Año de publicación: 2007 y 2015
Valoración: recomendable
Miguel Gallardo fue en su momento uno de los progenitores del irredento y añorado Makoki, un icono de los procelosos 80. Desde entonces, Gallardo se ha dedicado a proseguir su carrera de dibujante de cómics e ilustrador en general y además, a ejercer de padre, pero en este caso de una persona de carne y hueso, su hija María. Que cuando se publicó el primero de los libros hoy reseñados, tenía once años. ¡Ah, y padecía autismo, antes de que se me olvide!
Vale, era broma: claro está que no se me iba a olvidar. Los dos libros giran, en principio, en torno a esta "peculiaridad" de María, a cómo se relaciona la niña con el resto del mundo y, sobre todo, con su padre. Ambos se refieren a épocas de vacaciones que pasan juntos, puesto que, habitualmente, él vive en Barcelona y su hija en Canarias. En María y yo el destino vacacional es, precisamente, un resort en el sur de Gran Canaria ("The Dorado Beach"), repleto de alemanes colorados como gambas y adictos al buffet libre. Días de playa -a María le encanta jugar con la arena-, piscina, actividades juntos... y tratar de establecer una comunicación entre padre e hija que no siempre resulta fácil -es decir, más allá de lo fácil o difícil que resulta la comunicación habitual entre un padre y una hija o hijo- y en la que tienen un papel inusitado los pellizcos de María, los gritos y las preguntas en bucle... También, no seamos negativos, los muy útiles pictogramas, las imprescindibles rutinas, las recurrentes listas de amigos y familia... y desde luego, el amor, la ternura y la complicidad, las herramientas más eficaces de todas.
Unos años más tarde, con película documental por medio (y muy recomendable; para interesados: aquí), la chiquilla ha crecido, claro, y ya ha pasado hasta la adolescencia, turbulenta como todas, hemos de suponer. María ya tiene 20 años y sigue pasando las vacaciones con su padre, en esta ocasión entre Barcelona y un pueblo de la Costa Brava, pues ya se han cansado de los resorts para guiris con todo incluido. las dinámicas entre padre e hija , y de ésta con el resto del mundo, han cambiado algo, pero no mucho. Siguen los gritos, los temibles pellizcos -no necesariamente a quien no le gusta-, los bucles sin fin... pero también un par de elementos que les ayudan a relacionarse entre sí y, en el caso de María, con sigo misma y sus intereses, más adultos: la música, ecléctica pero siempre absorbente y el dibujo, una actividad nueva para ella , que comparte con Miguel y crea un lazo, un hilo de unión entre ellos que parece mucho más fuerte de lo que podría pensarse a simple vista.
También están los problemas claro. las inevitables miradas de la gente, las dificultades de comunicación en algunos momentos, la eterna preocupación sobre el futuro de María... Pero la impresión que dejan los dos ¿cómics? (no son cómics, en realidad, ni historieta ni novela gráfica. Son... libros ilustrados, supongo. Libros con pocas palabras, sin embargo) es de un optimismo trabajado a conciencia, una voluntad férrea, por parte de ambos, padre e hija, de ser felices. Quizás el secreto esté, para ellos y para todos -sobre todo para los aquejados de esa otra incurable dolencia que es la paternidad, pues al fin y al cabo de eso tratan estos dos libros: del escurridizo arte de ser padre o madre e hija o hijo- radique en las palabras de la camiseta que viste María, las de un sabio chino de ignoto nombre: "Be water, my friend". Pues eso, a ser agua. Que buena falta nos hace...
Unos años más tarde, con película documental por medio (y muy recomendable; para interesados: aquí), la chiquilla ha crecido, claro, y ya ha pasado hasta la adolescencia, turbulenta como todas, hemos de suponer. María ya tiene 20 años y sigue pasando las vacaciones con su padre, en esta ocasión entre Barcelona y un pueblo de la Costa Brava, pues ya se han cansado de los resorts para guiris con todo incluido. las dinámicas entre padre e hija , y de ésta con el resto del mundo, han cambiado algo, pero no mucho. Siguen los gritos, los temibles pellizcos -no necesariamente a quien no le gusta-, los bucles sin fin... pero también un par de elementos que les ayudan a relacionarse entre sí y, en el caso de María, con sigo misma y sus intereses, más adultos: la música, ecléctica pero siempre absorbente y el dibujo, una actividad nueva para ella , que comparte con Miguel y crea un lazo, un hilo de unión entre ellos que parece mucho más fuerte de lo que podría pensarse a simple vista.
También están los problemas claro. las inevitables miradas de la gente, las dificultades de comunicación en algunos momentos, la eterna preocupación sobre el futuro de María... Pero la impresión que dejan los dos ¿cómics? (no son cómics, en realidad, ni historieta ni novela gráfica. Son... libros ilustrados, supongo. Libros con pocas palabras, sin embargo) es de un optimismo trabajado a conciencia, una voluntad férrea, por parte de ambos, padre e hija, de ser felices. Quizás el secreto esté, para ellos y para todos -sobre todo para los aquejados de esa otra incurable dolencia que es la paternidad, pues al fin y al cabo de eso tratan estos dos libros: del escurridizo arte de ser padre o madre e hija o hijo- radique en las palabras de la camiseta que viste María, las de un sabio chino de ignoto nombre: "Be water, my friend". Pues eso, a ser agua. Que buena falta nos hace...
1 comentario:
podrian leer este libro tambien va en actualizacion poco a poco una historia que et envuelve https://www.wattpad.com/232589688-%C2%A1%C2%BFwho-is-the-strange-man-%C2%BFwho-is-the-special-woman
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