el tebeo donde los buenos son muy buenos, los malos muy malos y, por supuesto, las víctimas siempre excelentes personas.

Anónimo dijo...

Sí, hablar de ETA es muy rancio, y si encima las víctimas son inocentes y los asesinos, asesinos, pues la ranciedad ya apesta. Lo que necesitamos es una novela sobre la guerra civil, con nobles héroes republicanos y ogros fascistas, que eso es muy moderno.

Juan G. B. dijo...

Hola a todos:
No pretendo terciar en vuestra conversación, amigos Fran y anónimo; sólo recordaros que el sentido de la reseña no va en una sola dirección, sino que a sus autores hay aspectos de la novela que nos han gustado y otros que no: de ahí el recuso al "poli bueno" y "poli malo".
Gracias por los comentarios, en cualquier caso.

Kruschev dijo...

Pues mira, anónimo rancio, lo que no sé si sería moderno pero sí necesario es que alguien se atreviera a escribir de una puñetera vez un libro sobre las víctimas de algunas víctimas, que también las hay.

Bretanho dijo...

Aún no he empezado a leerla, pero ya se ve que las novelas que tocan temas tan cercanos a conflictos recientes o actuales nunca dejan indiferente. Presumo que repugnaría (si la leyeran) a simpatizantes batasunos, molestará a próximos al nacionalismo, provocará discrepancias en falsos progres y equidistantes, y gustará a los que se oponen a todos los anteriores. Luego habrá que dilucidar si la novela es o no buena, pero todavía no puedo opinar.

Unknown dijo...

Me encantó la dualidad, que mejor que esta clase de libros, mejor leerlo y saber hacia que lado estás.

Juan G. B. dijo...

Hola a todos:
Me permito comentar en nombre de los dos que hemos escrito la reseña para aclarar que hemos tratado de escribirla ateniéndonos a criterios eminentemente literarios, a pesar de que el tema, como es evidente, resulta aún bastante espinoso. Lo que ocurre es que cuando se tiene cierto conocimiento del asunto del que trata una novela, es inevitable fijarse en aspectos que no nos resultan verosímiles, y quizás esta circunstancia prime sobre las virtudes de la obra, que también las tiene.
En cuanto a cómo habrá sido recibida la novela por sectores políticos, amigo José Luis, he de decir que, al menos en alguno de ellos creo que con indiferencia, puesto que (y aquí quizás vaya a cometer un SPOILER, así que no sigas leyendo si no quieres) en la Euskadi que retrata Aramburu sólo era posible encontrar a simpatizantes de la izquierda abertzale o del PP. Ni una palabra sobre el PNV o el PSE (no digamos ya partidos más minoritarios), a pesar de que han sido los dos partidos más votados en los diferentes comicios desde hace 40 años y son los que han gobernado siempre, uno u otro o juntos, la Comunidad Autónoma Vasca.
No me enrollo más. Un saludo a todo el mundo.

Anónimo dijo...

Bravo por el poli Malo.
Lo del poli Bueno supongo que ha nacido de aquella esperanza que nos movía a leer 600 páginas y más, y que luego quedó totalmente defraudada.
Si aún no ha empezado a leerla, está Vd. a tiempo de no malgastar un buen montón de horas y la posibilidad de dedicárselas a algo de verdad interesante.
Andrés

Anónimo dijo...

Yo pondría al tal Fran de víctima ... A ver si le mola porque hay que tener nuevos a decir tamaña barbaridad : las víctima siempre excelentes personas ¡,,,
Querido Fran : las víctima estan muertas , asesinadas

Juan G. B. dijo...

Hola, Andrés:
He de decir que yo al menos me identifico tanto con el poli malo como con el bueno. Es decir, que hay aspectos de la novela que me han decepcionado (quizás el término más exacto sería "chirriado"), pero otros que sí me han resultado satisfactorios; por ejemplo, algo que no hemos mencionado en la reseña: Aramburu resuelve con mucha elegancia narrativa momentos delicados como son los asesinatos que aparecen en el libro. O el final(y perdón por el posible SPOILER), que en sí podía haber resultado bastante "pastelazo" y que sin embargo consigue contar de una forma más ligera (en el sentido de menos indigesta), creo yo.
Un saludo, y gracias por tu comentario.

Fran dijo...

Efectivamente, último anónimo, las víctimas están muertas, asesinadas. Y son eso, víctimas. ¿Pero eso las convierte automáticamente en buenas personas? ¿Todas las víctimas lo son? Como deseas, si yo mañana me convirtiese en víctima, de lo que sea, ¿eso me redimiría instantáneamente de todos mis actos anteriores? Esta es una falacia peligrosa y muy extendida. No todas las víctimas han sido necesariamente buenas personas, afirmar esto no es ninguna barbaridad, pero dice mucho de nuestra estúpida sociedad y de tu cortedad de miras que te lo tomes así, o que incluso resulte una afirmación políticamente incorrecta.

Santi dijo...

Bueno, pues ya que estamos enseñando las cartas, diré que yo estoy más cerca del Poli Malo que del bueno: aunque me parece que la novela funciona en cierto sentido (escribir 600 páginas sobre un tema delicado como este y que se lea casi como un folletín tiene su mérito), me parece que es una novela que no dice nada que no sepamos ya sobre el llamado "conflicto vasco", y en ese sentido me parece una novela fallida.

Sé que esto les parecerá una barbaridad a algunos, pero yo "aprendí" más sobre el conflicto vasco leyendo "Exkixu" de Txillardegi, que me parece una novela ética y literariamente deleznable, precisamente porque su punto de vista es radicalmente diferente del mío.

Y en relación con el último anónimo, efectivamente, ese me parece uno de los problemas en la creación de un discurso o relato sobre la violencia en el País Vasco: el hecho de que no se pueda introducir ninguna complejidad en la oposición "víctima / verdugo", porque inmediatamente se es tachado de cómplice, equidistante o pro-etarra. Naturalmente que las víctimas deben tener un apoyo social, político y moral que no siempre tuvieron, pero el camino no debe de ser "deshumanizarlas" convirtiéndolas en santos, y a los terroristas en monstruos. Eso no ayuda en nada a comprender lo que pasó o cómo pudimos llegar a eso.

Pongamos un caso extremo: Melitón Manzanas, primera víctima de un atentado de ETA, de quien se considera probado que era un torturador del Franquismo. ¿Es también una víctima pura e inocente? (Y con esto, que nadie me malinterprete, no estoy diciendo que mereciera morir; solo que el ser víctima de ETA, o de los GAL si vamos a eso, no purifica toda tu vida anterior, como bien decía Juan).

Víctor dijo...

Tanto Fran como Santi queréis aristas en la novela de Aramburu, la queréis poliédrica, pretendéis que en cada uno de los personajes se den las contradicciones propias del ser humano: como personas, nos esforzamos, a través de múltiples caminos (la política, la filosofía, el arte, la literatura), por superar la dicotomía bien y mal, justo e injusto, aquello y su contrario. De esta forma la obra, parece, sí nos haría pensar, valorar, que un concepto a proteger como es el de vida humana se encuentra fuera de consideraciones individuales, subjetivas. Sin embargo, quizás deberíais escribir vosotros la novela que en _Patria_ os hubiera gustado leer. Los lectores de este blog sabemos que el poli bueno no es tan bueno, al igual que el malo no lo es tanto; sin embargo, esto es, queridos Fran y Santi, contingente: en ocasiones, en esta vida real empeñada en imitar a la ficción, que diría Wilde, la víctima está prácticamente fuera de toda mácula, y el criminal reúne en su persona muchas de las condiciones de eso que llamamos mal en nuestra sociedad. Os pierde el elemento teleológico, el elemento político: de titularse _Nosotras_ la novela, y narrar el caso de la violación de una chica por parte de un señor protegido por su grupo social, no exigiríais del autor un mayor equilibrio en sus caracteres, no es necesario. No es necesario saber si la chica sustraía prendas de ropa en el centro comercial o si el señor quería mucho a su perro.
Estoy de acuerdo en que la novela es un buen ejercicio literario y, quizás, nada más. No es excesivamente compleja, no nos plantea las preguntas de una _Antígona_ y, sin embargo, casi todo lo que habéis añadido ahora en los comentarios, en mi sincera opinión, no procede en absoluto.

Víctor dijo...

Addenda: en lugar de a Fran, intentaba interpelar a Juan. ¡Disculpad el lapsus calami!

Juan G. B. dijo...

Hola, Víctor. como soy Juan, me permito responderte, pues ; )
Si he entendido correctamente tu comentario, se todo se reduce a que la novela es así y punto pelota, como las lentejas, que si te gustan las comes y si no las dejas (o si no, escribimos nosotros nuestra versión... algo que veo difícil porque ya llevo mucho retraso con las versiones de las otros libros que he reseñado negativamente con anterioridad). Bien, pues para seguir con otro dicho castellano, te responderé que para ese viaje no hacían falta alforjas... es decir, no hacían falta más de 600 páginas escritas por un autor de prestigio, y saludadas por muchos medios (aunque de eso no tiene la culpa Aramburu, claro) como la gran novela española del año y la gran novela sobre el terrorismo en Euskadi. Aparte de que el espíritu de éste o de cualquier otro blog de reseñas consiste precisamente en juzgar y valorar los libros que leemos.
Por otro lado, es interesante lo que comentas sobre qué ocurrí ría si se tratase de una novela sobre un víctima de una violación, etc... bien, puede que de principio no le mirásemos tanto las costuras, es cierto, pero, por un lado, los autores de la reseña nos sentimos interesados e incluso atañidos personalmente por el tema del que trata "Patria", con lo cual es inevitable que la examinemos con más detenimiento y por otro, si durante 600 páginas, la novela sobre la supuesta violación no hiciera más que darle vueltas a unos personajes llenos de tópicos, sospecho que nos parecería igual de cuestionable.
Un último aspecto, y perdón por enrollarme tanto:
yo sí que le exijo al autor de esta novela un mayor equilibrio de los caracteres de su personajes, mayor complejidad o como quieras llamarlo, porque Aramburu es vasco, guipuzcoano y donostiarra y por tanto debe conocer bien la sociedad en la que nació y creció, supongo; pero en cambio mi impresión es que la novela podría haber sido escrita por un autor de cualquier otro sitio que se hubiese documentado con unos cuantos libros, unas películas y la wikipedia. Para entendernos: ¿conoces esas barajas para jugar a las familias, con la familia africana, la china, etc...? Pues yo vi una vez en Francia una baraja ad hoc, con la familia bretona, la familia normanda, la corsa... y la familia vasca. Adivina de qué me acordé cuando leí "Patria".
En todo caso, gracias por tu comentario tan razonado y un saludo.

Al lumbreras de Víctor dijo...

La comparación que haces es repugnante y torticera. Una mujer víctima de violación no lo es por causas externas (políticas, coyunturales o ideológicas), en ese sentido sí es plenamente inocente, la han violado sólo por su condición de mujer, o porque ha tenido mala suerte de estar en el lugar y el momento equivocado, no por lo que hubiera hecho en su vida anteriormente. Lo mismito que un torturador franquista como Melitón Manzanas o un fascista como Carrero Blanco, víctimas nada inocentes sino siniestros personajes sin los cuales el mundo es un lugar mucho mejor, qué quieren que les diga pero es que yo no soy tan políticamente correcto como todos aquí.

Santi dijo...

En relación con el comentario de Víctor, que plantea cuestiones muy interesantes y de una forma muy inteligente, coincido con lo que ha dicho Juan así que no insisto más. Solo haré otra analogía: si estuviese reseñando una novela sobre la Guerra Civil, y en ella todos los personajes republicanos fueran buenísimo y todos los nacionales fueran demonios (y esto es así en muchísimas novelas) también lo criticaría.

En relación con este último Anónimo (porque aunque no firme como Anónimo, es eso lo que es), no puedo estar de acuerdo con el comentario, porque quiera o no da a entender que todas las víctimas de ETA "algo habrían hecho" y por lo tanto se merecían lo que les pasó. Nuevamente estamos hablando en extremos, sin matices: o totalmente inocente, o totalmente culpable. A eso nos referimos en la crítica a la novela de Aramburu.

Víctor dijo...

Yo también soy vasco y guipuzcoano, Juan, aunque mi escaso conocimiento del euskera, vertebrador de la patria de Txillardegi, no lo atestigüe. Crecí en Andalucía. Mi padre, policía nacional de aduanas en el 83 y hombre del todo imperfecto, acudía a diario a visitar a su hijo enfermo en lo que entonces aún se llamaba hospital Nuestra Señora de Aránzazu cuando a dos encapuchados les falló la puntería en el portal de casa. En la novela de ese policía se podría hablar de su mal humor, de sus encuentros y desencuentros con sus hijos en la adolescencia, del día que rompió la puerta de la cocina con un vaso de cristal o de que era simpatizante del Sevilla F.C. También de que los encapuchados amaban a sus perros. Somos libres de escribir sobre ello, todas esas alforjas contenidas en 600 páginas. Es función de la crítica que hacéis el subrayar aspectos, a vuestro juicio, positivos y negativos conforme a juicios (vuestros) de estética literaria. Yo no me hago cargo del juicio que otros medios hacen sobre la novela; sin embargo, para con la novela misma, sí que me hago, a mí mismo, uno: el de Baudelaire en sus flores enfermas, el de Eliot en su tierra baldía: toi, hypocrite lecteur, mon semblable, mon frère. Una vez más, sean conscientes del valor de su crítica, de qué critican y de cómo lo hacen. La novela podría haber sido escrita por cualquiera: como os he comentado en Twitter, podemos leer _Antígona_ como obra de Esquilo hace 2600 años, o podemos hacerla nuestra, con cierto rigor, como una suerte de metonimia. No pretendo criticar vuestra labor como críticos, un campo en el que me siento más que pequeño. Pretendo, sin embargo, rigor, cuando se realizan sobre la novela consideraciones de extraña índole difíciles de soportar bajo algunos de los argumentos aquí leídos. Consideraciones que, a menudo, no se hacen, o al menos no bajo dichos pretextos. No. Hablas de que os sentís interesados y atañidos con el tema sobre el que gira _Patria_, una sensibilidad en la piel exigible a todos, en cualquier ámbito en el que se lesiona un bien universal. Exige, Juan, para con el bien lesionado de la vida siempre lo mismo, sea en _Patria_, sea en cualquier obra de ficción, de las que ya hemos dicho son susceptibles de ser imitadas por la naturaleza. Lamento reafirmar que no me convencen las últimas consideraciones. ¡Muchas gracias, como siempre, por participar en el diálogo!

Víctor dijo...

¡Y gracias también a ti, Santi! Especialmente por ese segundo párrafo.

Juan G. B. dijo...

Hola otra vez, Victor:
Ante todo, gracias de nuevo por participar aquí con tan elaborados argumentos. Anticipo que si me he equivocado al interpretarlos, sin duda se debe a mi escaso entendimiento y no a la excelencia de tu prosa.
Bien, voy a hacer algo que me repele profundamente pero a lo que me empiezo a sentir obligado dado el cariz de algunos comentarios y es a pagar el "impuesto revolucionario" (pongánse todas las comillas y guiños irónicos que hagan falta a tal expresión, por favor) de dar mi opinión sobre el terrorismo de ETA para poder hablar de cualquier aspecto relacionado con el tema: pues bien, yo considero que ninguna víctima de ningún terrorismo ha merecido nunca serlo, ni el más inocente ni quien haya cometido crímenes execrables. Yo habría preferido que, por ejemplo, el citado Melitón Manzanas o, en el otro lado, etarras asesinados por los GAL, hubiesen acabado rindiendo cuentas a tribunales civiles imparciales. Esa es mi postura al respecto.
Dicho esto, si no he entendido mal tus palabras, infiero que piensas que para valorar esta novela sobran las consideraciones políticas o extraliterarias, en general y que en cambio nosotros la juzgamos atendiendo a nuestra relación con la tierra vasca, por la que nos arrogamos (o me arrogo) una sensibilidad mayor que otros lectores respecto a este tema. Si es así, te aseguro que te equivocas sobre mis argumentos: yo lo que digo es que, en la medida en que tanto Santi como yo tenemos cierto conocimiento, cada uno desde su experiencia, sobre el tema y el ambiente de los que trata la novela, nos hemos dado cuenta de ciertos topicazos y carencias de la misma (sobre todo si pretende ser representativa de la realidad vasca de los últimos decenios), algo que, por poner un ejemplo, un lector japonés seguro que no detectaría. De igual forma que alguien que se haya criado en un pueblo similar al de la novela (no es mi caso), a lo mejor nos señalaría aspectos en los que sí que ha acertado Aramburu y nosotros tendríamos que envainárnosla... pero toda experiencia lectora es inevitable y eminentemente subjetiva, y desde ella escribimos o escribo estas reseñas, pues yo al menos no dejo de ser un simple lector, no un crítico literario ni nada parecido.
En cuanto a esas "consideracionesvde extraña índole difíciles de soportar bajo alguno de los argumentos aquí leídos", creéme que no tengo la menor idea de a qué te refieres. Pero ya digo que seguro que eso es culpa mía...
Un saludo y gracias una vez más.

Anónimo dijo...

Santi dijo más arriba "... pero el camino no debe de ser "deshumanizarlas" (a las víctimas)convirtiéndolas en santos, y a los terroristas en monstruos."
Estoy de acuerdo en la primera parte. Una víctima, como víctima del terrorismo siempre es inocente, pero como la persona que es hasta un minuto antes de su muerte, puede no serlo. Puede perfectamente ser un hijo de la gran puta, pero no por ello merecer la muerte.
Sin embargo, siempre en mi opinión, un terrorista es un monstruo y negarlo o sugerir lo contrario, me parece indecente. No digo que ése sea exactamente tu caso, sólo opino en general.

Anónimo dijo...

Hombre, para algunos el problema es que Aramburu trata a las víctimas como víctimas y a los verdugos como verdugos. Gran dilema ético el de no saber distinguir entre quien pone la pistola y quien pone la nuca. A este nivel se ha llegado en ciertos parajes de Euskadi, así que a nadie debe extrañar lo de ETA mátalos etc etc. ¿Hacemos un poco de memoria histórica reciente? Porque todo no ha de ser la Guerra Civil, la maldad congénita de los franquistas y la bondad paradisíaca de los revolucionarios ("demócratas", según el anacronismo histórico actualmente en vigor). La novela de Aramburu está bien, sus 600 páginas se digieren con rapidez sobre todo si te gusta el "conflicto" vasco. Aramburu ya demostró su buena mano literaria y su decencia en los espléndidos cuentos "Los peces de la amargura" y pasó revista a los orígenes de ETA en "Años lentos", para mí una novela espléndida en su candor y sencillez tan estudiadas. Pero, en fin, para gustos se hicieron colores, y habrá quienes prefieran las novelas plúmbeas y soporíferas de Atxaga, por ejemplo. Aramburu llama al pan, pan, y al vino, vino, y eso no se soporta en determinados ambientes tan preocupados por el tema de la pluralidad de los relatos, la memoria compartida, la humanidad de los asesinos etc etc. Recuerdo que Atxaga en "Esos cielos", quizá su mejor novela, se limitaba a mencionar vagamente los atentados de ETA como "acciones." Cielos, ante tanta estupidez Aramburu es una maravilla.

Juan G.B dijo...

Estupendo que te haya gustado la novela, anónimo.
Un saludo.

Francesc Bon dijo...

Amigos: leer los comentarios de la reseña es casi tanto como leer el libro. ¿Y nadie se para en, al margen del lugar (no "bando") en que uno se sitúe en esta polémica, alegrarse de lo bueno que es que un libro suscite, al margen de valoraciones estilísticas, un debate de este tipo, excitándome de tal manera que igual lo lea?

Juan G.B dijo...

Pues sí pero no, Francesc...por un lado, está muy bien que haya debate, pero por otro, me temo que dado lo espinoso del tema, la polémica venga ya "incluida en el precio" y las opiniones estén ya establecidas con independencia de lo que cuente el libro o lo que argumentemos sus reseñistas.
Por mi parte, he de admitir que puede que esta razón twnga algo que ver con que la novela no me haya satisfecho (tampoco decepcionado del todo), porque posiblemente niguna sobre este tema pueda hacerlo.

Juan G.B dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Yo también me alegro de que al anterior anónimo le satisfaga lo maniqueo y lo simple. Y también pienso que es miserable comparar una víctima de violación con el torturador Manzanas, al menos quien lo haga está bastante equivocado o directamente es un desgraciado.

Pol dijo...

Seguimos estableciendo equivalencias disparatadas: hoy toca Melitón versus una víctima de violación. Pero esa comparación se queda corta y lanzo otra todavía más audaz: cómo se puede comparar a un general de las SS tras su dura faena con la madre Teresa de Calculta tras la suya, por ejemplo. Pero bueno, melodramas al margen, lo que cuenta Aramburu en "Patria" es una violencia protagonizada por personas banales y que se cobra vidas de otras personas igualmente corrientes y molientes. La violencia cotidiana repetida una y otra vez, la vulgaridad del tiro en la nuca o el bombazo, que se enseñoreó de un rinconcito verde de España entre el aplauso de algunos, el horror de bastantes y el pasotismo de la mayoría, que seguían con sus cosas como si tal cosa. ¿Y quiénes eran los máximos responsables de esta violencia costumbrista? Pues los que señalaban, los que disparaban y los que aplaudían. Esta verdad, la total responsabilidad de ETA y arrimados en la violencia vasca, Aramburu la tiene clarísima, sin falsas equidistancias, y esto es lo que verdaderamente jode a algunos, más allá del valor literario de la novela. Para mí, la novela no es ninguna obra maestra, quede claro, pero está muy bien, y es sobre todo higiénica. Es limpia de prosa y de alma.

Juan G. B. dijo...

Anónimos, unknowns y demás comentaristas:
Como co-escritor de esta reseña os agradezco que os hayáis pasado por el blog para leerla y ocupado vuestro tiempo en dejarnos vuestras opiniones sobre ETA, sus víctimas, la responsabilidad de la ciudadanía vasca e incluso , en algún momento, la propia novela.
Personalmente, lo que me interesa sobre todo es el carácter ésta última, ya que, no lo olvidemos es una obra de ficción (es decir, ni el Txato, ni Joxe Mari, ni su madre ni la otra madre ni el gato existen ni han existido en la realidad) y como éste es un blog dedicado a las reseñas literarias, pues un servidor trata de valorar las novelas como novelas, así como los ensayos como ensayos, los libros de Historia, como libros de Historia, las obras de teatro como obras de teatro, etc... (creo que ya os podéis ir haciendo una idea).
Por otra parte, como compruebo que ya estamos bordeando la famosa Ley de Godwin, permitidme que os agradezca de nuevo vuestro entusiasmo, pero no profundice más en el tema, fuera de lo estrictamente literario.
Un saludo.

Francesc Bon dijo...

Perdona Juan, de lo encarnizada que resulta la polémica sobre este libro saco una conclusión. El conflicto que plantea solo pueden juzgarlo en profundidad, aparte obviamente de los afectados directamente por los actos criminales, quien ha vivido en Euskadi o vive o trabaja allí o mantiene unos vínculos familiares. Todos los demás somos observadores en mayor o menor grado de lejanía.

Juan G. B. dijo...

Hola compañero.:
Sí, desde luego lo que tú señalas sirve para cualquier tema en cualquier lugar y época.
En este caso, lo que yo considero, desde mi sin duda limitada experiencia, es que como ficción "pura", la novela utiliza demasiados tópicos (no sólo en cuestiones políticas) que deslucen sus por otra parte nada desdeñables cualidades literarias. Y como novela "simbólica"sobre lo ocurrido en el País Vasco durante más de cuatro décadas, mi percepción es que ahí falta mucha gente y muchos colectivos. Para empezar, una gran mayoría de la sociedad vasca.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Sí, efectivamente en ocasiones los personajes de la novela resultan "demasiado" vascos y las situaciones, los diálogos etc son un tanto estereotipados. Son como personajes arquetípicos, que no llegan a encarnarse en símbolos, y quedan un poco en figurones: el etarra, el empresario, la madre, el simpatizante, el cobarde, el cura instigador, la mujer enferma pero lúcida etc. Vamos, que se nota bastante la tramoya, los hilos de los que tira Aramburu. Pero es también una novela verdaderamente bien escrita, clara, y que se lee casi de un tirón. Su estructura es perfecta y los capítulos breves y los diálogos bien manejados le dan al tocho agilidad; y esperanzas al lector que se tiene que enfrentar con él. Pero criticar que Aramburu recurre a tópicos en su novela también se puede matizar. Primero, porque otros autores que también han escrito sobre el "conflicto" tampoco eluden el tópico, aunque su perspectiva ideológica sea contraria a la de Aramburu (otra ideología, otros tópicos). Segundo, el mundo violento real que retrata Aramburu está formado de tópicos y frases hechas a granel: conflicto, invasión, torturas, derecho a decidir, presos políticos etc; y esto la ficción no lo puede eludir, sólo reflejar e intentar ir más allá. Pero Aramburu no va más allá. El fallo de la novela, a mi entender, es que Aramburu es demasiado realista, pedestre, no trasciende los hechos con el arte de la escritura, por decirlo de una manera pedante. Se queda en cronista, buen cronista, honesto, pero los personajes son demasiado de bulto redondo, demasiado reales. Y claro lo demasiado real acaba siendo demasiado árido y previsible y suena a falso. Es el problema del realismo literario, creo yo. Como la vida, pero es que la vida muchas veces aburre y es un manojo de tópicos.

Juan G. B. dijo...

Hola, último anónimo:
Ante todo, no sabes cuánto te agradezco que te centres sobre todo en el propio libro y no en cuestiones adyacentes. Es un auténtico alivio, de verdad.... Por otra parte, me parece muy interesante lo que argumentas. de hecho, en general estoy de acuerdo contigo, aún con matices. Tienes mucha razón, por ejemplo, en que el propio "conflicto vasco" (repito que no estoy muy de acuerdo con el término, pero lo utilizo por abreviar), se basa o se ha basado en gran medida en la repetición de una serie de tópicos, lo mismo que muchas de nuestras opiniones o actitudes ante la vida. Aunque he de aclarar que yo no me refiero sólo a tópicos políticos, al tratar sobre esta novela, sino también a tópico digamos "costumbristas"...¡si hasta sale un "típico" donostiarra megapijo, por favor! (y eso que el propio Aramburu es de esa ciudad...). Menos mas que el bilbaíno que aparece no es el consabido "fantasma" o fanfarrón, porque ya hubiese sido demasiado...
De acuerdo también contigo sobre las cualidades, que las tiene, de la novela. pero precisamente por eso la decepción, al menos en mi caso es mayor: seguro que también puede pasar en una novela ambientada en Laponia, por ejemplo, pero con la diferencia de que en esa yo no me daría cuenta de sus fallos mientras que en ésta o en cualquiera ambientada en España, sí que me la doy. Y percibiendo el talento narrativo que sin duda tiene este autor, es una verdadera lástima.
Un saludo y muchas gracias por tu estupendo comentario.

Anónimo dijo...

Juan, no entiendo tu alergia a que se comente sobre este tema, que hasta te parece un alivio que alguien se centre en el libro o que lo que más te interese sea el carácter de la novela.
La novela, que no he leído, no creo que tenga mucha importancia comparado con el problema que trata. Y ya, ya sé que es un blog literario, pero no entiendo qué problema hay en que se debata sobre la violencia etarra y todo lo que le rodea, sea en un blog literario, en clase de pilates o en un bar.
No sé, parece que no os gusta que se comente sobre esto, y creo que la gente lo está haciendo de forma civilizada.

Juan G. B. dijo...

Hola anónimo:
Tienes mucha razón y perdona si te has sentido coartado por mi intervención. Por supuesto, comentad lo que queráis...Ahora bien, como este debate tan civilizado parece consistir en un anónimo acusando de cobardía o complicidad a la ciudadanía vasca (supongo que excepto aquellos que votan al partido que a él le gusta) y otros anónimos declarando que ETA hizo muy requetebién matando a ésta u otra persona, pues permíteme que de aquí en adelante me abstenga de participar.
Eso sí, vosotros explayaros lo que queráis, que esto es un blog, no una dictadura...total, cuando me canse borraré la reseña y en paz ( es broma, ; )

Anónimo dijo...

Paso

Santi dijo...

Como dice Juan, claro que aquí puede comentar quien quiera, siempre que lo haga respetuosamente. De hecho todos los comentarios de los usuarios están ahí, no hemos borrado ninguno.

En todo caso, sí que creo que hay que diferenciar entre la realidad social y política del País Vasco en las últimas treinta décadas, y la representación literaria o artística de esa realidad. Podemos tener nuestra opinión sobre lo primero, y eso sin duda condicionará nuestra opinión sobre lo segundo, pero son cosas diferentes.

Dicho de otra forma: decir que Patria es una novela maniquea y que trata a la sociedad vasca de una forma superficial y estereotipada, no quiere decir ni que despreciemos a las víctimas ni que apoyemos o justifiquemos la violencia. Algo que creo que no haría falta explicar, pero demasiadas veces sí hace falta explicarlo.

Personalmente, tengo bastantes reparos con esta novela, y el hecho de que le estén dando tanto bombo y calificándola de novela del año en todas partes no hace más que acentuar esos reparos. Lo quiera o no, Aramburu ha escrito una novela que confirma un determinado discurso que en determinados círculos gusta mucho (los vascos son todos cómplices, la sociedad vasca es una sociedad enferma), y para ello ha escrito una novela plana de blancos y negros.

A quien quiera leer una novela sobre la realidad del País Vasco donde se trate con complejidad y sin paños calientes la violencia y las múltiples respuestas de la sociedad vasca, le recomiendo Martutene de Saizarbitoria (que está traducida al castellano, así que no vale la excusa de que está en euskera). Y no, no es una novela equidistante ni defiende la violencia.

Anónimo dijo...

Creo que hay varios anónimos que dicen cosas diferentes. Yo me declaro anónimo básicamente aficionado a los libros, y menos a la política, protagonizada por personajes que en ocasiones no han abierto un libro. Pero la discusión es: o hablamos del libro en sí mismo, de sus logros y fallos como creación artística; o nos dedicamos a repetir los clichés habituales de los "hunos y los hotros" (Unamuno) en relación al tema del libro: la violencia vasca. Es más fácil esto último, porque todos tenemos nuestra opinión sobre el terrorismo etarra y la discusión puede derivar peligrosamente en riña de bar. Mejor, creo yo, centrarnos en los libros, sin olvidarnos de que Aramburu pone encima de la mesa una serie de cuestiones que también se pueden y se deben discutir civilizadamente: cómplices, verdugos, indiferentes y aterrorizados. Pero esta discusión, a mi juicio, resulta colateral en un blog de libros. En este sentido, más que literario, la novela de Aramburu tiene (y tendrá en el futuro), un interés sobre todo sociológico, porque sus páginas revisan cómo varios sectores (no todos) de la sociedad vasca aplicaron y sufrieron el zarpazo terrorista. "Patria" es casi un catálogo de comportamientos y personajes de la tragicomedia vasca filtrados por la particular ideología antinacionalista vasca de Aramburu, lo que resulta por lo demás un punto de vista perfectamente respetable. Y la consecuencia de este alto voltaje político (inevitable) es que quien lee la novela quiere discutir "sobre ETA" más que sobre el libro que habla de ETA. Porque la novela se queda un poco en guardarropa, en crónica, en catálogo, sin ir más allá, sin encarnar sus personajes en símbolos universales. "Patria" es literatura menor, pese a su grosor. José Carlos Mainer, en una reseña en "El País", comparaba "Patria" nada menos que con "Guerra y Paz." En absoluto, porque la obra de Tolstoi tiene todo lo que le falta a Aramburu: emoción, épica, vida. Es el remolino histórico que irrumpe en las vidas particulares y las conduce a un destino incierto. Vida y destino, como en la gran novela de Grossman. En "Patria" está todo previsto de antemano y como petrificado, congelado. También es cierto que Napoléon, San Petersburgo, los zares o la estepa rusa son escenarios/personajes más sugerentes que los sórdidos asesinatos y tropelías de pueblo o barriada que cuenta "Patria." Y el talento de Tolstói no lo tiene ni Aramburu ni nadie.

Anónimo dijo...

Un matiz: yo coincido con la perspectiva ideológica de Aramburu, pero creo que su novela, sin ser mala, chirría. No hay que ser fanático y confundir preferencias ideológicas con valores artísticos. También leí el novelón de Saizarbitoria, "Martutene." Para mí, soporífera. Y es que "el arte de aburrir está en contarlo todo." Al margen de que Saizarbitoria tiene un discurso ideológico que coincide exactamente con la corrección política vasca en estos tiempos de post-ETA. Nacionalismo vasco light. También Aramburu tiene sus filias y fobias y todos. Es curioso y significativo que una discusión sobre un libro reproduzca las divisiones que existen en la sociedad vasca (y española) sobre el "conflicto."

Anónimo dijo...


Me ha dado mucha rabia y tristeza ver a Juan y a Francesc menospreciar en el blog de tongoy a las personas que comentamos por aquí.
Se te quitan las ganas de opinar. Me parece una falta de respeto.
Me sorprende sobre todo de Juan, que me parecía un tipo razonable.
De Francesc no. De una persona que dice esto sobre todos los votantes del PP, sólo me parece una mala persona. Con mal fondo. Desear lo peor a millones de personas es ser una mala persona. Y odio al PP más que él.
Esto dice Francesc:
"Les deseo lo peor, con más visceralidad cuanto más alta sea su posición. Deseo que se equivoquen en sus decisiones, por malas que estas sean. Deseo que las cosas les salgan mal. En lo profesional y en lo personal. Su desgracia me causará risa y felicidad. Que los dañados por sus decisiones, que los ha habido y los va a haber, con seguridad, a partir de hoy, se muestren vengativos y pierdan la calma y les causen perjuicios, Los que sean, me da igual"


Francesc Bon dijo...

Perdón, último Anónimo (siempre son anónimos). Mi comentario personal bajo mi nombre en el blog de Tongoy era pura ironía de la que ya parezco ser incapaz de desprenderme. Nuestros comentarios no han llegado al extremo de llamarnos "miserable hijo de puta". Ni lo anhelo ni lo echo de menos. Y el texto sobre mis buenos deseos para la enorme masa votante y simpatizante del
PP pertenece a mi blog personal, que te agradezco que te tomes la molestia en leer. Deseos viscerales y seguramente reprobables pero puro ejercicio de libertad de expresión. Sin hipocresía y sin ocultación alguna. Comento en este blog cuando he escrito la reseña, lógicamente, pero como un lector más en cualquier otro caso. Feliz Año.

Juan G. B. dijo...

Hola anónimo:
Me uno a mi compañero para señalar que lamento si tú o cualquier otro comentarista os habéis sentido ofendidos por nuestros comentarios en otro blog. Por ponerlos en contexto, he de aclarar que desde hace tiempo algunos de nosotros mantenemos una "disputa" con ánimo jocoso con el responsable de ese otro blog, a cuenta de nuestro supuesto "buenismo", frente a su consabido "malismo". En ese sentido iban los comentarios.
Ahora bien, que lamente que te hayas ofendido no quiere decir que me disculpe por mis palabras. En primer lugar, porque no me parece, ni de lejos, que hayan sido para tanto. Y en segundo, por lo que voy a añadir a continuación, que sin duda despertará aún más tu indignación. He de decir que la causa de esto es precisamente que Tongoy haya subido la apuesta de la "malignidad", obligándome a responder, aunque sea contradiciendo mis propios propósitos de no entrar al trapo (contradicción es mi segundo nombre, de todos modos).
Bien, reflexionando, se me ha ocurrido la siguiente observación: ¿Podrá darse la feliz circunstancia que alguno de los comentaristas que defienden "Patria" por motivos ideológicos más que literarios sean los mismos que en la entrada de este mismo año http://unlibroaldia.blogspot.com/2016/02/zoom-contra-la-democracia-de-los-gac.html
defendían el encarcelamiento de aquellos célebres titiriteros también por motivos ideológicos, más que "literarios" o creativos (quiero recordar o informar a quien no lo sepa que la apertura de juicio a aquellos supuestos filoterroristas fue desestimada por el mismo juez que ordenó encarcelarles, curiosamente unos días después del triunfo del PP en las elecciones de Junio de este año, y la causa ya ha sido archivada)? Lo comento porque si los célebres titiriteros , según algún comentarista, eran culpables de apología del terrorismo por sacar una pancarta en la que se leía "GORA ALKA-ETA" en una función de marionetas, no sé qué opinarán del señor Aramburu, cuando en muchas de las partes de su novela se recogen las vivencias, ideología e incluso procedimientos de unos miembros de la organización terrorista ETA. Que sí, que está claro: si te acabas la novela, que la intención de este autor es otra, pero si sacamos las cosas de contexto, fragmentos de Patria hacen una apología del terrorismo muchísimo mayor que cualquier función de títeres.
(Por cierto, yo apuesto que algunos de estos comentaristas sí que son los mismos, o lo parecen).
¡Un saludo a todos y Tongoy, prepárate a quedar como un pedazo de pan blanco!

Anónimo dijo...

A mí me parece estupendo que los apologetas de cualquier barbarie terminen en el cuarto de los ratones por una temporadita. Por cierto, que Aramburu dedica en "Patria" todo un capítulo a describir las torturas y vejaciones que sufre el etarra a manos de la policía. ¿Será por eso Aramburu un peligroso compañero de viaje de los terroristas? No, es sencillamente una persona decente y honesta que cuenta una realidad indiscutible como son los abusos policiales. A lo mejor, el problema es que Aramburu también cuenta los abusos de ETA, que son mucho peores. Sí, ese debe ser el problema para ciertos "progresistas" amigos del etnicismo vasco. En Euskadi, la verborrea nacionalista y la falsa equidistancia son una especie de religión políticamente correcta y bastante lamentable vista y oída desde fuera. Quien se sale de la plantila (y de la subvención), ¡zaca!

Juan G. B. dijo...

O sea, que si Aramburu cuenta en un capítulo las torturas por parte de la policía, "es sencillamente una persona decente y honesta que cuenta una realidad indiscutible como son los abusos policiales",pero si unos titiriteros en una obra de marionetas sacan una pancarta tamaño kleenex con el lema "GORA ALKA-ETA" , en una escena en la que un policía trata de hacer un montaje para inculpar a un detenido, (te recomiendo que veas el video, que aún debe de estar por ahí), entonces son "apologetas de cualquier barbarie" que resulta estupendo que " terminen en el cuarto de los ratones por una temporadita"... acabáramos.
Como dice el refrán español, "arrieritos somos..."

Juan G. B. dijo...

Por cierto, no soy tan estúpido como para creer que Aramburu en su novela hace apología del terrorismo. Simplemente pretendo señalar, una vez más, que muchos de los elogios que ha merecido esta novela (empezando por los grandes medios) y, de rebote, de las críticas que está recibiendo nuestra reseña y ahora la de Tongoy se deben al posicionamiento ideológico que se le supone (y quizás equivocadamente, por otra parte, pues no tengo ni idea ni quiero saber, las simpatías políticas de su autor), no a los méritos o deméritos literarios de la novela.
Y ya lo dejo. Feliz año nuevo a todos.

Anónimo dijo...

Para tu tranquilidad: nunca fui partidario de encarcelar a los titiriteros de gora alka-eta. Cuando hablo de apologetas me refiero a otros más peligrosos, como puedes entender perfectamente. Y aludía al capítulo de la tortura en "Patria" para demostrar el intento de objetividad de Aramburu a la hora de reflejar fielmente el "conflicto" vasco. Sí creo que tanta realidad dentro de una novela supone un lastre porque la hace monótona y previsible. En una palabra: las buenas intenciones de Aramburu no favorecen su novela. Pero eso ya sería otra discusión. En cuanto a ideologías, ¿quién no la tiene? Aramburu no es amigo de la ideología predominante en Euskadi y esto ya supone que muchos se posicionen contra él por principio, sin mayor reflexión. Otros, modestamente, queremos distinguir habas de capachos y decimos: perspectiva ideológica/política de la novela, 10; novela en sí misma, 6,5; otras novelas sobre el mismo tema, en general por debajo; otros libros de Aramburu sobre el mismo tema, por encima. Feliz año nuevo y mis felicitaciones por este blog donde se puede debatir.

Anónimo dijo...

Francesc, esta vez estoy de acuerdo contigo. Efectivamente son deseos reprobables. Y efectivamente es puro ejercicio de libertad de expresión. Igual que el mío para decir que me parecen los tuyos unos deseos repugantes. Desear el mal (según tus palabras, el que sea, te da igual. Te dará risa y felicidad)a tantos millones de personas, es fascismo. Yo estoy tan en desacuerdo con ellos como tú, y me da tanta rabia como a ti que voten a este gobierno de delincuentes. Pero sin embargo no les deseo el mal. Desear el mal a tanta gente es inmoral. Es la guerra lo que hay detrás de ese deseo. Es fascismo. Para mí esto te coloca en una posición moral muy por debajo de la del propio gobierno del PP.

Manolo dijo...

Aunque no me gusten los malos deseos del señor Francesc, creo que a nadie le cuesta la vida esas palabras. Los recortes y la venta por piezas del país por parte de los ppatriotas, se lleva muchas vidas por delante, y las que quedan. Un auténtico disfrute leeros a todos. Saludos de un iletrado, desarraigado y rutilante íbero residente en Euskadi.

Anónimo dijo...

Una pregunta: es Albert Camus un hijo de la gran puta?
Parece ser que aquí y ahora sí...qué pereza dan.
Gracias por el blog.

Anónimo dijo...

No sólo las palabras que le cuestan la vida a otras personas pueden ser repugnantes. Ya sé que desear la muerte de alguien no es lo mismo que matarle. Pero es repugnante desear la muerte de todo el que piensa distinto a ti.
Y como siempre, esto no son vasos comunicantes. Que me parezca infame su deseo de mal para tanta gente, no aumenta ni un ápice mi apoyo a lo que están haciendo los 'ppatriotas' por utilizar el mismo término que tú. Creo que es compatible.

Juan G. B. dijo...

Con permiso, dos interesantes apuntes de hoy mismo sobre "Patria" que quizás ayuden a su lectura:

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/02/11/actualidad/1486803840_485642.html

http://blogs.diariovasco.com/eljukebox/2017/02/12/apatrida/?platform=hootsuite

Anónimo dijo...

Para mi, manchega nacida a mitad de la década de los ochenta, que en mi adolescencia solo asociaba al País Vasco con las noticias que escupia la TV sobre atentados de ETA. Ingeniera, que sabe poco de números y mucho menos de letras y lectora "dominguera" que aprovecha los huecos de los viajes para leer, me ha encantado la novela. Y no sé que más, si el tema (pendiente por leer Verdes valles, colinas rojas )o la técnica narrativa.

Juan G. B. dijo...

Hola, anónima manchega:
Pues si te ha gustado la novela, estupendo. A mí también hay cosas que me han gustado (sobre todo de orden "técnico") y otras que no tanto; por eso la reseña está estructurada en plan poli bueno/poli malo, porque a los dos que la hemos escrito , en mayor o menos medida, nos ha parecido que tenía virtudes y defectos.
Por otro lado, a estas alturas en que "Patria" se ha convertido en la "novela del momento", ha vendido tropecientos mil ejemplares, se va a hacer una serie de TV, etc... aprovecho para decir que, por una vez, da gusto que un libro (aunque sea uno del que yo no haya quedado tan encantado con su lectura) esté tan presente en los medios e incluso las conversaciones cotidianas, etc... En un país en el que los índices de lectura y de venta de libros son los que son, me parece todo un triunfo, y no sólo del autor o la editorial, sino de todos los libroadictos.

José Juan Picos dijo...

Gracias por vuestra reseña, aclara algunas dudas que tenía. Estoy leyendo "Ávidas pretensiones" y me parece que hay mucho de ese artificio que sugerís. Y, encima, observo que el autor, filólogo y todo, es "queísta". Entre mis conclusiones y las vuestras, no leeré "Patria". Un saludo.

javiheisenberg dijo...

Maldita sea la equidistancia. Cuánto dolor ha causado esa equidistancia, cuánta cobardía se ha desprendido de ella. Acaso no hubo alemanes decentes y honrados? Y no habría judíos indecentes? Seguro que sí. Pero eso no quita que el Holocausto fuera lo que fue. Acaso no hubo republicanos criminales y nacionales íntegros? Sin duda, pero lo que ocurrió en España fue un golpe de estado contra un gobierno legalmente constituido, seguido de una guerra civil atroz y una represión brutal. Que Meliton Manzanas era un torturador y Carrero Blanco un dictador? No lo pongo en duda. Que hubo asesinos y asesinatos por parte de las fuerzas de seguridad? No lo pongo en duda. Y tienen todo mi desprecio y mi repulsa. Pero eso no equilibra la balanza. Eso no quita que lo ocurrido en Euskadi durante tantos años haya sido lo que ha sido. Admito todos los matices a la narración de un problema complejo. Si alguien quiere contar la historia de un miembro de ETA con sus contradicciones, miserias, dudas... perfecto, hay ejemplos admirables. Pero no se critique a quien quiere contar los hechos en una visión global, no se le tilde de maniqueo. Individualmente admito matices. En conjunto no hay matices, están los asesinos y las víctimas.
Por último, poco conoce la obra de Aramburu quien hable de buenos muy buenos y malos muy malos. Tiene novelas y relatos(Años lentos, Los peces de la amargura) que ofrecen una visión poliédrica con muchas aristas y muchos vértices. Pero sin equidistancias y sin desenfocar la realidad. Hubo quien mató y hubo quien murió.

Juan G. B. dijo...

Hola, amigo javi:
Sólo hay algo peor que la equidistancia y es el buenismo. De hecho, es sabido que Dante reservó el décimo círculo del Infierno para los buenistas y los equidistantes. El undécimo es para los reseñistas de libros, creo...
Es broma, por supuesto. Un saludo y gracias por el comentario.

Satorbaltz dijo...

La gente que no habla euskera y no conoce nada del mundo euskaldun, nunca podrá entender el conflicto vasco. Es muchísimo más importante que de lo que creéis. Pueden hablar de ETA, de los GAL o lo que sea que nunca seréis imparciales. Vuestra opinión está sesgada desde su base.
Los idiomas son diferentes formas de ver el mundo. Os invito a reflexionar sobre ello.
Un saludo.

Santi dijo...

Aparte de que no comparto tu premisa, ¿a ti quién te ha dicho que los que hacemos este blog no hablamos euskera?

Juan G. B. dijo...

Hola, Satorbaltz:
Yo, al igual que mi compañero, tampoco estoy de acuerdo con tu observación (aunque no estoy seguro de si te refieres a los que hemos escrito la reseña o a los numerosos comentaristas). Para empezar, esa idea de la que partes, basada en el estructuralismo, también está muy discutida, además de que, por muy diferente que pueda ser la forma de pensar de un euskaldun, por el hecho de serlo (?), no deja de ser parte de un pueblo situado en Europa occidental y, es más, en una encrucijada importante dentro de esa Europa, con lo que es imposible que a día de hoy, esas supuestas diferencias de pensamiento entre los vascoparlantes y el resto de europeos sean tan significativas. Y eso, sin olvidar que todo euskaldun de la segunda mitad siglo XX y XXI es como mínimo bilingüe, ya sea con el castellano o el francés.
Y por último, y perdón por enrollarme, en el uso de la violencia por causas políticas en el País vasco (lo siento, cada vez me cuesta más llamarlo "conflicto vasco")tan importante o más que esas diferencias culturales a las que tú aludes me parecen otras de carácter histórico y político, como las guerras civiles que se desarrollaron en el país Vasco durante los siglos XIX y XX, la dictadura franquista, la influencia de los conflictos coloniales y de la revolución cubana en los años 50 y la aparición en Europa de organizaciones armadas revolucionarias en los años 60, etc...
En fin, pidoperdón de nuevo por extenderme tanto y gracias, en todo caso por tu comentario.

lector casi compulsivo dijo...

me sorprende encontrarme con una crítica de este libro que no sea un elogio. Tengo infinitas ganas de leerlo, y desde luego esta reseña la ha hecho subir bastantes puestos, a la novela, en mi lista de próximos a leer; de momento me ha medio-confirmado el miedo que le tengo a que, precisamente, algunos matices queden en el tintero, siendo los que a mí más me habrían interesado..

Juan G. B. dijo...

Hola, lector casi compulsivo (en esa definición entraríamos muchos, me temo... ; ) :
En efecto, de momento se encuentran pocas reseñas sobre este libro que disientan de la opinión mayoritaria, pero haberlas, haylas. Yo te recomiendo una de Ramón Zallo, titulada "Patria asesina versus patria colectiva" en las revistas digitales www.sinpermiso.info y www.vientosur.info , en la que viene a decir lo mismo que nosotros pero explicado de manera más exhaustiva. Eso sí, te recomiendo también que primero leas la novela, si te interesa, te formes tu propia opinión y después compares, si quieres.
Un saludo y gracias por el comentario.

Juan G. B. dijo...

Hola otra vez:
Siempre hay alguien que hace las cosas mejor que uno (me refiero a mí mismo, claro, no a Santi); muy recomendable, por tanto, leer este exhaustivo análisis de "Patria" de la mano Iban Zaldua:
http://www.vientosur.info/spip.php?article12381
Argi ta garbi, o lo que es lo mismo: más claro, el agua.

Anónimo dijo...

Patria quedará como la mayor obra maestra de marketing y el mayor bluff literario de la historia de la literatura española. Las claves del laberinto vasco desenterradas por un señor que lleva 35 años viviendo en el país de la salchicha con choucrut. Es que es genial...

Juan G. B. dijo...

Hola , anónimo:
Pues en esto me siento inclinado a defender la novela y a sus responsables (y eso que yo últimamente estoy más cerca del poli malo que del bueno): no creo que éste fuese un libreo "programado" para el éxito por ninguna campaña de marketing, al menos a priori...más bien creo que, lo mismo que le pasó hace años con "Soldados de Salamina", se han encontrado con más favor del público lector del que se esperaban, aunque claro, una vez que la bola había comenzado a rodar, entonces sí que se ha hecho una campaña por tierra, mar y aire con todas las de la ley, aprovechando además que estamos viviendo este ya legendario momento de LA BATALLA DEL RELATO (por favor, leed estas palabras imaginando una banda sonora en plan John Williams), que algún día podremos contar a nuestros nietos junto a la visión de naves en llamas más allá de Orión...
En cuanto a la ironía de que el imbuido por algunos con el título de máximo intérprete de lo que ha sido "el conflicto vasco" en los últimos 35 años lleve 35 años fuera de Euskadi...Bueno, yo no veo mayor problema en que un vasco (o un madrileño o un catalán o un chino) escriba una novela sobre este tema, viva o no en el escenario del que habla. Aunque, eso sí, se nota.
Un saludo y gracia por el comentario.

Anónimo dijo...

Comenté muy al principio de este hilo sobre lo polémica que aún resulta la aproximación a este tema, lo que vista la cadena de comentarios resulta aún más evidente. Ahora sí he leído ya el libro, y debo decir que en mi opinión, más allá de sus méritos literarios (que también los tiene), esta novela -y su éxito- era necesaria. Posiblemente dentro de algunos años se pueda leer exclusivamente bajo un enfoque literario, pero ahora mismo es imposible sustraerse de lo que significa, del doloroso espejo en que hace mirarse a una amplia parte de la sociedad vasca.

Juan G. B. dijo...

Hola, anónimo:
Entiendo lo que dices, pero yo pienso más bien que son los deméritos literarios de la novela (o si prefieres, la falta de finura en muchos aspectos, y me remito de nuevo al artículo de Iban Zaldua) son los que facilitan que esa parte de la sociedad vasca (no sé yo si tan amplia, en realidad) no se sienta concernida al respecto e incluso le sirva de excusa para no mirarse en ese espejo que dices.
Gracias por tu comentario, en todo caso.

Ángel dijo...

Sigo varios blogs sobre reseñas de libros y este me gusta especialmente no solo por la calidad de las reseñas sino, sobre todo, porque los comentarios posteriores no consisten en ofensas, menosprecios o insultos (algo habitual en otros). Muy al contrario, los comentarios suelen tener bastante talla intelectual.
Respecto de Patria, no quiero hablar en general sino decir que me produjo mucha tristeza la ruptura entre Xavier (el médico) y Aránzazu (la enfermera). Están enamorados y la cosa funciona de maravilla pero Xavier, tras la muerte de su padre, se niega el derecho a ser feliz, incluido el derecho a serlo con Aránzazu. Un error mayúsculo. Acaba solo, refugiado en un cuasi-alcoholismo, relacionándose únicamente a través de foros en internet y estirando la jornada de trabajo porque no tiene vida fuera del hospital. Aránzazu, que se le entrega totalmente para hacerlo feliz, promete hacerlo todavía más para compensarle por la desgracia que ha sufrido Xavier tras la muerte de su padre. La respuesta que recibe es inmerecida. ¿Algún lector tuvo el mismo sentimiento que yo?

Ángel dijo...

Sigo varios blogs sobre reseñas de libros y este me gusta especialmente no solo por la calidad de las reseñas sino, sobre todo, porque los comentarios posteriores no consisten en ofensas, menosprecios o insultos (algo habitual en otros). Muy al contrario, los comentarios suelen tener bastante talla intelectual.
Respecto de Patria, no quiero hablar en general sino decir que me produjo mucha tristeza la ruptura entre Xavier (el médico) y Aránzazu (la enfermera). Están enamorados y la cosa funciona de maravilla pero Xavier, tras la muerte de su padre, se niega el derecho a ser feliz, incluido el derecho a serlo con Aránzazu. Un error mayúsculo. Acaba solo, refugiado en un cuasi-alcoholismo, relacionándose únicamente a través de foros en internet y estirando la jornada de trabajo porque no tiene vida fuera del hospital. Aránzazu, que se le entrega totalmente para hacerlo feliz, promete hacerlo todavía más para compensarle por la desgracia que ha sufrido Xavier tras la muerte de su padre. La respuesta que recibe es inmerecida. ¿Algún lector tuvo el mismo sentimiento que yo?

Juan G. B. dijo...

Hola Ángel:
Ante todo, gracias por tus elogios al blog, no sé si merecidos del todo, al menos por lo que a mí respecta ; )
Te diré que el personaje de la novela con el que yo más empaticé fue también Aranzazu, no sólo porque me parece una "víctima colateral" de la dinámica establecida en la familia de su novio (causada en parte por el asesinato del padre, claro, pero no sólo), sino que además me parece que es quien mejor representa el sentir y la forma de actuar de la gran mayoría de la ciudadanía vasca durante los años en que se desarrolla esta historia. También me resulta curioso que los personajes de la novela que escapan en mayor medida de los estereotipos y por ello dan una mayor impresión de "autenticidad" sean algunos femeninos, como Aranzazu o las hijas de las dos familias.
Xabier, en cambio, ejemplifica perfectamente lo que queríamos decir en la reseña acerca de los tópicos o estereotipos: en este caso, el mozo vasco serio y formal, apocado con las mujeres y dominado por su madre, que acaba convirtiéndose en un "mutil zaharra" o solterón... Y así la mayoría de los personajes.
En fin, gracias d enuevo por tus palabras y por tu comentario. Un saludo.

Ángel dijo...

OK

Álex dijo...

Bufff, sea buena o mala esta novela, lo que está claro es que ha conseguido su objetivo: no dejar indiferenerte a nadie. Es la obra que más comentarios tiene. No es una obra maestra si nos dejamos llevar por la etiqueta de "literatura" donde el cómo se cuenta es más importante que lo que se cuenta. De hecho, hay obras maestras que no cuentan nada, como las de Samuel Beckett, por ejemplo, pero las cuentan tan bien, que no hace falta argumento.

Parece una novela necesaria. Para no olvidar aquellos años de plomo, en los que la sociedad española vivió narcotizada al principio suponiendo un absurdo heroismo en unos matarifes que vendían una leyenda miserable: "lucha armada" ¿Quién luchaba? Unos mataban y otros morían. No había lucha. Y cada año que pasaba menos todavía. ¿Topicazos? ¡Cómo no narrarlos ante unos hechos que eran pura etiqueta! qué eran puro panfleto sin contenido, para la mayoría de la gente, que estaba obligada a quedarse en la espuma de todo.

Tal vez ni el poli bueno ni el poli malo tengan razón. Como no debe tenerla nadie cuando da una opinión.

No creo, como dice el malo, que las víctimas queden como buenísimas en el libro. Para nada. El camionero víctima era cabezón, y por supuesto bastante simple como todos los personajes de la obra, que infravaloró el peligro, amparado en su raza, en sus orígenes, en su genealogía. Tan imbécil como el resto, aceptando un etnicismo gilipollas como salvaconducto. Su mujer, víctima también, era una mujer dura, haciendo de su chulería (que pretende vender como fortaleza) un conato de venganza contra el pueblo en el que vivió. Su hija era una abertzale chorlito que solo cambia cuando matan a su padre. Y el hijo era un blandengue que no se posicionó excepto huyendo de ese entorno hostil y desquiciado. Todos siguiendo los mismos códigos, los mismos ritos, las mismas costumbres, sin analizar nada, hasta que una banda decide matar.

¿Qué decir de la otra familia? Una madre sin neuronas, que acepta el fanatismo como un religión solo porque su hijo ha vendido la moto que defiende una Euskadi libre. Sin saber lo que significa, ni el coste que tendrá. Dura como una piedra. Inmisericorde. Una mujer más simple que la otra, que ya es decir, que quiere equiparar agravios. Una muerte con una dispersión de presos. Son lo mismo para ella. Bufffffff. Y el hijo que se cree Robin Hood, cuando es un peón de una banda de la que ni siquiera conoce sus dirigentes. Un peón enardecido por el poder que da matar a otro sin posibilidad de que ese otro se pueda defender. Como un soldado raso que recibe órdenes absurdas sin analizarlas, que para eso sus superiores son la jerarquía.

En fin una obra muy asequible, tal vez necesaria para esa generación que apenas ha conocido el horror que causó la banda durante 40 años, y conocer también el silencio cómplice de toda una sociedad, que durante mucho tiempo se amparó en aquella terrible frase: "algo habrá hecho".

Juan G. B. dijo...

Hola, Alex:
Dejando aparte el tono más bien antiabertzale que trasluce tu comentario (y que habrá a quien le agrade y a quien no), creo que haces algunas observaciones muy interesantes en el mismo. Para empezar, algo que me parece fundamental en la novela y que sin duda estuvo en el ánimo del autor al escribirla: el hecho de que los papeles de las dos familias son intercambiables (no digamos ya las madres, que son casi clónicas); lo que le ha pasado a una podía haberle sucedido a la otra y viceversa.
Por otro lado, también es muy refrescante la falta de "respeto" que muestras hacia los personajes, incluyendo a los que tienen el rol de víctimas... después de todo, no son más que entes imaginarios, pura ficción, pero uno ya empezaba a temerse que cualquier crítica negativa a este novela acabe conllevando un delito de humillación a las víctimas del terrorismo o de incitación al odio...
Con lo que no estoy de acuerdo de tu comentario es con algo que da la impresión de compartir la novela y que, a la postre, creo que es su mayor defecto: que traslucen cierto estatismo, como si en esos 40 años que dices ETA hubiese sido siempre la misma, el gobietno español hubiese sido el mismo, la sociedad vasca no hubiese cambiado, lo mismo que la española o el mundo entero... De hecho, el cambio fundamental sobre este asunto y que tú y Aramburu parecéis olvidar es que la ciudadanía vasca, de forma inequívoca y mayoritaria (también la mayor parte del nacionalismo vasco) fue dejando claro su rechazo a los crímenes y a la existencia de ETA. Lo del "algo habrá hecho" no fue algo tan extendido, tengo la impresión, por más que, como es lógico y previsible, enn los lugares donde más apoyo podía tener el MLNV y con una presión social más fuerte la gente se mostrara más cauta con lo que decía. Pero vamos, según mi experiencia, la coerción social es la misma en todos los lugares de cierto tamaño, ya sea en cualquier lugar de España o del mundo, y para temas mucho más triviales y pacíficos, sin pistolas ni bombas de por medio. Los valientes en solitario no abundan más que en las películas, me temo.
Un saludo y gracias por el comentario. Y perdón a todos por el nuevo rollo que me he marcado...; )

Jon dijo...

Hola, soy vasco y euskaldun, y lo único que quiero aportar al debate es el titular que dejó Aramburu en una entrevista: "Si me libré de ingresar en ETA fué porque era católivo y asiduo de la iglesia", cuando se hablaba por activa y por pasiva, aquí y en el estado, de las numerosas conexiones de ETA con la iglesia vasca, de los curas detenidos, o del mismo origen de ETA.

Que no me cuenten entre los lectores. Y otra cosa, ya vendrán libros que merezcan la pena leer sobre el País Vasco.



Juan G. B. dijo...

Hola Jon:
Muy interesante tu observación, aunque por apuntar algo, yo creo que igual también habría que plantearse si esa supuesta connivencia de la iglesia vasca con ETA no es sino otro tópico más. Para empezar, no sé hasta que punto podemos hablar de Iglesia "vasca", "española" o "china", puesto que la Iglesia católica, por definición es Católica (esto es, universal, ergo la misma en todo el mundo) , Apostólica y Romana (esto es, dirigida por el Papa desde el Vaticano); yo siempre he sospechado que la Iglesia "vasca" o "catalana", supuestamente proclive al nacionalismo autóctono no está tan lejos de la iglesia "española" centralista, etc...
Por otro lado, el argumento de Aramburu es un poco simplista y hasta cutre; de hecho, ¿cuántos vascos de su misma generación, católicos practicantes o no, no se integraron en ETA? Pues la inmensa mayoría, por fortuna. Yo creo que es una de esas frases que los escritores tienen preparadas para las entrevistas porque quedan resultonas, y saben que le dan un titular llamativo al periodista, sin más.
En cuanto a los libros sobre el tema que se escribirán, si te vas (bastante) hacia arriba en esta serie de comentarios encontrarás uno de mi compañero Santi en el que se mencionan varios que ya se han escrito y que según sus sabio parecer, están bastante bien.
Agur bat eta mila esker.

Jon dijo...

De tópico no tiene nada, porque ¿habrá que recordar que ETA nació contra la dictadura y que las parroquias, y los curas, eran los lugares más seguros para reunirse y organizarse?. En la historia de ETA son unos cuantos los miembros detenidos de las cúpulas de ETA, que antes de la clandestinidad fueron curas.

En cuanto a libros sobre ETA en euskera he leido algunos, pero vendrán nuevos, y mejores, con un poco de perspectiva ya. Claro que tardarán un tiempo, porque mientras unos tienen la libertad de decir lo que quieran, otros no. Y no hace falta extenderse para explicarlo.

Agur bat

Francesc Bon dijo...

Tan frustrado: me había impuesto leerme el libro para aportar un comentario fundamentado en algo más que mis montañas de prejuicios, y detallarlo en profundidad, casi una contra-contrarreseña.
Lamentablemente, cinco páginas de prosa simplona y programada emocionalmente me lo han impedido. No me meto 640 páginas de eso ni loco, oye.

Juan G.B dijo...

¡Enhorabuena: has batido el record de Tongoy! XD XD XD

Juan G.B dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Beatriz Garza dijo...

En tres palabras: MOTHER OF GOD
En relación a la reseña: Felicidades. El recurso de los polis es muy acertado y resalta precisamente la capacidad de polarización de un tema tan delicado que va más (y más) allá de las cuestiones puramente litetarias.

Juan G. B. dijo...

En otras tres palabras:
THANK YOU, Beatriz : )

Francisco Marín dijo...

Soy admirador de Aramburu, le considero un gran escritor e innovador en lo que a la literatura se refiere y más teniendo en cuenta que en el siglo XXI lo de innovar es harto difícil. Me alegro de su éxito porque considero que, como escritor, lo merece.
Sin embargo, Patria me decepcionó por varios motivos. En primer lugar, va relatando anécdotas de los personajes y lo mismo podía haber escrito doscientas páginas más (con nuevas anécdotas) que haberse ahorrado otras doscientas, lo que yo hubiera considerado preferible.
Pero lo que menos me gusta es su maniqueísmo a ultranza. Leí Años lentos hace mucho tiempo y creo recordar que trataba el tema de ETA desde otra perspectiva diferente. Me parece muy simple este tratamiento de Patria: los buenos son altos, simpáticos y guapos y todo lo hacen bien, y los malos son feos y antipáticos y todo lo hacen mal. Creo que un gran escritor como Aramburu debería apreciar que las cosas no son blancas o negras sino que tienen muchos matices. Y que un mismo ser humano puede ser, a la vez, capaz de buenas y malas acciones.
Me parece muy acertada tu reseña, a mí me quedó una sensación parecida, por un lado sí me gustó y por otro no.

Juan G. B. dijo...

Hola, Paco:
No puedo añadir nada a tu comentario excepto agradecer tus amables palabras y recordar que la reseña la hemos perpetrado en pareja, por lo que me atrevo a hacer extensivos los elogios también (e incluso más aún) a mi compañero Santi.
Un saludo y gracias de nuevo por tu visita.

Francisco Marín dijo...

Claro, fue un error de redacción y, principalmente, debido a que las reseñas suelen ser hechas de forma individual; quizá acabé atribuyéndote más protagonismo por contestar los comentarios. En fin, disculpas a Santi por la omisión y sí me parece un acierto la reseña y contrarreseña que habéis hecho a cuatro manos. Quizá también por eso han salido distintos puntos de vista aunque ninguno de vosotros sea (en exclusiva) el poli malo o el poli bueno. Saludos. Excelente blog.

Unknown dijo...

Madre mía, que filón, el "librito de marras". Yo leí Patria a instancias de un librero extremeño, señor de aspecto serio, que me dijo que era de lo mejor que había leído en años, tiene aspecto de haber leído mucho pero nunca se sabe. Si bien el libro me gustó, he de decir que estoy de acuerdo con el anterior comentarista cuando dice que podría haber escrito 200 páginas más o 200 menos y no se hubiera notado. Ahora bien, ¿es ése un problema? Yo leo Patria como la tierra de uno, la humanidad tiende a hacer de su propiedad un lugar que no le pertenece más de lo que ella pertenece al lugar, parezco Toro Sentado. Yo leo una serie de personajes, sólo uno especialmente simpático, la hermana que acaba en silla de ruedas, muy humanos, con muchos problemas, prejuicios, contradicciones, ni caricaturescos, ni extraordinarios, ni deleznables, capaces de despertar todos ellos nuestra antipatía pero también nuestra comprensión, incluyendo al hermano preso desde antes de entrar en ETA.
Creo que habla de una gente que en otra tierra y en otra situación hubiera rondado de cerca la misma infelicidad que les abruma. Y habla de cómo esa gente se ve inmersa, desde una perspectiva bastante apolítica, a una realidad en la que la violencia, y la mala suerte, endurece aún más sus vidas.
¿Chirría?
Sí, el personaje positivo. ¿Cómo puede la chica paralítica seguir adelante con la mierda de vida que le ha tocado en suerte? Es la más feliz de la panda de desgraciados, y encima cuida de todos y consigue una resolución desde un cierto "entendimiento". Que se presente a las elecciones que la voto. Bromas aparte, me gusta el personaje pero parece sacado de otro libro.
Sí, el hecho de que el hijo de una familia mate al padre de la otra, pero en una novela de tesis, y yo creo que ésta lo es, las situaciones se crean para ilustrar lo que el autor piensa, ¿o no? (No soy un especialista, soy de ciencias pero disfruto con la literatura y las historias en diversos formatos) Dicho esto, la libertad de expresión es una victoria de la sociedad, una de las pocas o de las mayores diría yo, pero eso no significa que todas las ideas sean respetables, no hay equidistancia posible cuando uno decide usar la violencia como herramienta, ni si es ETA, ni si es el gobierno electo, pero para eso hay un parlamento y unos tribunales, no son perfectos.... pero es que ojo!, más allá de Finisterre, sigue habiendo dragones.

Unknown dijo...

Por cierto, gracias y enhorabuena por el blog, dan ganas de leer.
Y una recomendación, el blog de un comentarista, probablemente disentiríamos en muchas cosas, entre otras el libro de Patria, que él no leerá, pero un vistazo a su blog me ha resultado muy enriquecedor y ya adorna mi barra de marcadores. José Juan Picos Freire dijo...
http://jjpicos.es/

Juan G. B. dijo...

Hola David:
Gracias por visitarnos y comentar tu lectura, así como por la recomendación.
A mí también el personaje que más me gustó es el de la hija en silla de ruedas, tal vez por ser la más positiva en una historia bastante ominosa, pero también porque es quién más se sale del tópico en una novela cuyo mayor defecto, creo yo, es caer en muchos de ellos.
Un saludo y espero que sigas frecuentándonos.

Manuel Benet Navarro dijo...

En realidad, Juan, Dante nunca colocó a los equidistantes en el lugar más bajo / caliente (segundo error) del infierno. Al parecer, el error procede de una concatenación de interpretaciones incorrectas, que en última instancia Kennedy popularizó en sus discursos (The hottest places in hell are reserved for...). De hecho, según el enlace que te pongo, a los equidistantes, a quien Dante, no obstante, no les deseaba nada bueno, los sitúa Dante fuera del infierno. Siento la pedantería, pero adoro estas curiosidades (como la del poema de Borges que tampoco es de Borges).

Enlace: https://quoteinvestigator.com/2015/01/14/hottest/

Nota: de los buenistas no sé si dice algo.

Juan G. B. dijo...

Hola, Manuel:
Sólo puedo decir que Dante se equivocó, pues sin lugar a dudas nadie merece más que los equidistantes sufrir el fuego y los tormentos del Infierno.
En cuanto a los buenistas, apenas merecemos otra cosa que ser devorados por Cerbero y, una vez metabolizados por su sistema digestivo (o sistemas, pues es triple en sus primeras etapas), ser convertidos en caquita.
En tido caso, gracias por tu interesante apunte. Da gusto tener lectores así. Un saludo : )

Manuel Benet Navarro dijo...

Aunque sea como mera curiosidad, Dante coloca a los neutrales fuera del propio infierno (en el vestíbulo) para que los condenados al mirarles no se vanaglorien pensando que hay almas peor que ellas. Es decir, que según Dante son peores aún que los condenados. Y de los buenistas, qué decir, y más cuando además son reseñistas. Yo creo que le habría explotado la cabeza... ;-)

Un saludo

Sol Elarien dijo...

Muy buena entrada. El libro tiene puntos fuertes pero coincido que habría sido mejor con menos páginas y menos tópicos, los personajes están tan encasillados en su papel que se quedan sin matices y resultan hasta irritantes, y el autor intenta abarcar tanto que lo único que consigue es que la obra tenga muchos altibajos.
Besos.

Elena dijo...

Con mucho retraso (en el tiempo y el mío) me lo he leído durante el confinamiento ( me negué en su momento, porque este tipo de booms literarios me producen eccemas. Me ha entretenido mucho es verdad por su ritmo y por la estructura en capítulos cortos.
Me ha traslado a mi nacimiento en el 73 en Bilbao, a cuando casi matan a mi padre, polocia nacional, a cuando el cura se negó a bautizarme por ser hija de asesino y a como mi madre cuenta como las mujeres en la pescadería, el día siguiente a un asesinato( a miembros de las fuerzas de seguridad del estado) lo celebraban por todo lo alto. Me ha generado una tristeza profunda porque para mi NADA justifica una muerte ni un maltrato ( incluida la obsesión por el rescate de animalitos abandonados, animalista y antitaurina convencida). Evidentemente no ucupa en mi librería un puesto principal ni en redacción ni por tema.
Procedo a abrir Contemplación cariñosa de la angustia de Agustina Bessa-Luís.
Seguid así por favor sois mi blog de cabecera.

Juan G. B. dijo...

Hola, Elena:
Gracias por tu comentario y además, por considerarnos tu blog de cabecera (sosoecho que será sobre todo debido a las reseñas de mis compañeros).
Feliz confinamiento o lo que queda de él.

Anónimo dijo...

Yo he leído la novela de Aramburu, como he leído otras suyas y otros textos ambientados en el mismo tiempo, espacio y circunstancias. En ninguna me han tocado el corazón como aquí y en muchos momentos la emoción me ha desbordado.
Los personajes y situaciones, tachados por algunos, líneas arriba, de esquemáticos y poco creativos, recogen situaciones demasiado vistas y familiares, es decir son hondamente reales. Es una ficción, qué duda cabe, pero demasiado inficionada de realidad.
Todos hemos conocido al empresario de humilde origen que se cree a salvo por ser vasco y , si bueno, ¿por que no?. La madre que cambia su configuración mental cuando su hijo se ve encarcelado. El cura que obvia los problemas de una buena parte de su comunidad, justamente los humillados y ofendidos, el peor personaje sin duda. El ambiente toxico, común en casi todos los pueblos de la geografía vasca. La trama y malla social de control y delación. La equidistancia atroz de la buena sociedad y la ¡no tan buena¡. La cobardía rampante de la sociedad gorda y bienpensante, no solo para oponerse a tal estado de cosas, sino para aplastar de forma inmisericorde cualquier signo de respeto hacia las víctimas. La actitud callada y heroica de otros, políticos, jueces, policías, activistas y gente común que, en el desierto más absoluto, con evidente riesgo, y haciendo frente al desprecio ordinario mantienen las reglas de la decencia y la civilidad. El silencio ominoso de tantos seudointelectuales que explican de manera sibilina las causas del conflicto y suministran munición ideológica. Los jóvenes abertzales, borrachos de consignas de aparatchiks perfectamente ubicados, que se sitúan en primera línea y que al final, tras años de acción y equipaje de muertos y cárcel pueden constatar la triste vaciedad de sus vidas. Los policías y empleados públicos que luchan en condiciones penosas durante más de cuarenta años y que en muchos casos abrazan los cantos de sirena de que la violencia se combate eficazmente con la guerra sucia y más violencia. La utilización descarada por parte de muchos, de la violencia e incluso el idioma, para maniatar la sociedad, desplazar a los incomodos y apropiarse de puestos y sinecuras de muy distinta índole. Incluso ahora resultan llamativos los sucesivos intentos de blanqueo de los violentos y de los otros, los tibios. Nadie se siente cabalmente heredero de la barbarie y el colaboracionismo. Todos estaban en las filas de la resistencia.
De ahí que el tocho de Aramburu, a falta de otros méritos dentro de la experimentación literaria, tiene sobre todo vida. Vida en el retrato descarnado del medio y de lo humano que lo puebla, del infierno grande de lo pequeño, de la crudeza y soledad que asedia a unos y a otros, del miedo como hiedra humeda que lo corroe todo, del racismo orgulloso y soberbio raíz de buena parte de los problemas, de las abundantes excusas con que muchos pueblan sus vidas, de los afectos cercanos como único asidero de vida, de la familia omnipresente, Itaca del perenne retorno, y si, tambien un débil mensaje de esperanza y reconciliación.
Son casi todos los que están y están casi todos los que son y se les llama todos por su nombre y por ello se universaliza el retrato del momento. Además es un medio útil de información y entretenimiento para el lector y por ello ha alcanzado sobradamente su objetivo.
Quizá no sea la novela definitiva de este tiempo ya que, en España, los episodios dolorosos, como la guerra civil o la conquista de América, no se entierran nunca ni alcanzan la paz propia de la reconciliación, la distancia del tiempo o la muerte. El llamado “conflicto vasco” es un caso similar, salvadas las distancias, y le faltan muchas voces y luces. La herida sigue abierta y lacerante; indicio de ello es la polémica suscitada en el blogg así como la cantidad de gente que habiendo leído el libro, niegan haberlo hecho; al poner las cosas en su sitio genera mucha incomodidad.

Pero, en adelante, cuando se hable del tema se hablara de Patria.
Jose

Aitor B. dijo...

Acabo de leer el peor libro del verano, "El mal de Corcira" de Lorenzo Silva: no he podido evitar acordarme de Patria.

Desde el punto de vista literario, Silva no aguanta la comparativa con Aramburu. Es difícil ser peor novelista que el primero!!!

Sin embargo, las dos novelas coinciden en la moralina, en su falsísima neutralidad (objetividad, se sobreentiende, antes de que alguien me tilde de filoetarra!!)y en el condescendiente enfoque (más bien desenfoque) de lo que pasó en Euskadi.

Si Patria fuera ficción, sería una novela correcta.

Pero como, bien se encargó Aramburu de proclamar a los cuatro vientos, no lo es, entiendo que es una novela-ensayo fallida y que refleja muy deficientemente una realidad tan compleja como la que se pretende abordar (si dejamos al margen algo tan obvio como que asesinar, extorsionar, amenazar y torturar es las más de las veces injustificable, y desde luego, en un país democrático como ya lo era España en los peores tiempos de aquella horrible pesadilla).

Es innegable que se ha convertido en la biblia del "conflicto vasco" para los lectores que no viven o no han vivido aquí.

Es decir, que lo que me parece a mi fallido, a lo mejor no lo ha sido tanto...y soy yo el despistado.

Lo del poli bueno y el poli malo es acertadísimo. Que cada cuál elija...