domingo, 2 de septiembre de 2018

Alejo Carpentier: El siglo de las luces

Idioma original: castellano
Año de publicación: 1962
Valoración: Imprescindible

Aunque soy poco aficionado a las relecturas, hay libros que merecen una segunda vuelta, apartar sin miramientos las novedades editoriales y la lista de pendientes, y dedicar las horas que sean necesarias a una joya ya conocida, uno de esos que dejaron huella. Es cierto que a veces han pasado muchos años y las sensaciones no son las mismas, es cuando uno se queda un poco mustio pensando ‘bueno, en su época me fascinó, pero ahora lo veo de otra forma, no está mal pero, siendo objetivo, tampoco era para tanto’. No, no es eso lo que ocurre con El siglo de las luces, juro que no.

Alejo Carpentier, cubano nacido en Suiza y según algunos inspirador del boom de la literatura hispanoamericana, aparece aquí con una novela histórica. Pero no se alarmen sus señorías: el escenario no es en este caso un adorno floral ni una excusa para exhibir supuestas erudiciones. Estamos en el Caribe en plena explosión de la Revolución francesa, y ese tiempo y lugar en principio tan ajenos entre sí son exactamente los adecuados para lo que don Alejo quiere contar.

Los hermanos Carlos y Sofía, junto con el primo Esteban, que es como un tercer hermano, quedan huérfanos en Cuba al morir el padre, un rico hacendado. Poco tiempo después conocen a Victor Hugues, comerciante de pocos escrúpulos que recorre las islas del Caribe tras cualquier negocio que pueda reportarle beneficios. La poderosa personalidad de Victor deslumbra a los chavales, estableciéndose entre todos estrechos vínculos, que reúnen inquietudes culturales (la Enciclopedia ha llegado a las clases altas) y unas irrefrenables ganas de vivir y experimentar.

Pero estamos a finales del Siglo de las Luces, los aires de la Revolución han traspasado el Atlántico, y tras ellos arrastrarán sobre todo a Victor y a Esteban. Ganados para la causa, ambos se implican con todas las consecuencias, aunque sus papeles van poco a poco divergiendo: Victor se instala en las estructuras del poder, y pasa a ser lo que llamaríamos un político profesional; Esteban nunca deja de ser un intelectual, un moralista que observa con creciente recelo la deriva de su amigo. Según avanza la historia, el fanatismo de Victor se convierte en obediencia ciega, y con la llegada del periodo del Terror, se pone a la cabeza de la represión con mano de hierro. Las atrocidades se suceden, y es así como Carpentier plantea la tesis fundamental del libro.

La Revolución es desde luego un movimiento liberador, al menos a la escala de la época, ataca los privilegios más escandalosos y enarbola una impactante Declaración de Derechos. Y, si nos centramos en el ámbito de la novela, supone nada menos que la abolición de la esclavitud. Pero el símbolo de la llegada al Caribe de las nuevas libertades lo tenemos ya en las arrebatadoras páginas iniciales del libro, con la guillotina erguida sobre la proa del barco que arriba a la costa. Así que esa Revolución no se hará sin sangre, como seguramente ninguna, y la sangre parece reclamar siempre más sangre. La represión será feroz y cada vez más demencial, y las nuevas autoridades cambian de rumbo sin pestañear a las órdenes que llegan de Paris (aunque lleguen con meses de retraso, provocando situaciones disparatadas): primero ruedan sin medida cabezas de antirevolucionarios, chivatos o sospechosos de tibieza; luego se libera a los negros y se organiza una patente de corso como negocio que florece a la luz de la República; la Iglesia, primero proscrita y perseguida con furia, encuentra después una tolerancia inesperada; más adelante se vuelve a cargar contra los negros-ciudadanos, que tal vez han demostrado excesiva pasión por la libertad. El nuevo orden, las libertades y los derechos, metamorfoseados en tiranía, crímenes y arbitrariedad. Un proceso, o al menos una etapa, que parece inevitable en todo proceso revolucionario.

El relato es de esta forma toda una exposición política, pero también sociológica y psicológica, porque vemos crecer y transformarse a los personajes en paralelo a los acontecimientos: Victor asume por completo su rol de gobernante, para lo que considera imprescindible volverse despótico y soberbio, en tanto que en Esteban anida el desengaño por la corrupción de las ideas en las que todavía cree. Pero, aunque en segundo plano, vemos también madurar a los dos hermanos, que tampoco han abandonado aquellas ideas, pero que desde su vida burguesa, lejos de los conflictos, son incapaces de admitir su degeneración.

Se podrá decir que a veces abruma Carpentier con su estilo barroco, que abusa de las enumeraciones o que podría haberse ahorrado algunas descripciones (pocas, la verdad) donde se relaja dejando correr cierta vena poética. Pero poco importan algunos pequeños excesos cuando la historia que cuenta es tan poderosa, y se presenta con un ritmo impecablemente acompasado a las situaciones. Nos estremecerá contemplar la llegada de la libertad bajo la presencia de la Máquina; nos hará reflexionar sobre el precio que hay que pagar por los grandes cambios; entenderemos a Victor, abducido por el poder sin límites, a Esteban, cansado de que la vida se le vaya en una lucha que ya no siente como suya; nos emocionaremos con Sofía, atrapada entre una juventud que vive en sus ideas y la realidad que no es capaz de manejar. Y, como lectores, nos sentiremos inmersos en ese mundo enloquecido en el que lo nuevo y desconocido irrumpe como un huracán, mientras la selva y la personalidad de las islas y sus habitantes, todo un conjunto que parece inmutable, plantea dudas sobre el arraigo del nuevo orden.

Sin pretender hacer más vistoso un relato que ya es en sí espectacular, ni simplificar unos personajes que brillan en sus múltiples facetas, la armonía que consigue Carpentier con todos estos elementos hace de El siglo de las luces un libro que no se puede dejar de leer. Más que Imprescindible, debería decir Obligatorio.

Otras obras de Alejo Carpentier en ULAD: El acosoEl reino de este mundoConcierto barrocoLos pasos perdidosEl recurso del métodoEl recurso del método

12 comentarios:

Koldo CF dijo...

Buenas, compay!

Me pasó con El acoso lo mismo que a ti con El siglo de las luces: relectura brutal.Creo que tb ha llegado la hora de releerlo.
Por otro lado, y creo que ya lo hemos comentado en otras entradas, qué lástima que autores como Carpentier, Uslar Pietri o Mujica hayan sido relegados casi al olvido!

Abrazo!

Carlos Andia dijo...

Desde luego, en la narrativa hispanoamericana hay autores y obras más bien poco conocidos que merecerían un puesto mucho más relevante. Pero para eso estamos nosotros, para darles bola y ponerles 'imprescindibles'! (pero solo cuando lo merecen, claro)

Saludos.

Diego dijo...

Buena reseña, gran obra y grandísimo autor.

Carlos Andia dijo...

Muchas gracias Diego. El libro merece esto y mucho más.

Saludos y gracias por comentar.

ToniLV dijo...

Buena reseña de un libro del que guardo muy buen recuerdo. Cuando oigo "El siglo ...", la imagen que me viene es la de la guillotina en la proa del barco para a renglón seguido relacionarla con la novela.

Carlos Andia dijo...

Esa imagen, con la que empieza el libro, es impresionante, y todo un símbolo que resume la tesis de Carpentier sobre la Revolución, que ami me parece extensible a todas las Revoluciones. Y la propia guillotina resume en sí misma el devenir del proceso: primero funciona de forma febril ante la expectación general, luego va reduciendo su actividad, para terminar arrinconada en un solar. Y el libro está lleno de imágenes impresionantes, de motivos para la reflexión, pero también de ritmo, de fluidez... En fin, que me parece una obra maestra, no sé si se ha notado mucho.

Gracias por tu aportación, Toni.

Anónimo dijo...

Leída con 19 añitos, una de los hitos fundamentales de mi experiencia lectora. Recuerdo que, impactado por su lectura, tras acabarla leí sin interrupción "Los Pasos Perdidos", "El Acoso" y "La Consagración de la Primavera". Quizá las semanas más intensas de mi vida como lector.
Gracias por el post.

Carlos Andia dijo...

Gracias a ti por el comentario. A seguir disfrutando de estas lecturas!

El Puma dijo...

Extraordinaria reseña de un extraordinario libro, que leí hace más de 30 años y me dejó una imborrable huella. Si, de lectura obligatoria, Carlos!

Carlos Andia dijo...

Como alguna vez han apuntado mis compañeros, es mucho más fácil reseñar un libro bueno, y éste lo es en grado máximo (Bueno, yo añadiría que también es fácil, o al menos divertido, reseñar un libro muy malo, pero esa es otra cuestión).

Como siempre, encantados de contar con tu opinión, Puma.

Unknown dijo...

Esta novela me sonaba por formar parte de lo que llamaron "Boom Latinoamericano", pero no sé por qué no sabía ni el argumento. Es como si hubiera pasado desapercibida entre las obras de García Márquez, Vargas Llosa o Cortázar.

Leída la reseña, tengo que decir que el tema me interesa muchísimo y le daré a esta obra la oportunidad que merece.

Gracias por traer de vuelta esta novela.

Carlos Andia dijo...

Aunque por las fechas entraría de lleno en el famoso concepto del boom, hay quien considera a Carpentier más bien un precursor de aquel colectivo. En todo caso, como en todo 'movimiento' hay unos pocos grandes nombres que ensombrecen a otros muchos autores, que como tú dices pasan desapercibidos. Y realmente creo que merece la pena escarbar un poco, por debajo de lo más conocido, porque encontramos auténticas joyas como esta.

Muchas gracias por tu opinión.