Título original: Farther Away
Año de publicación: 2012
Traducción: Isabel Ferrer
Valoración: muy recomendable
Vaya: pues va a resultar que, como en el chiste del burro, la insistencia (o el tesón) le va a dar frutos a Franzen. O sea, que empieza a elevar sus ensayos a niveles cercanos al de sus ficciones. No sé el recurso que ha empleado, pero los ensayos de Más Afuera se benefician de un tono íntimo, más confesional y más desinhibido que sus libros anteriores, que siempre me dejaron algo defraudado (siempre, repito, en relación a la enorme expectativa que me generan sus portentosas novelas), y ello eleva el nivel, lo sitúa en un punto álgido respecto a sus colecciones anteriores, alguna ya comentada en Unlibroaldía, a las que un servidor les había recriminado cierta cohibición.
Claro que a mí me resulta difícil resistirme a sus escritos cuando entra en escena su mención a su relación de amistad con David Foster Wallace, Debo reconocer que ese es un punto en el que es fácil doblegar mi escepticismo, pero es que Franzen vadea ese río con particular maestría, eludiendo sensiblería y mostrando ante el suicidio de su amigo la franqueza de la perplejidad, un adecuado equilibrio entre dolor por la pérdida y la capacidad de cabeza fría ante la situación, con lo que ese artículo, el que da título al libro y es su núcleo, ya es suficiente por sí solo, por su incalculable valor de testimonio.
Pero hay más: en los ensayos y artículos contenidos en Más Afuera encontraremos a Franzen hablando entusiasta de libros que le han gustado o influido (hay libros a los que dedica como diez páginas), siendo un montañista solitario en medio de una isla, exhibiendo militancia a favor de los animales, (en diversos países que empiezan todos por Chi: China, Chipre, Chile), pronunciando discursos, o hablando de sus respectivos matrimonios con las mujeres y con la ficción literaria. Todo a un nivel de escritura envidiable. Variado por su contenido pero cohesionado por esa especie de strip-tease, un despojarse de la última pieza al que no había alcanzado en sus recopilaciones de ensayos anteriores.
Insisto: no sé lo que ha obrado el cambio, pues algunos de estos artículos coinciden en sus fechas con los que me dejaron algo frío en Cómo estar solo, pero, quizás por el criterio de selección, da la impresión aquí de que Franzen toma conciencia de que él puede ser también un personaje como los que pueblan sus magníficas novelas. Tan lejos del divismo como de la falsa modestia, su insuperable calidad de escritura (y, hasta cierto punto, de convicción) consigue lo que hasta ahora parecía un terreno exclusivo de sus ficciones: generar un espíritu incierto y aventurero, ponerse el chaleco periodístico y hablar de ornitología (como uno de los protagonistas de Libertad) o de un libro de los años 70, resultando a la vez didáctico y fascinante. Y atraer al oyente a los temas más variopintos a través de su seducción literaria y, por fin, convencernos de que, al igual que en ficción, su nivel en ensayo lo convierte en un escritor por delante de, prácticamente, todos los demás.
También de Jonathan Franzen en ULAD: Aquí
Pero hay más: en los ensayos y artículos contenidos en Más Afuera encontraremos a Franzen hablando entusiasta de libros que le han gustado o influido (hay libros a los que dedica como diez páginas), siendo un montañista solitario en medio de una isla, exhibiendo militancia a favor de los animales, (en diversos países que empiezan todos por Chi: China, Chipre, Chile), pronunciando discursos, o hablando de sus respectivos matrimonios con las mujeres y con la ficción literaria. Todo a un nivel de escritura envidiable. Variado por su contenido pero cohesionado por esa especie de strip-tease, un despojarse de la última pieza al que no había alcanzado en sus recopilaciones de ensayos anteriores.
Insisto: no sé lo que ha obrado el cambio, pues algunos de estos artículos coinciden en sus fechas con los que me dejaron algo frío en Cómo estar solo, pero, quizás por el criterio de selección, da la impresión aquí de que Franzen toma conciencia de que él puede ser también un personaje como los que pueblan sus magníficas novelas. Tan lejos del divismo como de la falsa modestia, su insuperable calidad de escritura (y, hasta cierto punto, de convicción) consigue lo que hasta ahora parecía un terreno exclusivo de sus ficciones: generar un espíritu incierto y aventurero, ponerse el chaleco periodístico y hablar de ornitología (como uno de los protagonistas de Libertad) o de un libro de los años 70, resultando a la vez didáctico y fascinante. Y atraer al oyente a los temas más variopintos a través de su seducción literaria y, por fin, convencernos de que, al igual que en ficción, su nivel en ensayo lo convierte en un escritor por delante de, prácticamente, todos los demás.
También de Jonathan Franzen en ULAD: Aquí
6 comentarios:
Claro, claro, estoy seguro de que, originalmente, Franzen los citó en español para hacer pleno y que los bobos pudieran entretenerse con esas chorradas. ¡Qué Cyprus ni que Leches, C H I P R E!
JeanP, eres cansino.
Sí, señor. Basta de bobadas aquí y basta de bromitas que no hacen gracia y no vienen a cuento. Muerte a las salidas de tono, a los graciosillos, a la ironía barata y al sarcasmo de todo a cien. Seamos serios y adustos que esto es internet, esto es un blog de reseñas de libros, y aquí en cuanto vemos una sonrisa, tentamos el gatillo.
Es el primer libro que leía de Franzen y me ha gustado mucho, tiene una forma muy honesta de contar las cosas. En breve me lanzaré a alguna de sus novelas, dicen que es mejor Las Correcciones que Libertad ¿es así?
No he leído Libertad pero Las correcciones, salvo algún salto irregular, me ha encantado, un Philip Roth con grandes dosis de ironía.
Personalmente me cuesta decidirme entre las dos últimas novelas de Franzen, y se podría criticar que ambas tienen una estructura algo similar. Pero ambas son libros extraordinarios, ambiciosos, magníficamente escritos.
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