Año de publicación: 1964
Valoración: Imprescindible para coleccionistas; muy recomendable para lectores.
Ya hemos hablado en ULAD de narrativas no lineales: de aquellas en las que no hay un principio, un medio o un final, sino varios caminos posibles que el lector elige con mayor o menor libertad. Hablamos de Afternoon, a story, un clásico de la narrativa hipertextual para ordenador, pero también de sus antecedentes en papel, como el Diccionario jázaro de Pavic o Rayuela de Julio Cortázar, que es quizás la más conocida aunque no necesariamente la mejor. Bueno, pues Juego de cartas de Max Aub es un experimento formal todavía más audaz que estas otras, y mucho más divertido para el lector (aunque no llegue a alcanzar tampoco el nivel de lirismo o creatividad de determinados capítulos sueltos de Rayuela).
Juego de cartas está formado, como su nombre indica, por cartas, en dos sentidos: es un conjunto de naipes (dos barajas enteras, con cuatro palos de trece cartas cada una, más cuatro comodines; 108 naipes en total), que a su vez contienen en el dorso el texto de 108 cartas que diferentes personajes, generalmente identificados solo con un nombre propio, intercambian en relación con la muerte del misterioso Máximo Ballesteros. Como bonus, los dibujos de los naipes están atribuidos a Jusep Torres Campalans, el heterónimo pintor de Max Aub (sobre el cual escribió una biografía, y con cuyas obras organizó exposiciones).
Creo que en esta reseña, un par de imágenes resultan imprescindibles:
Frente de los naipes, con dibujos de Torres Campalans
Reverso de los naipes, con las cartas de los personajes sobre Máximo Ballesteros
Juego de cartas es efectivamente un juego, o por lo menos eso indica la caja en la que vienen las cartas, con unas instrucciones que no creo que haya que tomarse muy en serio; pero Juego de cartas es sobre todo una novela, una narración en la que efectivamente, a diferencia de Rayuela, el autor cede al azar la disposición de los textos y el orden en el que el lector se enfrenta a ellos. Cada carta es un texto independiente, muy pocas cartas se relacionan unas con otras y -hasta donde he podido indagar- no hay un sistema de correlación entre los números o los palos del naipe y lo que se cuenta en su reverso, salvo por los comodines, que son los textos más breves y más misteriosos ("Valía por todos", "No había nadie", "Fue por casualidad", "No teníamos otra cosa que hacer"...).
Desde cierto punto de vista, hasta se podría decir que esta es una novela policiaca. El protagonista, Máximo Ballesteros ha muerto, y al menos tres teorías intentan explicar su muerte: ataque al corazón, suicidio, o asesinato a manos de su esposa Carmen. Las cartas que componen la baraja (muchas de ellas escritas por sus amantes, ex-amantes, mujeres seducidas y/o abandonadas; algunas por su mujer; otras por su dentista, su maestro de escuela, su hermana...) nos presentan las tres posibilidades, y quizás la respuesta se encuentre en algún lugar del texto (como sucedía en Afternoon, a story) o quizás no.
Pero Juegos de cartas, en una lectura algo más profunda, es, creo yo, una novela sobre la identidad, sobre la imposibilidad de llegar a conocer a nadie, o sobre las múltiples facetas que presentamos en la vida pública y privada. Máximo Ballesteros es para algunos personajes un diablo, un egoísta, un imbécil; para otros, un hombre astuto, trabajador, honesto. En definitiva, se está poniendo en práctica ese tema tan posmoderno que es la disolución del yo (aunque esta obra, conviene recordarlo, fue publicada originalmente en 1964). Son muchas las barajas que plantean esta cuestión; aquí van solo algunos ejemplos:
Hacía tiempo que tenía ganas de echarle el guante a esta novela-juego; desde que supe de su existencia hace ya (da miedo hacer cuentas) veinte años. Ahora he conseguido por fin tenerla, gracias a una edición cuidada, bonita, elegante, de Cuadernos del Vigía. No es una obra barata (unos 50€ cuesta), lo que la convierte más en un objeto de coleccionista de rarezas, que en un simple libro para el disfrute lector; pero eso sí, quien se decida a entrar en el juego pasará unas cuantas horas entretenidas intentando adivinar, como dicen las intrucciones, "quién fue Máximo Ballesteros".
- "Los hombres son un 'puzzle', un juego difícil de componer -y más de recomponer-, porque siempre nos los entregan hechos polvo -para los ídem- a ver qué y quién sale".
- "Uno es como es y nadie sabe cómo".
- "¿Cómo era? ¿Quién lo sabe? ¿Tú? Pues atente a ello, cada quien con su verdad".
- "Uno es como es para sí, no como parece para los demás".
- "¿Cómo era Máximo? De una sola manera: como creías que era. ¿Que los lunes lo veías azul y los martes verde? Confórmate, por mucho que te digan los demás, por mucho que añadas y amontones, por mil dudas que hagan surgir para ti: era azul los lunes y verde los martes"
Otros libros de Max Aub en ULAD: Las buenas intenciones
9 comentarios:
Muy buena reseña, aunque no me queda claro si se puede jugar con las cartas o solo se leen; es decir, ¿habéis intentado jugar siguiendo las instrucciones? Hace mucho tiempo que tengo ganas de leer esta novela o juego o lo que sea. Una pena que sea tan cara. Por cierto, ¿aún se edita? Porque imagino que las librerías no prestarán las cartas...
*quería decir "bibliotecas", no "librerías"
¡Hola, GGN! Sí, la edición que reseño yo es de 2010, si no me equivoco, y yo la encontré hace un par de meses en una librería de Madrid. Me imagino que habrá bibliotecas que tengan este "libro" y se pueda llevar prestado, sí.
Sobre si se puede jugar o no, pues hombre, la instrucciones dicen que se repartan las cartas y cada uno vaya leyendo fragmentos hasta que alguien adivine "quién es Máximo Ballesteros". Creo que puede ser divertido hacer una lectura en grupo y en voz alta de las cartas, e incluso como actividad de clase de literatura puede funcionar muy bien. Ahora, un juego propiamente dicho no creo que sea...
Pregunta pedante de turni: ¿Tendrà algo que ver con "El castillo de los destinos cruzados" de Calvino? (O sea al revés, porque ésta es posterior)
Pero si es un "Elige tu propia aventura" guapísimo!!!
Qué buena pinta tiene! Y qué pedazo de reseña!
Juan: creo que todas estas novelas (Rayuela es del 63; Juego de Cartas del 64; el grupo OuLiPo comienza a trabajar en los sesenta; el Castillo de Italo Calvino es del 69...) responden a un mismo deseo de liberarse de la linealidad y que, por algún motivo, estaba en el "espíritu de la época". No sé si hay influencia directa de unas en otras o si simplemente muchas personas intentaron hacer cosas parecidas en lugares diferentes.
Primo del supremo líder: pues sí, esos "elige tu propia aventura" con los que jugábamos de pequenos (los de Timun Mas eran los mejores), ¡en realidad eran lo más de lo más de lo posmoderno!
Santi, que buena reseña. Me encanta Max Aub desde que lo descubrí con Jusep Torres Campalans.
GGN, yo lo pude sacar de una biblioteca, en otras es solo de consulta. Un saludo
Preguntaba lo de la biblioteca porque la picaresca española me dice que quien consulte o saque el libro sin duda aprovechará para robar alguna de las cartas. Pero quizás queden buenas personas en el mundo y no me había enterado...
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