jueves, 4 de abril de 2013

David Foster Wallace: Esto es agua

Idioma original: inglés
Título original: This is water
Año de publicación: 2005
Valoración: está bien

Cuando un autor se pone de moda o, mejor dicho, cuando se convierte en un filón editorial, llega un punto en que se publica absolutamente todo lo que escribió, hasta los garabatos que un día hizo en un cuaderno mientras pedía una pizza por teléfono. Es el caso de Bolaño, que desde hace algunos años puebla las librerías de medio mundo; o de David Foster Wallace (dos autores, por cierto, que murieron relativamente jóvenes, lo que no hay duda de que ha contribuido a aumentar su leyenda). Personalmente me producen cierto reparo estas fiebres editoriales, que muchas veces tienen más de comerciales que de literarias, sobre todo cuando se llegan a publicar documentos privados que el autor quizás no escribiera para que los leyera todo el mundo (cartas, diarios, etc.).

Todo esto sirve para decir que, si no existieran La escoba del sistema, La broma infinita y El rey pálido, y si Foster Wallace no se hubiera suicidado en 2008, muy probablemente nunca se hubiera publicado este librito, de apenas 29 páginas no demasiado apretadas, que contiene un discurso pronunciado por el escritor en la ceremonia de graduación de los alumnos del Kenyon College de Ohio en 2005.

El discurso en cuestión, titulado Esto es agua, es un alegato en favor del pensamiento crítico y de la compasión (o a lo mejor sería mejor decir "empatía") como forma de encarar la vida y romper con el egocentrismo para el que, según Wallace, estamos programados por defecto. Este egocentrismo, que nos hace considerar nuestros problemas y necesidades más grandes e importantes que los de los demás, es invisible a nuestros ojos porque, al igual que los peces que no consiguen ver el agua, llevamos inmersos en él desde nuestro primer día de vida. Una formación humanista y crítica puede, precisamente, ayudarnos a desconfigurar esa visión en túnel y vivir una vida más plena y consciente.

Por supuesto que no hay nada que reprochar al discurso de Foster Wallace. Naturalmente: ¿quién podría oponerse a un discurso a favor de la compasión, y de la educación crítica, y de vivir una vida más consciente y más plena? Pero precisamente por eso, porque es un discurso tan buenrollista y poco provocador, no me parece que sea necesariamente mejor que decenas, centenares o miles de discursos semejantes pronunciados en ocasiones semejantes por personas menos famosas. Discursos que naturalmente nunca serán publicados (ni falta que hace).

Naturalmente, esto no es un ataque a David Foster Wallace como novelista, al que aún no he leído pero del que he oído cosas buenísimas (y también algunas cosas no tan buenas). Es más bien un comentario sobre el modo en que un escritor, cuando alcanza un cierto nivel de fama o prestigio, se transforma en una marca, de manera que decir "escrito por David Foster Wallace (o por Bolaño)" es el equivalente al logo de Apple o de Nike o de Lacoste en otro tipo de productos. 

Nota final: Quien quiera escuchar al propio escritor pronunciando este discurso, puede acceder a las varias grabaciones que se encuentran en Youtube.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡buenísimo eso de que se quiere publicar todo lo que un autor que se ha hecho famoso escribió por puro afán mecadológico! (eso del teléfono y la pizza me encantó)
tengo que decir que no se si este comentario se publicará porque no veo nada en los números que hay que poner para demostrar que no soy un robot (más bien, lo que soy es una persona con visión normal jajaja)

JeanP dijo...

¡Uy, a mí también! Lo de la pizza y el teléfono es todo un derroche de imaginación. Voy a tener que probarlo algún día. ¡Ya sé!, con una mano cojo el móvil y con la otra, ayudado por mi visión normal y estereoscópica, hago dibujos geométricos... jijiji...

No sigo, que luego me llaman abusón.

Anónimo dijo...

Norma JeanP ha vuelto de su gira de Payasos Sin Fronteras...

Anónimo dijo...

Santi, me gusta tu reseña pero me extraña no ver un comentario de Francesc sobre este libro. Me gustaría saber qué opina.

Francesc Bon dijo...

Bueeenas !! pues no he leído este libro (no le daría ni este nombre); es más, aconsejaría a cualquiera otras opciones para la obra de DFW. Tan pocas páginas en un autor tan extenuantemente profuso dan para muy poca idea: en La broma infinita, la nota a pie de página número 110 ocupa 11 páginas a tipo de letra 9. DFW requiere paciencia y una actitud como de esperar cualquier cosa. Como Bolaño, ya que lo mencionas, les perdono la irregularidad. Ambos, cuando llegan a su nivel más alto son simplemente inalcanzables para todos los vivos y para muchos de los muertos.
O sea, he dicho.