lunes, 8 de septiembre de 2025

Jesús Moncada: Camino de sirga

Idioma original: Catalán
Título original: Camí de sirga
Año de publicación: 1988
Traducción: Joaquín Jordá
Valoración: Casi imprescindible 

La lectura de las primeras página de Camino de sirga podría llevarnos a influencias tales como Bearn o la sala de muñecas y El Gatopardo. Ya sabéis, aquello de un mundo y una clase social en descomposición, etc. 

Pero a medida que avanzamos en la lectura vemos que la novela tiene un componente social o político (o socioeconómico) que aquellas no poseían y es así como las referencias más cercanas  pasan a ser García Márquez, mi adorado Ramiro Pinilla o Faulkner. Macondo, Getxo, Yoknapathawpha (y Mequinenza), lugares literarios reales o ficcionados alrededor de los cuales representar el mundo y su Historia.

En el caso que hoy nos ocupa, Camino de sirga es una crónica novelada (también podríamos, hasta cierto punto, etiquetarla como novela histórica) de la localidad de Mequinenza, sepultada bajo las aguas por la construcción de unos pantanos allá por 1971. 

Es precisamente el comienzo de la demolición de los edificios de la localidad el punto de partida de un desfile de fantasmas que, gracias a la arquitectura espectral y confusa de la memoria, nos llevará por todo el siglo XX (Primera Guerra Mundial, guerra civil, posguerra). 

Dos ríos, el Ebro y el Segre, y dos minerales, el carbón y el lignito, organizan la vida económica y social de la cuidad. Así, burgueses y trabajadores, navegantes y mineros, señorones, criadas, proletarios... completan un fresco completísimo del siglo XX en España (una vez más, aquello tan barojiano de hablar de tu aldea para hablar del mundo) pintado a través de decenas de historias y personajes en las que predominan la tragedia y el humor. Es este ultimo punto otra de las diferencias que encontramos entre Jesús Moncada de autores y obras ya citadas.

Pero si por algo destaca Camino de sirga es por ambición, estilo y ritmo: ambición por resumir en 350 páginas los últimos 100 años de una localidad a través de multitud de historias individuales, estilo por utilizar una prosa en la que combina, con igual acierto, la novela "de época" con la novela social y ritmo por mezclar todos estos ingredientes y hacer que la novela se disfrute y se lea en un suspiro.

Quizá, y solo quizá, habrá quien pueda acusar a Moncada de posicionarse ideológicamente, de tomar claro partido, etc. Bueno, puede que no sea su libro y punto, pero yo tengo bien claro que la de Moncada es literatura de altísima calidad, literatura contra la muerte y el olvido, literatura de la "periferia de la periferia" (sí, tetes, en la Franja de Poniente se habla y se escribe en catalán), pero sobre todo profundamente universal.

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