Idioma original: inglés
Título original: The Invention of Solitude
Traducción: Marc Rubió en catalán para Edicions 62 y M.ª Eugenia Ciocchini Suárez en castellano para Seix Barral
Año de publicación: 1982
Valoración: entre recomendable y está bien
Título original: The Invention of Solitude
Traducción: Marc Rubió en catalán para Edicions 62 y M.ª Eugenia Ciocchini Suárez en castellano para Seix Barral
Año de publicación: 1982
Valoración: entre recomendable y está bien
A pesar de que Paul Auster es uno de mis autores de cabecera (no en vano es el autor del que más libros tengo en mi biblioteca personal), su prolífica trayectoria literaria siempre deja lugar a lecturas olvidadas y, por ser un gran admirador del autor, a su vez pendientes.
En este libro de marcado perfil autobiográfico, el autor construye dos partes claramente diferenciadas. En la primera de ellas, «Retrato de un hombre invisible», el autor nos narra cómo recibió la noticia de la muerte de su padre y el sentimiento de premura que sintió al saber que tenía que escribir sobre él antes de que fuera demasiado tarde, antes de que lo olvidara, pues su padre era de los que no dejaban huella en la vida de los demás, ya que, «en el sentido más profundo e inalterable, era un hombre invisible. Invisible para los demás, y muy probablemente también invisible para sí mismo. Si, mientras estaba vivo no dejé nunca de buscarlo, no dejé nunca de intentar encontrar un padre que no estaba, ahora que está muerto tengo la sensación de que todavía tengo que continuar buscándolo». Un padre ausente en su mayor tiempo, no físicamente, pero sí a nivel emocional, afectivo, más por su manera de ser que por intencionalidad, algo que el autor remarca al confesar que «pienso que para él el mundo era un lugar remoto, un lugar al cual nunca pudo acceder de verdad». Auster recuerda a su padre como una persona muy trabajadora, con gran afán de ganar dinero, pero de gastar poco, alguien que «a pesar de tener dinero, y poderse permitir todo lo que quería, parecía un pobre». Alguien que «lo que deseaba no era el dinero por si mismo, sino aquello que representaba (…) tener dinero no únicamente significa poder comprar cosas: significa que la necesidad del mundo no te afecta nunca». Para alguien así, Auster admite con pesar que probablemente para él «fui un mal hijo. O sino exactamente un mal hijo, al menos un desengaño, una fuente de confusión y tristeza. Para él no tenía sentido que le saliera un hijo poeta (…) mi padre creía que yo desaprovechaba mis dotes, que no quería crecer». A pesar de ello, «no estábamos unidos, pero no perdíamos el contacto». De igual modo, en esta parte autobiográfica, Auster también tiene un recuerdo de su abuela y nos relata como ella asesinó con una pistola a su abuelo esgrimiendo que este la maltrataba (motivo por el cual fue declarada a la postre inocente) así como el intento del hermano de este de vengar su muerte disparando a su vez a la mujer. Estos hechos debieron transformar a un niño que, por aquel entonces era todavía un crío.
En la segunda parte del libro, «El libro de la memoria», Auster nos devuelve a sus personajes recurrentes envueltos de azar en el que nos traslada y evoca momentos históricos como la ocupación nazi y Anna Frank, así como la tercera guerra mundial a partir de una serie de personajes coetáneos o incluso que nos llevan recuerdos por coincidencias temporales en lugares históricos. También, en este libro que hace un retrato de la soledad y la ausencia, Auster nos habla de la vida y la muerte y lo enlaza con el Pinocho de Collodi (con una gran comparación entre la versión literaria y la que mayoritariamente conocemos a través de Disney), así como también nos habla de Van Gogh o los cuentos de la mil y una noches.
En resumen, un libro menor dentro de la gran biografía del autor norteamericano, pero que, especialmente en su parte principal, nos ayuda a conocer mejor su pasado y su vida, origen y semilla de su gran y extensa obra literaria.
Otros libros de Paul Auster en ULAD aquí
2 comentarios:
de menor nada, es uno de los libros clave de la obra de Auster, como así ha reconocido Vila-Matas que tanto ha escrito sobre este libro. Fundamental.
Hola, Abad de Santillan. Entiendo tu punto de vista y por lo que sé es ampliamente compartido, pero a mi no me pareció tan bueno como otras de sus obras. Cuestión de gustos, supongo.
Saludos y gracias por comentar la entrada!
Marc
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