Idioma original: alemán
Título original:
Año de publicación: 1966-1977
Valoración: Muy recomendable
Dicen que los inventos se producen sólo cuando se dan las condiciones culturales propicias, y que cuando se alcanza ese momento es cuestión de tiempo que alguien llegue a desarrollarlos. Así podemos entender que tanto Newton como Leibniz llegaran casi simultáneamente al cálculo infinitesimal. O Darwin y Alfred Wallace a la teoría de la evolución. O Graham Bell y Antonio Meucci al teléfono. Desgraciadamente la historia sólo reconoce un ganador, que es quien ocupa un puesto en el imaginario colectivo. Los demás quedan injustamente olvidados por la mayoría.
Ese es el caso de Hunter S. Thompson y Günter Wallraff, que desde Estados Unidos uno y la República Federal Alemana el otro, llegaron de forma simultánea a lo que hoy conocemos como periodismo gonzo. Thompson quedó primero, y recientemente ha sido objeto de reseña en este blog su libro Miedo y asco en Las Vegas. Quisiera hacer justicia rescatando a Wallraff del olvido con El periodista indeseable: una recopilación de los mejores artículos publicados por el alemán entre 1966 y 1977.
Todos los artículos del libro están basados en su experiencia y escritos en primera persona. El método utilizado es siempre el mismo; adopta una falsa identidad, se infiltra en la acción, participa en ella y luego la narra. Rompe con el periodismo convencional y, en esto sí se diferencia de Thompson, no se identifica como periodista. Fue muy criticado por ello al considerarse que se saltaba uno de los principios básicos de la ética periodística, y estuvo a punto de ser condenado por ello.
Wallraff participa en la acción, se arriesga, experimenta aquello que luego plasma en sus obras. Es un militante político, un guerrillero de la información al servicio de la lucha de clases. Cuando el poderoso descubre que tiene al enemigo en casa ya es demasiado tarde. En las páginas del libro vemos a Wallraff ejerciendo de obrero en una cadena de montaje, ofreciéndose para colaborar con los servicios policiales como “soplón” para desarticular los movimientos universitarios de izquierdas, y convertido en un redactor sin escrúpulos en nómina del periódico con mayor tirada de Alemania occidental. Se trata de artículos independientes, y separados algunos de ellos por una década, pero el lector extraerá con facilidad el hilo conductor: el ciudadano común está sometido por un poder tricéfalo; la prensa le engaña, las empresas le explotan y los políticos garantizan que así sea.
La Alemania que destripa Wallraff tiene unos rasgos externos muy diferentes de los del mundo actual. La economía era industrial y la guerra fría; nadie había oído hablar de internet ni de los teléfonos móviles, y la globalización económica (tal como hoy la entendemos) todavía no era tecnológicamente posible. Pero las relaciones de poder eran exactamente las mismas que en la actualidad. El fenotipo ha cambiado, pero el genotipo sigue siendo el mismo. La empresa Melitta podría llamarse hoy Mercadona, el periódico Bild podría ser El País, El Mundo o La Razón. El partido S.P.D. podría fácilmente cambiarse por PSOE, y el C.D.U. por el PP. Y los trabajadores inmigrantes españoles por… Vaya, la historia se repite.
La lectura es fácil, amena y gratificante. Muy recomendable para quienes deseen adquirir una visión global y retrospectiva de los tiempos en que nos ha tocado vivir.
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