miércoles, 27 de agosto de 2025

Eduardo Mendoza: El asombroso viaje de Pomponio Flato

Idioma: español

Año de publicación: 2008

Valoración: recomendable

Palestina; primeros años del siglo I, durante el mandato del emperador Octavio Augusto. "¿Qué han hecho los romanos por nosotros?", se preguntaban los judíos que vivían en aquellas tierras, sojuzgados por Roma, dos mil años antes de que sus descendientes se dedicaran a perpetrar un infame genocidio sobre los hombres, mujeres y niños de Gaza. Bueno, pues aparte del alcantarillado, la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras y los baños públicos, sí que hubo un romanos que hizo mucho por unos judíos en concreto; se trata de Pomponio Flato, ciudadano del orden ecuestre y filósofo natural -o aspirante a serlo- quien, tras sufrir cierto descalabro en su salud y peculio durante su búsqueda por Cilicia de ciertas aguas milagrosas, llega a Nazaret acompañando al tribuno Apio Pulcro. Allí es contratado por un niño de nombre Jesús, hijo de María, para que le ayude a exonerar a su padre, el carpintero José (sí, ya sé quienes parece que son, pero, igual que el autor de la novela, no lo voy a afirmar, no sea que concitemos la animadversión de los ínclitos Abogados Cristianos o de cualquier otra agrupación, congregación o secta integrista, ya se encuentre dentro de la Iglesia Católica o fuera de ella), condenado por el asesinato del rico Epulón. En su pesquisa, digan de un Sam Spade, Philip Marlowe o incluso un Gran Lebowsky, Pomponio indagará en los diferentes estratos de la sociedad nazarena, entrevistando tanto a la acaudalada familia de la víctima o a su criado, el efebo griego Filipo, como a mendigos y cortesanas, sacerdotes del Sanedrín o legionarios romanos.  Con ayuda, eso sí, del párvulo Jesús y de su agreste primo Juan.

Más allá de su adscripción al género de misterio o, de forma más improbable aún, a la novela histórica, El asombroso viaje... es sobre todo una obra llena de humor (no obstante, y lo digo siempre que reseño algo de este autor, no se trata de Sin noticias de Gurb. Repito: NO SE TRATA DE SIN NOTICIAS DE GURB... No sea que se me llenen los comentarios de gente diciendo lo mucho que les gustó ésta y lo que les han decepcionado otras novelas de Mendoza); es verdad que un humor quizás no del gusto de todo el mundo, puesto que se basa, en gran medida, en el contraste entre la pedante prosopopeya de la que hace gala el protagonista y las situaciones o comentarios algo chuscos entre las que se mueve; también, en continuas referencias culturales que tal vez hoy en día ya le sean ajenas a una parte de la población lectora -digamos que para disfrutar de la novela conviene tener ciertas nociones de Historia Sagrada, filosofía clásica, mitología grecolatina, las fábulas de Esopo y las tradiciones navideñas catalanas, entre otras cosas-, pero pensemos que Eduardo Mendoza es ya un señor de cierta edad que se educó, por tanto, en una época en la que a estos conocimientos se les daba mayor importancia. Pero estoy convencido de que quien esté en condiciones de disfrutar de esta lectura, con su despliegue de erudición, ironía y sorna, sin duda lo hará; cierto es que no estamos ante una de las grandes obras de este escritor, no siquiera, insisto, ante una de sus mejores novela cómicas, pero, desde luego, tampoco es uno de los títulos, más deslavazados, con los que nos decepciona de vez en cuando, impelido, creo yo, por la urgencia editorial. Así que sí, El asombroso viaje... es una novela que me atrevo a recomendar sin reparo alguno (y eso que me consta que entre los reseñistas de este mismo blog, por los general tan atinados, hay a quien no le gusta nada... Pero bueno, pensemos que también hay a quien le encantan ciertos libros perpetrados por Sara Mesa o Marta Sanz).

Y, por supuesto: #StopGenocidioGaza y #VivaPalestinaLibre...

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