Idioma original: español
Año de publicación: 2006
Valoración: recomendable
¿Es Juan Villoro mejor ensayista que novelista?
Siempre nos vamos a encontrar con disyuntivas. Que si ficción o ensayo, que si tragedia o comedia, que si estilo libre o academicismo, que si clasicismo o salvaje contemporaneidad. Que si formato largo o corto. Que si barroquismo o seca concisión. Parece que todo consista en dos opciones que se presentan, en una geometría fractal que encuentra una nueva opción a cada paso, y que así se genere la caótica diversidad que es el Universo.
Siempre nos vamos a encontrar con disyuntivas. Que si ficción o ensayo, que si tragedia o comedia, que si estilo libre o academicismo, que si clasicismo o salvaje contemporaneidad. Que si formato largo o corto. Que si barroquismo o seca concisión. Parece que todo consista en dos opciones que se presentan, en una geometría fractal que encuentra una nueva opción a cada paso, y que así se genere la caótica diversidad que es el Universo.
Me quedé con un sabor agridulce cuando zanjé con un tibio está bien la última novela de Juan Villoro, Arrecife. Me decepcionó su confusa y extenuante no-estructura, poco amiga del lector, y me resultaron demasiado vistos muchos de sus escenarios y personajes. Novela de excesos. Había que probar con otra cosa, y esta apuesta segura me ha salido bien. Poco mérito el mío: ensayos sobre fútbol de un escritor afincado en Barcelona y barcelonista confeso. Anterior, eso sí, a la explosión de Guardiola y Messi. Qué hubiera escrito Villoro hoy, 13 de Marzo, cuando redacto esta reseña.
Y en este territorio, aunque quizás deberíamos empezar con los guiños y llamarle cancha, es donde Villoro parece hallarse en su hábitat propicio. Aquí no hay trama a desarrollar, que le atenace con sus necesidades caníbales (la sorpresa, el giro, los caracteres de los personajes), sino hechos a relatar y valorar que, como aficionado que es Villoro, se benefician de ese bonus intrínseco que es la suerte de escribir sobre lo que a uno le apasiona. No digo que a Villoro no le guste escribir ficción: digo algo diferente; es que la necesidad de la ficción le coarta, y el fútbol como tema literario (caso no tan aislado como parecería) le suelta, le desinhibe, y le otorga una libertad que no he visto que disfruten sus tramas en ficción.
En este sentido, este libro publicado en 2006 es casi enciclopédico; tanto que, al final, hay una relación alfabética de personajes nombrados, acaparada lógicamente por personajes del deporte, pero que incluye maestros de la literatura. De hecho, tras un prólogo llamado "calentamiento", Villoro nombra a Kapuscinski en la primera frase del libro. Otra apuesta segura.
Claro que pueden ponerse pegas: Villoro muestra rápidamente sus colores y eso sabemos que a veces supone un posicionamiento: la neutralidad rara vez existe en fútbol. Quizás esos siete años desde la publicación del libro pesan en términos de actualidad de sus premisas. O quizás los seguidores ya conozcamos algunas de esas historias. Queda claro que casi 300 páginas sobre fútbol pueden asustar a los profanos.
¿Sobre la pregunta inicial? No puedo pronunciarme, aún puede que lo mejor de este escritor mexicano esté por venir. Los ensayos de Dios es redondo, como aficionado a ambas cosas (libros y fútbol... y música y cine y series...) que soy, me parecen certeros, interesantes, chispeantes. Mucho mejores en su explicación de las pasiones que el intento de Hornby en Fever pitch y mucho más honestos que los samplers literarios que a veces se pergeñan para vender libros, y donar ganancias, en Navidad o, en Catalunya, en Sant Jordi. Opiniones de un aficionado que profundiza sin pretensiones dogmáticas ni sesgadas, valiosas palabras que pueden adaptarse a otros contextos y, en el fondo, un válido estudio, en su conjunto, del motivo por el que muchos reservamos sitio en el sofá y cerveza fresquita para cierta noche determinada de la semana.
En este sentido, este libro publicado en 2006 es casi enciclopédico; tanto que, al final, hay una relación alfabética de personajes nombrados, acaparada lógicamente por personajes del deporte, pero que incluye maestros de la literatura. De hecho, tras un prólogo llamado "calentamiento", Villoro nombra a Kapuscinski en la primera frase del libro. Otra apuesta segura.
Claro que pueden ponerse pegas: Villoro muestra rápidamente sus colores y eso sabemos que a veces supone un posicionamiento: la neutralidad rara vez existe en fútbol. Quizás esos siete años desde la publicación del libro pesan en términos de actualidad de sus premisas. O quizás los seguidores ya conozcamos algunas de esas historias. Queda claro que casi 300 páginas sobre fútbol pueden asustar a los profanos.
¿Sobre la pregunta inicial? No puedo pronunciarme, aún puede que lo mejor de este escritor mexicano esté por venir. Los ensayos de Dios es redondo, como aficionado a ambas cosas (libros y fútbol... y música y cine y series...) que soy, me parecen certeros, interesantes, chispeantes. Mucho mejores en su explicación de las pasiones que el intento de Hornby en Fever pitch y mucho más honestos que los samplers literarios que a veces se pergeñan para vender libros, y donar ganancias, en Navidad o, en Catalunya, en Sant Jordi. Opiniones de un aficionado que profundiza sin pretensiones dogmáticas ni sesgadas, valiosas palabras que pueden adaptarse a otros contextos y, en el fondo, un válido estudio, en su conjunto, del motivo por el que muchos reservamos sitio en el sofá y cerveza fresquita para cierta noche determinada de la semana.
2 comentarios:
de Villoro solo he leído ensayos y me parece un hombre inteligentísimo...tengo este libro porque uno de mis hijos juega futbol y sólo se que no es el portero (porque no lo veo cuidando la portería) y cada que juega tengo que preguntarle: ¿y cuántos son en el equipo? ¿qué posición juegas? y pensé que sería un buen libro para acercarme a este deporte que para mí, es tan complicado como la física nuclear.
Bueno: no es exactamente un libro de teoría futbolística, como habrás podido ver...
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