viernes, 12 de septiembre de 2025

Ibán Manzano: Las casas que arden

Idioma original: Español
Año de publicación: 2024
Valoración: Recomendable

Las casas que arden es una colección de siete relatos escritos por Ibán Manzano. Siete relatos que ostentan una prosa rica, protagonizados casi exclusivamente por mujeres, siempre salpicados por una insinuación sobrenatural, desarrollados a través de premisas creativas y articulados alrededor de metáforas cuya nitidez no les resta un ápice de sugerencia. 

Todos son muy buenos. Incluso los que, a mi juicio, carecen de la profundidad u originalidad del resto, o los que no acaban de exprimir al máximo su potencial, dejan pese a todo un regusto de lo más satisfactorio.

En "La piel subterránea", a una limpiadora encargada de los trabajos más insalubres se le pega un hedor a cadáver que se intensifica a diario. Es tan sencillo como efectivo. Además de albergar buenas dosis de crítica social, incluye una escena realmente siniestra.

En "El síndrome de Estocolmo", una mujer destapa una conspiración al descubrir que el piso de sus amigas se parece al de su infancia. Aunque va de más a menos, es una satisfactoria muestra de esa literatura en la que lo insólito se cuela en lo cotidiano por una rendija. A fin de cuentas, su atmósfera, sus misterios y sus giros argumentales me han recordado a mi admirado Jared Roberts.

En "Las noches sin silencio", una mujer incapaz de ganar dinero por su cuenta instrumentaliza la demencia de su madre para no perder el domicilio familiar. Tiene, junto con "Las casas que arden", el retrato psicológico más logrado del conjunto. También destaca por su redondez estructural.

En "Conglomerado", diversas personas se reúnen en unos edificios en construcción. Único relato coral del volumen junto a "Todo lo que se robó", presenta un elenco admirablemente amplio y una ambiciosa vocación abstracta. Si bien no he acabado de entender lo que pretendía transmitir, su lectura ha supuesto una experiencia fascinante, y varios de sus componentes son harto memorables a nivel individual.

En "La casa que arde", una mujer policía que está de vacaciones con su esposa y sus hijas rescata a una anciana de un incendio. Hace un extraordinario retrato psicológico de su protagonista y sublima perfectamente sus inquietudes a través del elemento fantástico.

En "Entre el fósforo y la llama", la actriz principal de una franquicia de películas de acción sospecha que una especialista es la misma que falleció en un rodaje anterior. Si bien tiene un arranque potente, se decanta por derroteros algo básicos para mi gusto. 

En "Todo lo que se robó", un grupo de adolescentes organizan ouijas en apartamentos turísticos vacíos por culpa de las restricciones del coronavirus, ya que ahí se acumulan los espíritus de los recién fallecidos. A pesar de la innegable creatividad de su planteamiento y la solvencia de su desarrollo, no acaba de cuajar del todo.

Resumiendo: Las casas que arden es un libro sumamente recomendable, en especial para los amantes de la literatura sutil, introspectiva y bellamente narrada. Si bien es cierto que hay relatos mejores que otros, todos merecen la pena, pues ostentan siempre la misma finura estilística y cierta audacia en el fondo.

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