Título original: Marlenes Schwester / Theorie der Drohung
Traducción: Isabel García Wetzler
Año de publicación: 1.975
Valoración: Recomendable
Botho Strauss es un personaje estrechamente vinculado al teatro, al que se ha dedicado en distintos menesteres, y en su faceta de escritor es conocido sobre todo (aunque no mucho) como dramaturgo. No obstante, desde bastante pronto alternó la creación dramática con la narrativa, una de cuyas primeras obras fue, si no estoy equivocado, La hermana de Marlene. Tampoco vamos a engañarnos: este librito lo encontré por casualidad no recuerdo cuándo ni dónde, y por supuesto yo no tenía la menor idea de quién era este señor hasta que me decidí a indagar un poco. Porque uno lee este pequeño volumen (no llega a 100 páginas) y es normal que se quede algo perplejo y pase enseguida a preguntarse cosas acerca del autor, porque tiene bastante poco que ver con lo que estamos más o menos acostumbrados a leer en lengua alemana (Böll, Grass, y gente así)
La hermana de Marlene es un relato tan corto como desasosegante. No posee una secuencia lógica, es una especie de gran elipsis de la que surgen sucesivos flashes vistos desde múltiples perspectivas, que a veces son reflexiones (la tentación del suicidio), un cuento que a su vez es parte de la misma trama, situaciones que aún no han ocurrido (o sí?), o instantáneas de una sensación. Se forma así un patchwork complejo que parece no llevarnos a ninguna parte, y sólo con algún esfuerzo atinamos, muy al final, a descubrir algunas claves entre la bruma. Los personajes (Marlene y su hermana, dos turbios caballeros, más algún otro outsider) son instrumentos de una estructura que se diría más bien aleatoria, donde se funden la enfermedad física y el vacío espiritual, el miedo, los silencios, y lo que parecen pistas falsas en un laberinto que no resulta fácil de desentrañar.
No voy a negar que ese carácter algo críptico impide disfrutar más del relato, pero también me gusta ese juego (de aire un poco gótico) en que Strauss enseña siempre menos de lo esperado, construyendo un paisaje atractivo por lo inquietante.
Teoría de la amenaza es una narración algo más extensa y, a primera vista, más convencional, aunque no tan diferente de la anterior. En la vida de un escritor irrumpe una situación incomprensible y, tal vez empujado por la necesidad de crear, el buen hombre admite la novedad con cierta naturalidad, hasta hacerla parte de su existencia. Aunque la historia es más lineal, convergen de nuevo realidad y ficción (o sueño? o deseo? o recuerdo?) sin que sepamos nunca dónde termina una y dónde empieza la otra, si es que existen de verdad esos dos planos. Strauss incorpora asimismo una oportuna dosis de metaficción que ofrece salidas al argumento, aunque –una vez más- no siempre válidas.
En conjunto, la propuesta es sugestiva, y confieso que en una primera lectura me cautivó por completo. Ahora, con una perspectiva más amplia, reconozco que se le pueden detectar carencias y desajustes propios de un texto que requeriría afinar algo más. Pero creo que se puede concluir que ambas fórmulas –más arriesgada en Marlene, más asequible en Teoría- funcionan, que dejan un rastro de incomodidad y momentos de intensidad muy apetecibles. Con todo lo cual, el resultado se antoja escaso, y nos quedamos con la duda de cómo resolverá Strauss una construcción más compleja y amplia. Lo que a su vez nos emplaza a un futuro reencuentro con este peculiar autor.
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