Título original: Filthy Lucre, Economics for People Who Hate
Capitalism
Año de publicación: 2009
Valoración: Recomendable
Un ensayo que, bajo el marchamo de absoluta objetividad, expone los principales conceptos de la economía de mercado de una forma tan elemental y didáctica que, en ciertos momentos, ni siquiera parece dirigida a adultos. Pero esta (excesiva) claridad solo se da en las definiciones, en cambio, los argumentos para defender su postura me han parecido escuetos y farragosos. Y no es extraño, ya que en la primera parte rebate los argumentos de la derecha y en la segunda los de la izquierda. Un reto tan atrayente para el autor, sobre todo si este es filósofo, como para los lectores. Naturalmente, siempre que juegue limpio, hable claro y no se contradiga. No podría afirmar que cumple las tres condiciones. Tampoco lo contrario. Después de tanta réplica y contrarréplica, estoy confundida, también me siento un poco engañada.
A
pesar de que advierte del peligro de la simplificación en que se basan las
predicciones de los economistas, es evidente que muchos de los ejemplos y
modelos que propone para avalar sus tesis son también excesivamente simplistas.
Aunque no niego que ese recorrido por las normas y principios que rigen la
economía moderna es un buen ejercicio que nunca viene mal y menos en estos
momentos. Para aclarar ideas no es preciso estar de acuerdo con todo lo que se
expone en los tratados, con reflexionar sobre los argumentos y confrontarlos
con los que teníamos previamente asumidos es más que suficiente. Incluso si la
obra en cuestión está escrita en los primeros meses de la crisis porque los
esquemas que maneja siguen siendo los mismos.
Lo
que parece meridianamente claro es que ningún ensayo de contenido económico
puede alardear de objetividad si no pone en tela de juicio las
estructuras existentes. Y Heath parte de una actitud acomodaticia, no solo ante
las de base sino en relación con cualquier factor que le favorezca
personalmente, mientras critica todo aquellos que suponga discriminación
positiva hacia sectores sociales de los que no formará parte jamás. Es decir,
adolece de la misma actitud que reprocha en otros cuando afirma:
“A lo que normalmente se oponen los prestamistas e inversores no es al seguro social, ni siquiera al principio de seguro social, sino simplemente a los tipos específicos de seguro social que protegen a los demás, especialmente a los trabajadores y consumidores.”
A medida que avanzamos, y sobre todo en la segunda parte, abundan los impedimentos a la intervención estatal y los ataques al sector público, excepto
cuando este sirve para garantizar la estabilidad financiera, como en el caso de
la emisión del papel moneda y otros similares. Aquí me pregunto ¿por qué no
regular asimismo la oferta de trabajo disponible, el techo de los salarios o la
contribución impositiva del capital? Sin embargo, muchas de sus afirmaciones sugieren que si la gente no prospera es por su culpa. Según Heath, es la
impaciencia y falta de autocontrol lo que motiva la compra a plazos que encarece
los bienes y servicios. ¿No será –me pregunto- a causa de la previa escasez de recursos? Pero
confundir causas y consecuencias es la forma más simple de hacer demagogia.
Todo
eso de que la economía se regula sola y que las leyes del mercado son las
únicas sensatas –que venimos escuchando desde antes de tener uso de razón- se
estaba quedando obsoleto a medida que lo escribía. Después del enorme
intervencionismo estatal para remediar los desastres bancarios no sé cuáles
serán sus argumentos. Porque es muy posible que los tenga.
2 comentarios:
Vi tu reseña de cien años de soledad pues intentaba ver comentarios de la obra para darme una idea de el titulo mi ensayo, después vi el nombre de el blog y tropecé con que la entrada fue en 2009 pensé que para estas fechas ya habrías desistido de tu proyecto le pique a inicio y me lleve una gran sorpresa al ver que sigues adelante, es muy raro que yo comenté pero en realidad me causaste admiración, solo que me di cuenta que no sólo tú estilo puliste si no que también dejaste de tener entradas como en la de cien años, pero aun a sí sigues adelante... Realmente te admiro, perdona si mi comentario no es apropiado, mucha suertey felicidades, sigue a sí.
Hola DC
Muchas gracias por ser un seguidor tan fiel de nuestro blog. Como puedes ver si pinchas en la pestaña "Sobre los autores" o si te fijas en la firma que se pone al pie de cada entrada, somos un equipo de diez personas. Supongo que el dato te aclarará algunas cosas.
Saludos
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